40 años de la Comisaría de Ourense: una de las mejores de España que se moderniza ante los nuevos desafíos

El edificio se inauguró en mayo de 1984, siendo un modelo arquitectónico del nuevo milenio, ya por aquel entonces | El espacio y la distribución de suelo disponible, fundamentales para adaptarse a las nuevas necesidades operativas

Seis agentes, dos de ellos de
prácticas, mirando la maqueta de
la Comisaría en el museo
que hay en el interior del
edificio policial.   | // IÑAKI OSORIO

Seis agentes, dos de ellos de prácticas, mirando la maqueta de la Comisaría en el museo que hay en el interior del edificio policial. | // IÑAKI OSORIO / A.g.Tesouro

Hay una frase en la Comisaría de Ourense que se repite entre aquellos que presumen de casa profesional: “Si el edificio hubiera tenido ruedas, ya lo hubieran llevado hace mucho tiempo”. La misma frase la recogieron las crónicas de mayo de 1984 cuando autoridades gubernamentales, autonómicas, provinciales y mandos policiales se citaron en Ourense para la inauguración del edificio, que por aquel entonces, albergaba al Cuerpo Superior y a la Policía Nacional. Ahora, ambos cuerpos fusionados en la Policía Nacional.

La Comisaría de Ourense cumple 40 años siendo una de las mejores infraestructuras que se han ejecutado para el cuerpo en toda España. Por los materiales empleados para la durabilidad del mismo y el mantenimiento económico que suponen; por el espacio disponible que facilita la adaptación a las necesidades operativas; por la comodidad en las funciones policiales del día a día; y por el valor añadido que le dan instalaciones como un tatami, un polideportivo, un gimnasio de reciente creación por parte de una asociación deportiva y cultural policial (Auriens) o servicios como habitaciones para los agentes policiales, entre otros espacios dentro del propio edificio. Además de un helipuerto en el techo de la Comisaría, del que presumen muy pocas infraestructuras policiales en las ciudades del territorio nacional.

La edificación fue levantada sobre 5.000 metros cuadrados, con más de 11.600 metros útiles. Uno de los materiales empleados fue el mármol y los arquitectos del proyecto, Luis Garayzábal y Luis Chao, justificaban que “las zonas públicas son muy maltratadas por la gente y el mármol, como material resistente es más resistente que otras piedras. Además, se pretendía evitar gastos posteriores de mantenimiento y estos son materiales que en el futuro no hay que pintar”.

Se dispusieron 522 millones de pesetas para levantar una infraestructura modelo, a la que hay que sumar además el coste de la parcela que fue adquirida en 1979 por 33 millones de pesetas. Una inversión que daba cobijo a la plantilla del Cuerpo Superior con 30 efectivos, a los 140 de la Policía Nacional y a 15 funcionarios administrativos y auxiliares. Ahora, el cuerpo está dimensionado con más de 225 efectivos, además de los funcionarios administrativos, debido a las necesidades operativas y a un relevo generacional que es cada vez más patente entre los agentes policiales.

Lisi Fernández, el comisario 
Cástor Vázquez, la jefa de 
operaciones Nuria Palacios, 
y José Antonio Armero .   | // I.O.

Lisi Fernández, el comisario Cástor Vázquez, la jefa de operaciones Nuria Palacios, y José Antonio Armero . | // I.O. / A.g.Tesouro

Modernización

La evolución del cuerpo y las necesidades sociales requieren adaptaciones y la Comisaría tiene potencial para ello. Uno de los mejores ejemplos es la unidad de delitos tecnológicos y económicos que se conformó hace poco y que dispone de varios despachos para ejecutar sus funciones e investigaciones.

O también por ejemplo, el antiguo Servicio de Atención a la Familia (SAF), ahora Unidad de Atención a la Familia y Mujer (Ufama) que pasó a tener unas instalaciones más amplias y más humanas. Anteriormente, este servicio disponía de un despacho donde se le tomaba declaración a las víctimas de violencia de género, poco pensado para los menores que sufren indirectamente este tipo de violencia. Ahora, un espacio está acondicionado para que el/la menor esté en un ambiente infantil, mientras la madre atiende a las cuestiones policiales. El día que se hizo el reportaje, ya había dos denuncias por violencia de género. Una lacra que no cesa.

