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Así es el desplome de la almeja en Arousa

Extracción de bivalvos en los bancos marisqueros de O Grove. M. Méndez

La producción de bivalvos en Galicia no acaba de recuperarse. Aunque, en líneas generales, han mejorado los registros ofrecidos el año pasado en las lonjas de la comunidad, gracias al aumento experimentado en algunas de ellas por especies de pectínidos como la vieira, volandeira y zamburiña, no es menos cierto que el descenso es significativo para otras como la almeja bicuda, la babosa y la japónica, tanto respecto a los ocho primeros meses de 2020 como en relación al mismo periodo de 2019.

Un descenso en las descargas que también experimentan el berberecho, la almeja fina y la rubia si se compara el balance de este año con lo que sucedía antes de la pandemia, aunque mejorando los resultados del pasado ejercicio.

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La causa de todo esto es que en Arousa, donde se asienta tradicionalmente la producción de bivalvos más variada e importante de la comunidad, esta familia atraviesa este año momentos ciertamente complicados que lastran la producción global.

Al igual que sucede en la ría de Muros-Noia, mientras que en las de Pontevedra y Vigo su comportamiento está siendo más que aceptable.

Balance global en Galicia

El conjunto de la familia de los bivalvos arroja en Galicia, entre el pasado 1 de enero y el 31 de agosto, un resultado de 38 millones de euros, obtenidos por la comercialización de 3.452 toneladas de producto, lo cual mejora los 33 millones de euros logrados en pleno confinamiento, tras declararse la pandemia, e incluso supera las 3.293 toneladas de entonces.

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Pero esos registros están lejos, aún, de los casi 44 millones de euros y las 4.795 toneladas de bivalvos alcanzados en los ocho primeros meses de 2019.

Como queda dicho, las diferentes especies de pectínidos ayudan a maquillar el resultado global de los moluscos bivalvos, pero hay otras que hacen gala de una preocupante escasez en rías como la arousana, animando a los depuradores a buscar almeja en los bancos marisqueros portugueses, como se explicaba en FARO DE VIGO en la edición de ayer.

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La almeja babosa, sin ir más lejos, bajó de casi 404 toneladas en los ocho primeros meses de 2019 a 274 en el mismo periodo de 2020, y a menos de 197 toneladas en el actual ejercicio; mientras la japónica, que representa el caso más sangrante, pasó de 1.953 toneladas a 1.595 y a 1.176 toneladas, respectivamente.

La situación en cada ría:

Si se analiza la situación por zonas productivas se aprecia mejor esta tendencia y se constata que las causas del descenso global de producción hay que buscarlas, precisamente, en la ría más productiva, la arousana:

  • Arousa

En sus bancos marisqueros, donde los bivalvos constituyen una familia fundamental para las gentes del mar, el descenso global experimentado es más que notable, ya que bajaron de 2.908 a 2.165 y a 1.936 toneladas en los tres períodos referenciados, cuando la comercialización de babosa fue de 286, 201 y 104 toneladas respectivamente.

Con la japónica ocurre algo curioso, ya que en los ocho primeros meses de 2020, cuando el cierre del canal Horeca a causa del estado de alarma por COVID causaba estragos en el sector, se despacharon 1.201 toneladas, es decir, prácticamente la misma cantidad que en 2019, antes del coronavirus. Pero este año también se nota el bajón productivo de esta especie, que se queda en poco más de 730 toneladas.

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  • Pontevedra

Los puntos de primera venta de la ría pontevedresa comercializaron 408 toneladas de bivalvos entre enero y agosto pasados, lo cual representa un claro incremento respecto al mismo periodo de 2020, cuando se subastaron en sus lonjas 261 toneladas, y se acerca mucho a las 449 toneladas despachadas antes de la pandemia.

La japónica, por ejemplo, bajó desde las 323 toneladas de 2019 hasta las 159 toneladas del año pasado, recuperándose ahora para superar las 277 toneladas, mientras que la babosa bajó de 27 a 17 toneladas, para subir en el presente ejercicio a más de 19 toneladas.

