Así salvaron a los "patitos feos" del río Con
Murieron cinco parrulos apenas unas horas después de nacer, pero rescataron a tres
Hace justamente una semana, algunos vilagarcianos se disgustaron y apenaron al ver a ocho patos que parecían condenados a morir. Tenían apenas unas horas de vida y habían sido abandonados por su madre en el río Con, a merced de las gaviotas, las ratas y el frío.
Una vilagarciana decidió intervenir y consiguió rescatar a seis, llevándolos a su casa y dándoles alimento. Estaban moribundos, de ahí que aquella misma noche perecieran tres, parece que por una bacteria supuestamente relacionada con la contaminación del Con.
Los otros siguen con vida gracias a esa cívica ciudadana y a cuantos la animaron y ayudaron desde la orilla.
Eran las cinco de la tarde del pasado lunes. En el río Con, a su paso por el parque de A Xunqueira y el pazo de Vista Alegre, ocho patos nacidos solo unas horas antes trataban de sobrevivir, rodeados de ejemplares adultos que no parecían aceptar su presencia y de gaviotas que empezaban a mirarlos como si fueran alimento.
Algo que también pensarían las ratas que suelen encontrarse en ese mismo punto del cauce fluvial.
Muy pronto, una de las gaviotas atacó y comió al primero de aquellos pequeños patos que tanta ternura despertaban entre quienes observaban la escena.
A las seis de la tarde, los siete patitos que quedaban empezaban a mostrar síntomas de debilidad y miedo, por lo que trataban de evitar ser arrastrados por las corrientes y se acurrucaban como buenamente podían, sin poder salir del agua ni ponerse a salvo, para intentar darse calor y, quizás, algo de consuelo.
O Jato Meco
La escena fue compartida en las redes sociales, de ahí que en O Grove se enterara una vecina vinculada a la asociación O Jato Meco, Diana Otero, quien telefoneó a una amiga y compañera de fatigas en el mismo colectivo, residente en Vilagarcía, a quien informó de lo que estaba sucediendo en el Con.
Era Andrea Costa, de 39 años, quien recibía aquella llamada. Sin pensárselo dos veces se dirigió al río para tratar de rescatar a aquellos patos abandonados a su suerte por su madre.
Eran ya las siete de la tarde cuando llegó al lugar, del que ya había desaparecido otro de los patos.
Numerosos vecinos preocupados
Allí se encontró a un buen número de vecinos que observaban la escena con pena y preocupación, de ahí que algunos telefonearan a Protección Civil para pedir ayuda. Aunque en ese departamento les indicaron que, tras haberlo consultado con la concejalía de Medio Ambiente, no podían hacer nada por aquellos animales.
Pero Andrea Costa sí quiso hacer algo. Con botas de goma y ayudada por una escalera que ni siquiera necesitó, gracias a la colaboración dispensada por las personas que allí se encontraban, bajó al río y empezó a rescatar a aquellos tiernos patos amarillos y negros.
Quedaban seis
Ya solo quedaban seis, y logró rescatarlos a todos cuando era cuestión de minutos que perdieran la vida también, puesto que empezaban a agonizar a causa del hambre, el frío y el miedo.
Condenados a morir, dado que las gaviotas esperaban a que la zona se despejara para ir a por ellos, tuvieron la suerte de acabar en las manos de Andrea Costa, que vive cerca del río y, como se decía antes, no dudó en ir a por ellos y llevárselos a casa.
Murieron en casa
Una vez allí les dio el calor, alimento y protección que necesitaban. Aunque no fue suficiente para tres de los ya debilitados y enfermos parrulos, que murieron a lo largo de la noche, afectados por una bacteria que puede estar relacionada con la contaminación del cauce fluvial que atraviesa el centro de Vilagarcía.
“En cuanto Diana me llamó y me contó lo que sucedía no dudé en acudir al río porque entendí que era lo que tenía que hacer; me dolió no poder salvar a esos tres patos que murieron ya en mi casa ni a los que habían comido antes las gaviotas, pero al menos los otros tres se encuentran ahora bien de salud y creciendo alegres”, explica la propia Andrea Costa.
Lo hace desde Barro, donde vive su padre. Un hombre de 63 años que no dudó en ayudar a su hija preparando en su huerto un lugar adecuado para los tres patos supervivientes.
Los mismos que esta tarde, en manos de Andrea, se mostraban felices, siendo apreciable el crecimiento que han experimentado desde el lunes anterior.
Agua sucia
“Lo cierto es que el agua estaba tremendamente sucia y pensé que acabarían muriendo todos, pero, afortunadamente, he podido salvar a estos tres”, explica la rescatadora.
En cuestión de una o dos semanas, cuando puedan valerse por sí mismos, “los devolveremos al río”, anuncia junto a su padre.
Ellos, como otros vecinos que presenciaron la escena, se preguntan “por qué el ayuntamiento no hizo nada, ya que podrían haberlos recogido y llevarlos durante unas semanas a un centro de recuperación de animales o buscar otra solución”.
A lo que añade que “esto pasa muy a menudo con los patitos y la gente lo pasa mal viendo a las gaviotas devorándolos”.
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