De lo analógico a lo digital

Más cambios. Antiguamente, la sala del 091 se ubicaba dentro de la comisaría, pero ahora está centralizada en A Coruña. El espacio que dejó el servicio de alertas y llamadas, ahora es ocupado por la unidad de telecomunicaciones. Otro de los grupos operativos que cambió de lugar es el de policía científica. Ahora, dispone de una sala de trabajo, varios despachos y un pasillo donde se abrazan lo más digital y lo más analógico. Uno de los pasillos cobija una estantería metálica de color verde donde se archivaban, a mano, dos fichas. Una era la ficha dactilar, donde había huellas de un dedo y por el reverso, huecos para cada uno de los dedos. Unos pasos más hacia delante, haciendo esquina, había otra estantería, del mismo material y color, donde se guardaban los datos biográficos de todas las personas fichadas.

Entre ambas estanterías había decenas de miles de fichas y un agente explicaba que “esto, lo de buscar huellas, antes se hacía manualmente, es decir, tenías las huellas en un escenario y las cotejabas a mano, ahora hay una aplicación que busca el porcentaje de probabilidad de que sean coincidentes. Esto antes era un trabajo de chinos y la experiencia era un grado, ya que conocer a los hurtadores o delincuentes permitía reducir el número de fichas a analizar”.

El espacio que dejó la unidad de científica, lo ocupa ahora un museo policial de gran valor patrimonial, de seguridad, informativo, documental y también divulgativo. Entre otros, en el museo destacan una maqueta de la Comisaría de Ourense, otra del edificio de policía judicial en Verín y gorras de todas las épocas policiales hasta llegar a la actualidad a los agentes nacionales.

El gimnasio dentro de las
instalaciones, de la 
agrupación de policías
Auriens.   | // I.O.

El gimnasio dentro de las instalaciones, de la agrupación de policías Auriens. | // I.O. / A.g.Tesouro

Los servicios de Seguridad Ciudadana, la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), la Unidad de Delincuencias Económica y Financiera (UDEF), las oficinas de denuncias, la zona de tiro, la planta donde se ubican las organizaciones sindicales o las oficinas de expedición de DNI o pasaportes se modernizan con los continuos avances tecnológicos, dentro de una infraestructura que, con pequeñas renovaciones, se mantiene tan bien como la inauguraron en 1984.

Calabozos y aparcamientos

A expensas de las funciones intrínsecas a cada unidad operativa, los calabozos y los aparcamientos son dos de los espacios más importantes para una comisaría. Uno de los agentes señalaba que “este es un garaje para guardar el parque móvil muy modernizado y muy acorde a las necesidades del cuerpo. Hay algunas ciudades que solo tienen espacio para tres o cuatro coches, cuando aquí tenemos mucho espacio”.

El instructor en la zona de tiro
de la Comisaría ourensana, 
con dos agentes.   | // I.O.

El instructor en la zona de tiro de la Comisaría ourensana, con dos agentes. | // I.O. / A.g.Tesouro

Otra de las adaptaciones de la infraestructura del 84 son los nuevos puntos de carga para coches eléctricos y motos que hay en el parque móvil de Ourense. Las políticas de respeto y conciencia ambiental también impactan en los cuerpos dotándolos de materiales rodantes y de puntos de carga, con la eliminación gradual de los vehículos a diésel. Y ya no solamente el espacio para el parque móvil, sino la necesidad operativa de llegar con un detenido o detenida al edificio policial. La rampa de acceso del aparcamiento da a una zona habilitada para aparcar, para pasar a un pasillo que desemboca directamente en los calabozos, por lo que el pase a disposición policial es totalmente limpio, del vehículo al calabozo sin subir ni bajar alturas, ni ascensores ni obstáculos arquitectónicos.

