La revolución en las aulas de las nuevas tecnologías

El ChatGPT obliga a replantear los métodos de evaluación del sistema educativo

Profesores y alumnos ven estas aplicaciones de la IA como una herramienta más y señalan otros peligros al margen del plagio, como la cesión de datos y fuentes opacas

Alumnos de Ingeniería Industrial

Alumnos de Ingeniería Industrial / Marta G. Brea

El ChatGPT ha calado en la comunidad educativa gallega. Se trata de un programa informático con formato de chat conversacional o chatbot. Es capaz de entender lo que se le dice y responder como lo haría una persona, lo que los entendidos llaman lenguaje natural, usando el idioma que se le pide y variando el registro según la situación, pasa de un lenguaje coloquial propio de la expresión oral a uno más elaborado común en textos académicos y especializados. Sus respuestas están tan logradas que en algunos casos es muy difícil distinguir si se trata de una máquina o una personal real. Esto es posible porque su tecnología incorpora inteligencia artificial, eso no significa que pueda razonar, sino que cruza la información disponible en internet en tiempo real y aprende de las personas que interactúan con él. Puede ofrecer respuestas a problemas y ejercicios muy variados con un nivel de corrección y calidad que sorprende, lo que está haciendo las delicias de muchos estudiantes gallegos.

Es por ello que esta tecnología está generando una gran polémica a ambos lados del Atlántico puesto que la posibilidad de plagio y falta de trabajo por parte de los alumnos es muy alta, motivo por el cual Nueva York ha prohibido su uso en las aulas. Sin embargo, frente a los lemas catastrofistas en torno a este chat inteligente y los miedos sobre la calidad en el aprendizaje de los alumnos, son cada vez más las voces en el entorno educativo que señalan al ChatGPT como una herramienta más en la enseñanza. Sin embargo, este chatbot supone un desafío para muchos docentes que siguen metodologías tradicionales, las posibilidades que ofrece ChatGPT obligará a replantear los métodos de evaluación del sistema educativo actual.

Este periódico ha hablado con alumnos y profesores de la Universidade de Vigo acerca de sus experiencias con este chatbot inteligente y la respuesta ha sido muy positiva. Casi todos los docentes y alumnos preguntados perciben el ChatGPT como una herramienta que les ayuda a comprender las materias de estudio y les guía en la realización de sus trabajos. Lo que ha conllevado una reflexión ineludible sobre el sistema educativo, es necesario adaptarse a los cambios, incluidos los tecnológicos, para fomentar un entorno de aprendizaje orientado a la realidad que los alumnos se van a encontrar una vez convertidos en potenciales trabajadores. Solo accederán al mercado laboral quienes posean habilidades personales y técnicas propias de un mundo que tiende a la digitalización y la hiperconectividad.

El planteamiento es sencillo, centrarse en negar el avance tecnológico es como cerrar los ojos al futuro. Las nuevas tecnologías basadas en inteligencia artificial no salen de las nada, las crea el ingenio humano y como tales, son empleadas para usos muy variados que hacen la vida más fácil. Y aunque no se alcance a comprender cada una de estas tecnologías, en parte porque es un campo científico donde los avances proliferan a un ritmo vertiginoso, están presentes en el día a día de cualquier persona en aparatos tan cotidianos y necesarios como el móvil o la televisión.

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El ChatGPT (Optimizing Language Models for Dialogue) es un sistema de chat de inteligencia artificial capaz de reproducir el comportamiento conversacional del ser humano. Es decir, “es capaz de dar respuestas elaboradas, expresándose de forma natural y utiliza información accesible en internet como base para crearlas”, explica la profesora Rebeca Díaz. Funciona como una red neuronal que se entrena con una gran cantidad de datos de texto, cuenta con más de 175 millones de parámetros y aprende de las interacciones con los usuarios, las búsquedas y peticiones de las personas que lo utilizan quedan registrados y sirven al chatbot inteligente para aprender.

El ChatGPT puede dar solución a un problema de economía financiera, hacer el resumen de un libro, proponer la estructura que debería seguir un trabajo o escribir el párrafo con el que terminar una novela. Sus respuestas dependen, en gran medida, de la destreza con la que se le pregunta.

Estas posibilidades que parecen infinitas, presentan ciertas limitaciones. Algunos expertos en inteligencia artificial señalan que no siempre resulta fiable y, a veces, comete errores, lo que hace necesario revisar sus respuestas. Parte de este problema tiene su raíz en el desconocimiento general sobre las fuentes que utiliza ChatGPT. Motivo por el cual muchos apuntan a que, al menos de momento, no puede sustituir Google, donde sí pueden consultarse las fuentes y premia a las más fiables con las primeras posiciones en su buscador.

La falta de transparencia del chat inteligente de moda puede afectar especialmente en educación. Usado como sistema de consulta en un entorno académico pero sin opciones para verificar de dónde saca la información tiene el riesgo de basar análisis y conclusiones en premisas y datos erróneos o falsos, un problema mayor al plagio.

