Territorio de artista

“Una obra no está terminada hasta que se somete a la mirada del espectador”

Salvador Rodríguez

Salvador Rodríguez

Hace poco más de diez años, Din Matamoro encontró, artísticamente, la luz que necesitaba, aunque que tal vez ni siquiera lo supiese conscientemente. Pero es mejor que lo explique el propio Din, cuando nos habla de su TERRITORIO DE ARTISTA: “Si algo tiene de especial este taller-estudio en el que trabajo es que la luz natural entra directamente por la ventana. El anterior, que estaba en el casco vello de Vigo, era muy bonito, pero parecía una especie de gruta: cerrabas la puerta y estabas en la oscuridad, paliada únicamente por la luz artificial que desde el techo iluminaba la obra, pero aquí es la luz natural la que me guía, y desde entonces he aprendido muchas cosas”.

–¿Como cuáles?

–Que aquí no sólo se puede pintar. En ocasiones me siento en una de esas butacas (hay dos), y pienso en lo que voy a hacer y, cuando lo encuentro, me pongo a ello, y entonces el tiempo pasa volando. Me pasa igual con la música, con la literatura, con el cine, que son mis grandes aficiones. A todo el mundo le ocurre que cuando una película le gusta, se le hace corta, aunque de repente consultes el reloj y te percates de que han pasado dos, tres, cuatro horas… Pues eso mismo es lo que me pasa a mí cuando escribo, o escucho un buen disco…y obviamente cuando pinto.

–¿También le sirve para refugiarse del “mundanal al ruido”?

–Pues sí, claro. El taller es un Lugar, dicho así, con mayúsculas, y el hecho de pintar ya es en sí mismo es una manera de vivir y a la vez un refugio. La propia pintura también es un Lugar.

“UNA OBRA NO ESTÁ TERMINADA HASTA QUE SE SOMETE  A LA MIRADA DEL ESPECTADOR”

Din Matamoro en su taller / Alba Villar

–¿De qué se refugia usted?

–De muchas cosas: de las calles, del ruido, de los coches, de los semáforos…La verdad es que vivir en una ciudad cansa.

–Digamos también que este Lugar le marca el horario.

–De alguna manera, sí. Porque la pintura es muy celosa ¿sabes? Y a veces tienes la sensación de que no te quiere dejar salir el estudio: pasas al lado de un cuadro, y va te habla, te dice, “¿Y te vas? ¡Pero, cómo me has dejado así!”, te engancha y no te deja salir del estudio, te obliga a seguir. Eso me ocurría mucho antes, ahora no, o menos.

–¿A usted los cuadros le hablan?

–Los cuadros no lo sé, pero la pintura sí.

–Y ahora se siente liberado.

–Bueno, a veces continúo trabajando en casa. Pero, sí, normalmente, cuando se va la luz, lo que acostumbro a hacer es pasear por la ciudad, y entonces encuentro cosas, y miro, sobre todo miro, porque yo tengo una mirada que está a acostumbrada a ver cosas donde a lo mejor otros no ven nada. Y también me da tiempo a escribir, algo que siempre he deseado, estar con mi familia, ir al cine, escuchar músicaa…y por supuesto investigar. En la vida del pintor, no todo es pintar o, mejor dicho, no todo debería ser pintar.

“UNA OBRA NO ESTÁ TERMINADA HASTA QUE SE SOMETE  A LA MIRADA DEL ESPECTADOR”

“Amenaza inminente de rojo” (1994). / Din Matamoro

–“La labor de artista es lo más parecido a la que hace el científico”, dijo usted.

–Sí, porque el verdadero artista es el que siempre está investigando, el que nunca se conforma con lo que ha encontrado.

–¿Y usted, qué es lo que busca?

–Los pintores siempre estamos buscando algo: crear de otra manera, dibujar y pintar de otra manera…y descubrir algo que ni siguiera sabes lo es, aunque puedas intuirlo.

–¿Es usted de los que tienen todo organizado, ordenado, con cada cosa en su sitio?

–¡Qué va! Yo soy de esos que casi nunca encuentran las cosas que buscan. Es algo que siempre me costó, me pierdo hasta en una maleta pequeña , en una mochila, en un cajón... Me encuentro con otras cosas, pero lo que quiero encontrar suele ser precisamente lo que no encuentro, y después, cuando ya no lo busco, aparece. No, no soy muy ordenado pintando…ni viviendo.