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  • Vigo

La venta de bivalvos en las lonjas de la ría viguesa superan, incluso, el total subastado antes de la pandemia, por lo que pueden citarse como un claro ejemplo de recuperación.

Prueba de ello es que de las 474 toneladas de los ocho primeros meses de 2019 bajaron a poco más de 250 toneladas en el mismo periodo de 2020, elevándose en lo que va de año por encima de las 505 toneladas.

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Esa tendencia se aprecia, por ejemplo, en el caso de la almeja babosa, que de casi 14 toneladas en ocho meses de 2019 bajó a algo más de 10 al año siguiente y se elevó por encima de las 20 toneladas entre enero y agosto pasados.

La nota negativa en esta ría la pone la almeja japónica, que rozó las 297 toneladas entre enero y agosto de 2019, bajó hasta las 141 toneladas en el año del confinamiento y se desplomó hasta 69 toneladas en el presente ejercicio.

Sea como fuere, al analizar los resultados de esta ría hay que tener muy presente, ya que esto ayuda a explicar por qué se duplicó la producción de bivalvos respecto al año pasado, que la “cornicha” (almeja blanca) rozó en los ocho primeros meses del actual las 305 toneladas y generó 1,5 millones de euros, mientras que en 2020 se había quedado en 342 toneladas y en 2019, apenas superaba las 300.

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  • Muros-Noia

Al analizar el papel de las Rías Baixas, donde se asienta la actividad marisquera que lleva a los mercados el grueso de los bivalvos gallegos, hay que referirse también a Muros-Noia, donde especies como el berberecho tienen siempre mucho que decir.

Pero este año se aprecia, como sucede en Arousa, que la producción de bivalvos está limitada, debiendo conformarse con 250 toneladas que están por debajo de las 312 toneladas alcanzadas entre enero y agosto de 2020, a pesar del confinamiento. Y, desde luego, están a una considerable distancia de las 455 toneladas despachadas en el mismo periodo de 2019.

Vista general del puerto de Muros. M. Méndez

Esto se debe, por ejemplo, a que el berberecho pasó de 213 a 157 y a 75 toneladas en los ocho primeros meses de 2019, 2020 y 2021, respectivamente, mientras que la evolución de la babosa fue de 46, 22 y 24 toneladas, y la experimentada por la almeja japónica fue de 94, 69 y 74 toneladas.

Descarga de vieira en el puerto de Cambados. Iñaki Abella

Un año positivo para pectínidos y solénidos

Dentro de la familia de los bivalvos destacan los pectínidos, que en el conjunto de Galicia parecen atravesar un buen momento, a pesar de los discretos resultados ofrecidos en la ría de Arousa.

La vieira, por ejemplo, se mantuvo en 49 toneladas tanto en los ocho primeros meses de 2019 como en el mismo periodo de 2020, para subir este año hasta las 80 toneladas, mientras que la volandeira pasó de 108 a 69, para recuperarse en este 2021 y rozar las 122 toneladas.

En Arousa, sin embargo, la vieira bajó de 49 a 33 y a 31 toneladas, respectivamente, mientras que la volandeira pasó de 108 a 69 y a 122 toneladas.

Más llamativa es la evolución en Vigo, que de no despachar vieira pasó a comercializar casi ocho toneladas.

Junto a los pectínidos aparece otra conocida familia de moluscos bivalvos, como son los solénidos. La navaja, sin ir más lejos, mantiene el pulso a pesar de la pandemia, pues si bien su producción bajó hasta las 309 toneladas entre enero y agosto de 2020, después de haber rozado las 393 toneladas en el mismo periodo de 2019, este año da signos de recuperación, tras llegar a las 347.

Una estabilidad que también parece apreciarse con el longueirón y el longueirón vello, que en 2019 alcanzaron las 80 toneladas, para bajar a 60 toneladas tanto en 2020 como en 2021.

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