OpenAI es una entidad sin ánimo de lucro centrada en la investigación sobre inteligencia artificial y una de las sociedades pertenecientes al magnate dueño de Tesla y CEO de Twitter, Elon Musk

Estas son algunas de las experiencias con el ChatGPT dentro de las aulas gallegas y las conclusiones a las que han llegado sus protagonistas.

Con pocos datos hace una historia coherente

Un día a Adrián, alumno de Automática, le picó la curiosidad por ese chatbot del que hablaban sus compañeros. Se trataba de ChatGPT y como no sabía usarlo decidió jugar con él. Le dio “cuatro datos tontos y con ellos hizo una historia coherente”, dice. Otro día estudiando probó el chat con algo que supusiera un reto y le pidió que programara un código Python, que es un tipo de lenguaje de programación, “¡y lo hizo bien!,” asegura sorprendido. “A veces sus respuestas no me ayudan porque el chat tiene un nivel muy superior pero, en general, es capaz de resolver los ejercicios que le pido. Luego yo lo depuro y lo ejecuto y sale muy bien”, explica entusiasmado con las posibilidades que ofrece. “Mis amigos estudian informática y programación y funciona muy bien porque te permite escribir un código ejecutable y depurable usando solo texto, es como un traductor simultáneo”. Aunque cree que tienen deficiencias porque “el código que crea no está bien especificado y no lleva anotaciones con lo que hace cada parte del código, algo que sí hacen las personas cuando lo crean para que lo pueda interpretar cualquier otra persona que entienda de programación”.

Repensar los aprendizajes en este nuevo escenario

Manuel Caeiro es profesor especialista en Ingeniería Telemática. Después de la polémica surgida en torno a la posibilidad de que los alumnos hagan sus deberes con este nuevo sistema de búsqueda inteligente, cree que el peligro de plagio si se hace uso del ChatGPT “puede plantear problemas en algunos casos, particularmente para aquellos profesores que proponen actividades y ejercicios que requieren la realización de redacciones y artículos académicos que se supone que el estudiante debe realizar por sí mismo”. “Con esta tecnología los estudiantes podrían presentar trabajos en los que sería muy difícil detectar que no los han hecho ellos mismos”, sostiene.

“Tenemos que plantearnos las actividades que proponemos a los estudiantes”

Manuel Caeiro

— Ingeniería telemática

Pero piensa que la clave está en el trabajo del docente y las destrezas que se le exigen al alumno. “Desde un punto de vista educativo considero que la situación es similar a otras ocasiones en las que la tecnología ha evolucionado tanto que condujo a la trivialización de tareas que antes requerían a los estudiantes un conocimiento o unas competencias significativas. Podemos pensar en la aparición de las calculadoras o de la propia web.

Frente a esto, como docentes, debemos ser conscientes de la existencia de estas nuevas tecnologías para plantearnos las actividades que proponemos a nuestros estudiantes. Y de forma quizás más general, cuestionarnos cuáles deben ser los aprendizajes necesarios en este nuevo escenario de cara al futuro laboral de los jóvenes”, argumenta.

Un programa con miles de opciones para aprender

Son muchos los alumnos que conocen el programa ChatGPT a través de TikTok, una de las redes sociales con más repercusión entre los más jóvenes. Es el caso de Sergio, alumno de Mecánica. “Conozco el chat y es genial. Tiene miles de opciones y lo veo muy práctico porque me ayuda con los trabajos y a preparar mis exámenes porque me explica cosas que no he pillado en clase”, se explica.

Es el sustituto de los buscadores de información

“Para los alumnos la verdadera herramienta sería un chat especializado”

Rebeca Díaz

— Ingeniería telemática

Rebeca Díaz, profesora de Ingeniería Telemática, reconoce las ventajas de este nuevos sistema inteligente para el alumnado: “no creo que estos chatbots puedan reemplazar a un docente, aunque sí sustituir a los buscadores de información que utilizábamos hasta ahora”. ChatGPT permite ir agilizando tareas repetitivas como la búsqueda de datos y valoraciones que necesitan los estudiantes para hacer sus trabajos de clase, pero además, añade, “puede relacionar los contenidos”. Es decir, ofrece información procesada de la manera en la que el usuario del chat necesita recibirla, por lo que ayuda acortando tiempos en las tareas previas a la realización del trabajo de una asignatura. “Suponiendo que podamos tener chatbots especializados en materias o disciplinas específicas, sí que sería una herramienta complementaria para que cualquier estudiante pueda realizar consultas ágiles y resolver dudas sencillas. Pero, hasta donde alcanza mi conocimiento, todavía queda muchos retos técnicos que resolver primero”, dice.