“UNA OBRA NO ESTÁ TERMINADA HASTA QUE SE SOMETE  A LA MIRADA DEL ESPECTADOR”

Din Matamoro en su taller / Alba Villar

–¿Cuándo decidió que se iba a ser pintor, artista?

–No podría precisar el cuándo exacto. De niño me recuerdo siempre dibujando en casa. Yo creo que nací con la necesidad de crear, y si no era pintar sería hacer teatro, o cine, o música o cualquier otra cosa que me proporcionase un espacio creativo.También tengo debilidad por el disfraz: siempre me gustó disfrazarme o disfrazar a otros.

–¿El artista elige su estilo, o es el estilo el que elige al artista?

–No lo tengo muy claro. A mí me parece que lo elijo yo porque, quieras que no, cada artista afronta con su propia manera el proceso creativo.

–Para usted, ¿cuando termina ese proceso creativo: cuando finaliza la obra o cuando la expone en público?

–Cuando la expones, cuando la sacas del taller y la llevas otro Lugar, la descontextualizas, ahí aprendes muchísimo. Aprendes de la mirada de los que miran, porque aunque no te digan nada, yo sé, o por lo menos intuyo, lo que están pensando. También puede ocurrir que el espectador vea cosas que ni yo mismo he visto. Por otra parte, yo conozco la obra cuando está en el taller, pero no sé cómo se va comportar cuando se “viste de etiqueta”, cuando tiene los focos delante, en lugar de la luz natural. Soy de los que piensan que las obras las completan siempre los espectadores a través de la contemplación, porque en esa contemplación hay cambios, de tal manera que la obra ya no es la misma cuando llegaste que cuando te vas, percibes que hay un proceso de cambio en ella. Recuerdo que cuando expuse en el MARCO sentí muy nítidamente esa sensación.

“UNA OBRA NO ESTÁ TERMINADA HASTA QUE SE SOMETE  A LA MIRADA DEL ESPECTADOR”

Taller de Din Matamoro / Alba Villar

–¿Todavía existen fronteras entre lo que es arte y lo que no lo es?

– Para mí, un creador es aquel que intenta hacer arte, y no tiene por qué engañar a nadie sino... ¿qué clase de profesión sería esta? Lo que pasa es que hay personas que lo consiguen y otras que no. El arte contemporáneo se caracteriza porque quiere abrir nuevos caminos, crear nuevas imágenes, proponer nuevas ideas y pensamientos. Nadie que se dedique al arte quiere tomarle el pelo a la gente. ¡Otra cosa distinta es que la gente pueda opinar lo que quiera, claro!

–¿Y eso que se denomina vanguardia?

–Sigue estando ahí porque en el arte siempre se investiga, se abren caminos. Pero hay que dejar pasar el tiempo. No es lo mismo vivir en una calle donde tienes un edificio delante que contemplar una ciudad desde una montaña. Toda obra de arte necesita un reposo, un tiempo, un futuro que algún día llegará a ser presente.

DIN MATAMORO

Eduardo Matamoro Irago (Vigo, 1958) cursó estudios en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, en la que se licenció en la rama de Pintura y Grabado. Comenzó a exponer muy joven, en 1984, en la sala de Caixavigo en Vilagarcía de Arousa.

Desde entonces ha realizado exposiciones individuales y colectivas en numerosas ciudades de España y de toda Europa, especialmente en Italia. Obtuvo las becas “Xóvenes Valores”, de la Diputación de Pontevedra y de los Talleres de Arte Actual, del Círculo de Bellas Artes, Antonio Saura, Madrid. Igualmente obtuvo la beca Colmeiro, la del Comité Conjunto Hispano-Americano de Nueva York, en 1988, y la de la Academia de Bellas Artes, Historia y Arqueología de Roma, en 1990.

Su pintura es informalista, aunque a veces se intuyen vagas referencias icónicas, de carácter onírico: grafismos caprichosos, un objeto imposible inscrito en un espacio ideal, manchas sucesivas calculadamente armonizadas, configuran su peculiar mundo creativo.

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