A los pies de los caballos

Ciencia y magia

Imagen creada con inteligencia artificial, usando las palabras "ciencia" y "magia".

Imagen creada con inteligencia artificial, usando las palabras "ciencia" y "magia".

Rafa López

Rafa López

La eclosión de la inteligencia artificial y su exponente más popular, ChatGPT, ha propiciado que, ahora más que nunca, se cumpla la famosa cita de Arthur C. Clarke: “Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”. Vivimos tiempos fascinantes, pero también inquietantes. 

Los avances científicos nos pueden hacer creer que todo es posible, incluido lo que hasta hace poco era materia de ciencia ficción. Hace unos días, el polémico proyecto de Elon Musk, Neuralink, mostraba en un vídeo cómo un tetrapléjico controlaba videojuegos mediante un implante en su cerebro. También recientemente, a un paciente en EE UU se le trasplantó un riñón de un cerdo transgénico. La compleja tecnología de ARN mensajero, en la que se basan las vacunas contra el COVID más utilizadas, resulta difícil de entender para muchos, algo que aprovechan los antivacunas para sembrar confusión y desconfianza.

Ante todos estos descubrimientos, muchas veces el miedo vence al optimismo. ¿Dónde está el límite de la ciencia? ¿No estaremos jugando a ser dioses? Solemos temer lo que no comprendemos, de ahí la extensión de actitudes acientíficas como la quimiofobia y el rechazo irracional a la edición genética y a la energía nuclear. España es un país con deficiente cultura científica, de ahí que se le haya reído la gracia al diseñador Lorenzo Caprile cuando dijo en TVE, hace unos días, que “preguntas en la calle por Ramón y Cajal y te dicen: ¿el hospital?”.

La escasa cultura científica provoca también que muchos no distingan la ciencia de la superchería. El auge de las pseudoterapias, como la homeopatía o el reiki, tiene que ver con esto. Las pseudociencias se apropian de términos como “energías”, “cuántico” o “neurociencia” para hacerse pasar por disciplinas basadas en la evidencia científica.

La impresión de que todo es posible gracias a la ciencia se dispara con la inteligencia artificial. Cuenta “20 Minutos” que científicos chinos han publicado un estudio sobre un sistema de reconocimiento facial que identificaría criminales por la forma del rostro. El algoritmo, apoyado en una inteligencia artificial alimentada con fotos de delincuentes e inocentes, tendría una exactitud cercana al 90%. Como dice la periodista Carmen Corazzini, autora del artículo, “el raciocinio no parece suficiente para desestimar antiguas consideraciones”, como esta “frenología 2.0 vestida de algoritmo”. Esta hipotética "justicia predictiva" ya la abordó Philip K. Dick en el relato de ciencia ficción “Minority Report” (1956) que adaptó Steven Spielberg al cine.

Ya lo previó Carl Sagan (1934-1996): “Hemos organizado una sociedad basada en la ciencia y la tecnología en la que nadie entiende nada de estos temas. Tarde o temprano, esta mezcla combustible de ignorancia y poder estallará en nuestras caras”.

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