“Esta funcionalidad en otras comisarías no lo tienen y te facilita mucho la vida”, dice un agente. La trazabilidad del detenido también está garantizada desde el acceso al aparcamiento con cámaras de videovigilancia en el camino hacia y en los propios calabozos, otra de las adaptaciones al mundo digital. Al lado de los calabozos, hay una sala más analógica que digital, donde se le toman las medidas al detenido o detenida apoyándolo contra la pared donde hay un metro, se le sienta en una silla y se le fotografían los perfiles físicos y se le toman las huellas con una pletina de oro, una barra de plomo para que no se mueva el papel y una garrafa que contiene gasolina para limpiar las huellas. Todo muy vetusto, pero que funciona como el primer día desde hace muchos años. “Hay cosas que funcionan que es mejor no cambiar”, dice un agente viendo el pasado en el presente.

Espacios con valor añadido

La Comisaría dispone de espacios de ocio y formación, algo que los agentes destacan que es muy importante. La gestión económica permite mantener un edificio en las mejores condiciones y los agentes agradecen la funcionalidad de una infraestructura que le hace más cómodo su día a día, en comparación con otras. “Hemos estado en muchas Comisarías, pero ninguna como esta”, sentencia otro agente.

En Ourense, disponen de un polideportivo abierto a la sociedad; de un tatami donde imparten formación a diferentes colectivos y a ellos mismos; de un gimnasio propio dentro de las instalaciones gracias a la Asociación Deportiva y Cultural Auriens; de una cafetería para compartir momentos; de habitaciones libres para poder pasar alguna noche; e incluso de un salón de actos. La Comisaría cumple 40 años de su inauguración manteniendo la esencia de modélica y de ejemplo para España, con la siempre tarea pendiente de seguir adaptándose y modernizándose en función a las necesidades operativas. Y con nuevos desafíos en el horizonte.

Autoridades policiales,
gubernamentales y provinciales
el día de la inauguración
en Ourense.   | // ARCHIVO I. OSORIO

Autoridades policiales, gubernamentales y provinciales el día de la inauguración en Ourense. | // ARCHIVO I. OSORIO / A.g.Tesouro

Polémica inauguración: del edificio “suntuoso” a unas instalaciones “de cinco estrellas"

El día de la inauguración, en mayo de 1984, se citaban delante de la Comisaría de Ourense el presidente de la Xunta, Gerardo Fernández Albor; el delegado del Gobierno en Galicia, Domingo García Sabell; el inspector general de la Policía Nacional, Félix Alcalá, y el gobernador civil, Mariano Sanz Perch, entre otras autoridades.

En declaraciones a los periodistas el delegado del Gobierno en Galicia calificó el edificio de “suntuoso” y eso abrió una serie de declaraciones de mandos y otras autoridades. El director general de la Policía decía que “bueno yo creo que lo que hay que tener en la Policía es un poco visión de futuro. No voy a entrar a valorar si es bueno o malo, si tengo que decir que ojalá pudiéramos tener en todos los sitios comisarías así”.

El jefe de la división de personal replicó que “que a primera vista parece un edificio suntuoso, porque tenemos un concepto muy modesto o muy humilde de los medios hasta ahora disponibles. Yo creo que estas instalaciones son dignas, necesarias y funcionales”.

El jefe superior de la Policía de A Coruña en aquel momento subrayó que “trasladando al lenguaje policial una fórmula usual en el hotelero, diría que se trata de unas instalaciones de cinco estrellas”.

El homólogo de Oviedo anhelaba que “no se puede hacer una comparación de esta comisaría con ninguna de España, porque es modélica. Entonces lo que sí sería deseable es, no una comisaría como ésta en todos los sitios, porque eso es imposible, pero sí que las inversiones que se hagan en el futuro se planifiquen con una orientación más práctica y más eficaz”.

El propio edificio policial fue objeto de polémica al advertir que quizás era demasiado para la ciudad de Ourense, lo que se ha visto es que, 40 años después, es uno de los edificios más funcionales que tiene la Policía Nacional que se adapta a la perfección a las nuevas necesidades operativas.

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