Después de que hace semanas decidiera interrumpir la actividad en los bancos de Os Lombos do Ulla, la asociación Rañeiros da Ría, que es la encargada de gestionar el libre marisqueo en Arousa, anuncia a los mariscadores de a flote que la semana que viene no solo permanecerá cerrada esa zona, sino también las de O Bohído y Cabío.
Parece una prueba más del fracaso de este modelo de gestión en las zonas comunes de la ría, donde la rentabilidad ha caído en picado en los últimos años mientras desde el propio sector se demandan dragados, resiembras y todo tipo de acciones de regeneración.
Pero esas medidas no se aplican y las cofradías que en su momento reclamaron esa gestión directa pueden arrepentirse ahora de haberla conseguido, ya que el libre marisqueo parece un pozo sin fondo difícil de reflotar.
“Otras zonas”
Argumentan en Rañeiros da Ría para justificar su decisión, limitándose la actividad exclusivamente a las denominadas “otras zonas” –pequeños espacios diseminados por la ría–, que se interrumpe el libre marisqueo a causa de “los bajos precios”.
Algo con lo que discrepan las empresas depuradoras y comercializadoras consultadas.
En este caso sugieren que “el problema de fondo está en la nula rentabilidad del libre marisqueo, por eso la almeja japónica de las mujeres (mariscadoras de a pie) dobla el precio de la babosa que descargan los hombres (mariscadores de a flote)”.
En relación con esto, los depuradores sugieren que “si lo que se extrae no vale la pena, pues no compensa comprar, y por eso caen los precios”.
Dicho de otro modo, que “si no hay un volumen suficiente de producto a causa de la baja productividad del libre marisqueo, es preferible ir a comprar a otro lado para garantizar el suministro que requieren nuestros clientes”.