El yacimiento arqueológico de Adro Vello es una joya patrimonial del Concello de O Grove que sigue sumida en un preocupante abandono y que, por muchas promesas que se realicen y se repitan, es incapaz de salir a flote, sobre todo debido a la falta de entendimiento y predisposición de las diferentes Administraciones públicas.
Se sitúa en el cordón dunar de la playa de O Carreiro, el cual vive una situación radicalmente opuesta y mucho más esperanzadora, desde que se puso en marcha un programa de regeneración ambiental que empieza a dar sus frutos.
Ocupan el mismo espacio, pero son como la cara y la cruz de una misma moneda, dos polos opuestos que por un lado provocan lamentos y por el otro, felicitaciones.
La necrópolis
Poco más se puede decir del yacimiento, ya que todo está dicho en relación con el abandono que padece ese lugar en el que se localizaron los restos humanos de una necrópolis romana, además de diferentes utensilios de aquella época y otros muchos elementos de etapas anteriores y posteriores que gozan de un indudable valor histórico y cultural .
En cuanto a la recuperación del cordón dunar, la cual propicia la recuperación y consolidación de diferentes especies de flora y fauna, puede concretarse que es una iniciativa de la Consellería de Medio Ambiente.
A través del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural se invirtieron alrededor de 20.000 euros para colocar postes de madera y cordeles con los que impedir el paso por la duna, propiciando así una regeneración de la misma de forma totalmente natural, como sucedió en su momento en el istmo de A Lanzada, por citar uno de los ejemplos más destacados.
Con esta acción no solo se impide el paso sobre la duna, sino que se determinan convenientemente los puntos de acceso peatonal a la playa de O Carreiro, perteneciente a la Zona de Especial Conservación (ZEC) Complexo Ons-O Grove.
Un entorno privilegiado que comparte protección con espacios como el istmo de A Lanzada y el tramo costero exterior de la península grovense, entre los lugares de Reboredo y San Vicente do Mar, donde también se sitúa la laguna Bodeira.
En la dirección xeral de Patrimonio Natural de la Xunta de Galicia explican que esta intervención se afronta con cargo a las ayudas para “mantenimiento, recuperación y rehabilitación del patrimonio cultural natural de las poblaciones, del paisaje rural y de las zona con alto valor natural”, como es el caso.