Envase para microondas que alarga la vida del mejillón

Los bateeiros de Opmega presentan un artículo que les permite seguir expandiéndose

La presentación del nuevo método de envasado a los socios de Opmega. |   //  FDV

La presentación del nuevo método de envasado a los socios de Opmega. | // FDV

Manuel Méndez

Manuel Méndez

La Organización de Productores de Mejillón de Galicia (Opmega), con medio millar de socios agrupados en doce delegaciones, distribuidas en Portugal y las rías de Muros-Noia, Arousa, Pontevedra y Vigo, sigue dando pasos firmes hacia la acuicultura del futuro.

El salto definitivo lo dio, quizás, cuando hace un año, al abrigo de su Plan de Producción y Comercialización (PPYC 2022), dio a conocer su propia planta de congelado y envasado de vianda y de molusco en media concha.

Todos los palos

Pero Opmega no se detuvo en aquello que, por sí solo, ya era un avance decisivo para cerrar el ciclo tocando todos los palos, desde la producción a la transformación y comercialización del “oro negro” de batea.

Lejos de conformarse con dicha industria puesta en marcha en Boiro, esta Organización de Productores (OPP-18), presidida por Ricardo Herbón, siguió investigando, buscando colaboradores y experimentando para seguir favoreciendo la actividad de sus asociados y garantizar al consumidor un producto de la máxima calidad.

Razón por la cual ahora está en condiciones de anunciar que dispone de un nuevo método de envasado capaz de alargar la vida del mejillón un 40%.

Lo cual es tanto como decir que Opmega, la entidad mayoritaria del sector bateeiro gallego, podrá seguir consolidándose en sus mercados actuales sin dejar de conquistar otros muchos, cada vez más alejados y complicados.

Ricardo Herbón, presidente de Opmega, observa las dos nuevas máquinas envasadoras |   //  FDV

Ricardo Herbón, presidente de Opmega, observa las dos nuevas máquinas envasadoras | // FDV / Manuel Méndez

Así se ha explicado a los asociados tras un acto de presentación del nuevo método de envasado que corrió a cargo del propio Herbón y un representante de la empresa Teixpac, colaboradora de Opmega en este ambicioso proyecto.

"En mejores condiciones"

Se les dijo, por ejemplo, que esto va a permitir “llegar a un mayor número de clientes ofreciéndoles el mejor producto y en las mejores condiciones”.

Como también que sustituir la actual malla de rejilla por el nuevo envase, tipo bandeja, contribuye a “preservar durante más tiempo todas las propiedades nutritivas del mejillón”.

Y no solo eso, sino que se trata de un envase apto para el microondas, lo cual se adapta mucho mejor a las nuevas tendencias culinarias y a los hábitos de los consumidores más jóvenes.

Para hacerlo realidad, Opmega incorpora dos líneas gemelas de empaque “que garantizan la inviolabilidad del nuevo envase y reducen la merma del producto sin variar un ápice sus bondades”, explican en la entidad.

30.000 kilos diarios

En consecuencia, Opmega adquiere “una capacidad de producción de 30.000 kilos diarios de mejillón”, además, de como se explicaba anteriormente, “alargar la vida útil del molusco en más de un 30% o un 40% respecto a la tradicional malla”.

El nuevo envase que incorpora Opmega.

El nuevo envase que incorpora Opmega. / FdV

Las expectativas son tan altas que Opmega ya ha alcanzado un acuerdo “con una importante superficie comercial a nivel nacional para distribuir el ‘oro negro’ de las rías gallegas a cualquier consumidor que lo demande en dos formatos: 750 gramos y 1 kilo”.

De este modo, empleando el nuevo dispositivo de envasado, “el producto llegará en las mejores condiciones a casa del comprador en cualquier parte de España”, destaca el equipo que preside Ricardo Herbón.

La puesta de largo del nuevo sistema de envasado.

La puesta de largo del nuevo sistema de envasado. / FDV

El mismo que, junto a Óscar Ledesma, del departamento comercial de Teixpac, explicó que las dos nuevas líneas de producción constituyen “un traje a medida tanto para el mejillón como para las necesidades de distribución y comercialización del producto”.

Media concha

Necesidades –volviendo al principio de esta información– atendidas también por la nueva planta de producción, centrada en el congelado y envasado de vianda y de mejillón en media concha.

Una planta, dicho sea de paso, que congela el mejillón de máxima calidad con “una finalización que sigue los estándares IQF y un glaseado uniforme del producto”.

Así lo destaca la propia organización, donde consideran que con este proyecto se cumplen varios objetivos de la Organización Mundial del Comercio, como la mejora de las condiciones de comercialización de los productos de la acuicultura y la identificación de las salidas para comercializar y/o canalizar la producción”.

Sin contaminación

Cabe recordar, pues FARO DE VIGO ya dio cuenta de ello en abril de 2022, que un vez congelado el mejillón, “sale directamente en la sala de envasado, garantizando que se evita cualquier tipo de contaminación”.

Para lo cual “es vital la climatización de la sala y el uso de la maquinaria necesaria para su distribución en cajas, con un pesaje exacto y homogéneo, en envases que garanticen la conservación del producto, el correcto etiquetado y la trazabilidad”.

Ricardo Herbón y Óscar Ledesma.

Ricardo Herbón y Óscar Ledesma. / FDV

Lino Suárez, como gerente de Opmega, detallaba entonces que el molusco “se almacena previamente en cámaras a 0 grados” y que “a continuación entra en el túnel del congelado a través de una cinta de alimentación con elementos vibradores y oscilantes que lo reparten uniformemente y evitan que se solidifique, accediendo después a una segunda zona en la que se congela utilizando una técnica de flotación, para que las viandas no se unan entre sí”.

Glaseado

Después llega el “glaseo”, con el que se recubre el mejillón “con una solución acuosa para preservar todas sus características organolépticas”.

Y acto seguido se efectúa el “secado rápido” o “cristalización” del molusco, “obteniendo un producto de calidad separado y sin escarcha”.

Una vez completado el proceso, desde la planta de Boiro puede salir “oro negro” de batea a granel, en cajas de cartón de un máximo de 10 kilos con una bolsa interior; o bien en bolsas individuales, con un peso que oscila entre los 200 y 1.000 gramos, introducidas en cajas de cartón para su paletizado, almacenamiento y conservación.

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