Casi sin hacer ruido, trabajando duro y no renunciando a nada. Así crece Sociedad Cooperativa Gallega Ría de Arosa, que tiene sus orígenes en un grupo de parquistas –a principios de los años setenta– y parece empeñada en demostrar que otro modelo de gestión marisquera es posible.
Lo hace trabajando el mar como cualquier cofradía, pero también como los comuneros explotan su monte, dando absoluto protagonismo a las familias que sustentan el proyecto.
Esta cooperativa está formada por alrededor de 450 socios accionistas, entre los que hay alrededor de quince que realizan labores de marisqueo a flote, junto a medio centenar de vecinos que practican el marisqueo a pie.
Y hay que incidir en eso de que son vecinos porque todos pertenecen a la parroquia de Abanqueiro, en el municipio arousano de Boiro, en la comarca de Barbanza.
La cooperativa Ría de Arosa está formada por unos 450 accionistas y medio centenar de mariscadores
Esto es así porque, para formar parte de este proyecto, es una de las condiciones indispensables haber nacido allí, o bien residir en la parroquia durante un mínimo de dos años.
El crecimiento experimentado por esta cooperativa en los últimos tiempos hace que su modelo de trabajo despierte enorme expectación en el sector productor, transformador y comercializador, dentro y fuera de la ría de Arousa.
Marisco seleccionado "en su mejor momento"
En la cooperativa Ría de Arosa explican que “como somos productores, tenemos la oportunidad de seleccionar el marisco en su mejor momento, reduciendo los tiempos desde su extracción hasta nuestras instalaciones y siendo rigurosos con la trazabilidad y cadena de frío en todas las fases”.
Esta es una de las razones por las cuales esta entidad es “proveedor gourmet del sector conservero gallego, adquiriendo en su nombre los mejores moluscos que demandan las industrias después de someterlos a un riguroso proceso de depuración”.
Esa proyección también genera, por qué no decirlo, una buena dosis de envidia sana entre los mariscadores de diferentes pósitos arousanos, sobre todo ahora que van a más los problemas internos en algunos de ellos, aumentan las discrepancias entre puertos y no deja de registrarse una preocupante pérdida de productividad.
Lo cierto es que mientras Galicia pasaba del primero al tercer puesto del ranking de abastecedores de bivalvos en el mercado nacional, por detrás de Portugal e Italia, la cooperativa boirense que preside José Antonio Casais Treus seguía creciendo.
Y mientras se constataba una campaña tras otra, un día tras otro, el estrepitoso fracaso del libre marisqueo en la ría, esta cooperativa arousana se convertía en “un buen ejemplo a seguir”, según indican los empresarios depuradores consultados.
Destaca por su plan de vigilancia las 24 horas y las acciones de dragado, arado del lecho marino y siembra
Quizás porque la cooperativa Ría de Arosa tiene sus propias playas o zonas de trabajo, depuradora, cetárea, red de distribución y puntos de venta exclusivos, incluidos un par de puestos en la plaza de abastos de Santiago.
Además, ofrece reparto directo a los restaurantes –sus principales clientes– y cuenta con una plataforma de comercialización online desde la que envía producto a todo el país.
No solo distribuye la almeja y el berberecho que obtiene en sus bancos, sino también centollo, bogavante, buey, langosta, volandeira, camarón, cigalas, ostras, vieiras, pescado de todo tipo y otras muchas especies que se despachan vivas y a las que se suma una variada relación de producto congelado.
Con todo ello –también con la venta de albariño para acompañar los pedidos– obtiene una facturación de aproximadamente 600.000 euros anuales, de los que una parte corresponde a la venta de la almeja y el berberecho que esta entidad mima en sus bancos.
Tiene sus propias playas, así como una red de venta y distribución, depuradora y cetácera
Los cultiva con un método de trabajo que parece sencillo, pero que, en realidad, requiere de un enorme sacrifico y complejidad, de ahí que no se aplique igual en otros puntos de la ría.
Contra los furtivos y los depredadores
Se basa en el establecimiento de turnos de vigilancia las 24 horas del día, para evitar los efectos del furtivismo.
Como también en la introducción de medidas de protección de sus bancos frente a los depredadores, para salvaguardar sus bivalvos.
Se sustenta, igualmente, en la eliminación periódica de las algas que se acumulan sobre las zonas productivas, además de organizar “batidas de caza” para, desde embarcaciones y con ayuda de ganchos sin dientes, retirar del agua ese argazo antes de que se deposite sobre el substrato.
No faltan, lógicamente, las tareas de siembra de semilla de almeja, ni el arado del lecho marino mediante el que se favorece su oxigenación.

Estas son solo algunas de las claves que explican el éxito y llevan a recordar que, ante el declive del libre marisqueo en las zonas comunes de la ría, muchos en el sector abogaron por arar el lecho marino de Os Lombos do Ulla para oxigenarlo, realizar dragados, aportar áridos y aplicar medidas similares que nunca llegaron a ejecutarse.
“A salvo del furtivismo” y con abundancia de berberecho
“Aunque tenemos problemas cuando se producen riadas, estamos a salvo de otros tan importantes como el furtivismo porque estamos haciendo las cosas bien”, reflexiona José Antonio Casais Treus, el presidente de la sociedad cooperativa Ría de Arosa.
Y cuando dice esto se refiere a que “no solo disponemos de vigilancia permanente, sino que luchamos contra las invasiones de algas, oxigenamos el terreno, sembramos y, en definitiva, hacemos todo lo necesario para conseguir la máxima rentabilidad”.
Por eso ahora, cuando en otros sitios se habla de la desaparición de especies como el berberecho, en Abanqueiro se maravillan viendo la extraordinaria fijación de esta especie.
“Hace muchos años que no se veía tanto berberecho”, proclama con orgullo el presidente de la cooperativa arousana antes de destacar, también, las “buenas tallas” que alcanzan sus bivalvos.
Pues todo eso es lo que sí se hace en los bancos de la cooperativa Ría de Arousa, que de este modo tiene mucho camino andado para afrontar el futuro con esperanza.
Es cierto que sigue estando a merced de problemas incontrolables que pueden producir mortandad de marisco, como sucede con las riadas que reducen bruscamente la salinidad. Pero también lo es que el buen cuidado de la “tierra” hace que esta cooperativa juegue con ventaja.
El “sello azul” de la MSC
La misma que le confiere el hecho de diferenciar sus productos y su depuradora con la marca PescadeRías y disponer, desde 2013, del conocido como “sello azul” de la organización internacional independiente sin ánimo de lucro Marine Stewardship Council (MSC).

Un sello, cabe recordar, por el que durante años suspiró la Denominación de Origen Protegida (DOP) Mexillón de Galicia, mediante el cual se garantizan los estándares de calidad de la pesca salvaje sostenible.
Producto adquirido en las lonjas arousanas
Como comercializadora, la sociedad cooperativa asentada en el Concello de Boiro recurre tanto a su producción propia como a la que se subasta en las lonjas arousanas de Cabo de Cruz, Rianxo, Aguiño o Ribeira.
En estos y otros puertos “adquirimos el pescado más fresco de Galicia que se descarga diariamente en las dársenas bajo el sello de calidad de la marca PescadeRías”.