Una tortuga muerta en la playa de A Lanzada

Es un ejemplar de “Caretta caretta”

La tortuga aparecida en A Lanzada.

La tortuga aparecida en A Lanzada. / SEO-BirdLife

Manuel Méndez

Manuel Méndez

La playa grovense de A Lanzada, donde los temporales de invierno suelen empujar los cadáveres de delfines, ballenas y otros mamíferos marinos, además de aves, recibió en los últimos días el cuerpo sin vida de una tortuga marina.

Es, más concretamente, un ejemplar de la popular tortuga boba (Caretta caretta), que “se localiza prácticamente en todos los mares cálidos del planeta, y tanto en mar abierto como en aguas poco profundas, zonas costeras, bahías y estuarios, acercándose únicamente a las playas de nacimiento para el desove”, explica la Fundación CRAM.

Una especie marina “altamente migratoria e incluida en la categoría de amenaza de “vulnerable” en el Catálogo Español de Especies Amenazadas (CEEA).

Redes fantasma

Aunque es una especie muy castigada por las artes de pesca y, de forma especial, por las llamadas “redes fantasmas”, el ejemplar aparecido en A Lanzada no presentaba signos aparentes de haber sido víctima de la interacción del ser humano.  

La Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), que gestiona en O Grove la Reserva Ornitológica de la que forma parte la playa de A Lanzada, confirma que “no tenía heridas ni había nada que indicara las causas de su muerte”.

Necropsia

Se determinará con la necropsia a practicar por los expertos de la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (Cemma), responsable de la Red de Varamientos de Galicia, a la que fue entregado el cadáver de la tortuga y que tiene sobrada experiencia en el manejo de este tipo de animales marinos.

Imagen que usa el Ministerio para divulgar su campaña de preservación de las tortugas marinas.

Imagen que usa el Ministerio para divulgar su campaña de preservación de las tortugas marinas. / Miteco

Baste recordar la gran cantidad de tortugas que llegaron enfermas o heridas a la costa y fueron cuidadas por este colectivo hasta que recuperaron las fuerzas suficientes para ser devueltas al medio natural del que provienen.

Cabe indicar que la tortuga boba es una especie sometida a un plan de conservación dirigido por el Ministerio para la Transición Ecológica, que la considera una “especie clave en los ecosistemas marinos”.

En los que ejerce como “depredador, presa y competidor, hospedador de parásitos y patógenos, sustrato para epibiontes y como transportadora de nutrientes y energía, desde las zonas marinas ricas en nutrientes donde se alimenta hasta las playas de anidación pobres en nutrientes”.

Bioindicador

Además de consumir animales marinos enfermos o muertos y reducir los riesgos de enfermedades, según explican en el Gobierno central, donde también hacen hincapié en que esta especie “se considera indicadora del buen estado ambiental del medio marino”.

El plan de conservación aludido detalla que en la actualidad, las tortugas marinas no son especies objetivo de la pesca profesional, “pero forman parte de las capturas accidentales, denominadas también acompañantes, incidentales, accesorias o bycatch”.

Unas capturas “consideradas como su principal amenaza en el mar, siendo, en España, especialmente intensa en el Mediterráneo y en el Golfo de Cádiz”.

En este sentido, el Ministerio para la Transición Ecológica apunta que “la interacción con artes de pesca puede producir su muerte directa o indirecta”, así como “graves daños primarios, como amputaciones, desgarros y laceraciones, contusiones, ahogamientos, fracturas, sangrado profuso, síndrome descompresivo, miopatía por captura o acidosis metabólica”.

Junto a “daños secundarios tales como inmunosupresión, infecciones secundarias, alteraciones del sistema digestivo e interacción traumática con otras especies”.