Una redacción en francés analizando la obra de Goya

Rodrigo es alumno de ingeniería industrial, conoce ChatGPT pero no lo usa para hacer sus ejercicios de la facultad. Asegura que un íntimo amigo, que estudia la misma carrera en Francia, lo utiliza para “hacer código”, es decir, para escribir en lenguaje de programación las instrucciones que debe seguir el ordenador. Pero también para los trabajos de la asignatura de francés, donde tratan todo tipo de temas de cultura general. “Lo último que le pidieron fue que escribiera una redacción sobre la influencia de la obra de Goya en España”, asegura, y el chat inteligente lo hizo en francés, tal y como se le pidió previamente al encargarle la tarea.

Enfatizar en la tecnología y no en la metodología es un error

“Hay que educar en el pensamiento crítico, la creatividad y la empatía”

Manel Rives

— Educación primaria

Manel Rives, profesor de Primaria, ve normal el miedo inicial que despierta entre la comunidad educativa el hecho de que exista un buscador inteligente y sea accesible para cualquier alumno, pero para él “la pregunta adecuada sería qué hacemos con los niños en su proceso de aprendizaje”. Y subraya que hay que “repensar” los modelos de evaluación en todas las etapas educativas “porque el problema que tenemos en educación viene de enfatizar en la tecnología y no en la metodología, que es la verdadera clave de una educación de calidad”. “Cuando a orientas los trabajos hacia el alumno, cuando se fomenta el pensamiento crítico, se desarrolla su creatividad y su empatía, no hay posibilidad copia, el chat inteligente es solo un instrumento más. La enseñanza en las aulas tiene que cambiar, se debe orientar al criterio”, argumenta.

El bot no puede hacer los ejercicios de mi profesor

Santiago y Brais estudian primero de Empresa. “Sí, hemos usado ChatGPT para calcular el tipo de interés de un préstamo, el chat detectó que debía usar la fórmula de interés simple. Es muy útil pero no puede resolverte el ejercicio entero. El profesor lo plantea para que sea complicado. Puedes pedirle al bot inteligente que calcule algo pero tú tienes que conocer cuál es el itinerario para resolver el enunciado”, relatan.

Los alumnos sénior universitarios usan ChatGPT

Varios alumnos del Grado de Cultura e Sociedade de la Universidade de Maiores, que conocen el ChatGPT cuentan que su compañera Luisa lo utiliza para aprender y dice que le ayuda en sus trabajos, por eso siempre nos anima a usarlo, explican Paco y Xosé Raimundo. Este último, que además es licenciado en Empresas lo ve como una ventaja en la educación y apunta hacia un problema social y no educativo. “Las personas van a ser desplazadas por las máquinas, el mercado de trabajo cambia. Eso es lo que tenemos que tener en cuenta a la hora de estudiar”.

Es responsabilidad de los docentes adaptarse

Mucho se habla “de que los alumnos empiecen a colarnos trabajos”, dice el profesor Alba, especialista en Programación. Sin embargo, pocos son los docentes que reconocen haber detectado trabajos sospechosos de ser fruto de un chatbot. “Yo no me he encontrado con ninguno”. Alba cree que es muy pronto aún y que hay que “tratar de ver cómo funciona para sacar lo mejor del programa inteligente”. Para él, el problema no está en el nacimiento de nuevas tecnologías, sino en el sistema educativo, concretamente en el sistema de evaluación. “Es una responsabilidad de los docentes. No puedes taparte los ojos porque esto solo está empezando. Más que prohibir su uso en las aulas, se trata de enseñar las ventajas.”

Y aunque es consciente de que en trabajos escritos, “cuesta distinguir cuando lo ha hecho una persona y cuándo no, depende mucho del tipo de trabajo final que se pida a los alumnos”. El profesor también lanza una reflexión, “ChatGPT está muy saturado y no permite el acceso, OpenAI la empresa creadora del programa, ha jugado a ver cómo respondían los usuarios” y ahora está analizando los datos recogidos.

Lo realmente preocupante es ceder los datos a ciegas

Junto a los desafíos que representa este programa informático en el ámbito educativo, el profesor de Ingeniería y Fabricación, Alejandro Pereira, avisa sobre otro aspecto del ChatGPT fundamental en la línea del profesor Alba, los datos personales. “No me he dado de alta en el chat inteligente porque pide que te registres. No se está valorando la importancia de ceder tus datos. Eso es lo que realmente debería preocuparnos, no la cuestión de si los alumnos van a copiar sus trabajos.

“No se está valorando la importancia de los datos personales”

Alejandro Pereira

— Ingeniería y fabricación

"Cuando apareció Google pasó lo mismo. Es natural que la gente sienta miedo cuando aparecen cosas nuevas porque no las conoce, pero no se puede frenar el desarrollo tecnológico, ni obviarlo”. Cuando los alumnos tuvieron acceso a Internet y más concretamente al buscador Google, los profesores simplemente se adaptaron “porque la cuestión es la metodología”. “El ChatGPT es solo una herramienta más, no lo veo como una amenaza en la educación universitaria”, explica el profesor Pereira.

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La cuestión ética del uso de chatbots inteligentes en educación, según muchos profesores, no parece ir tanto con la tecnología en sí, sino con el uso que se hace de ella. Más allá de esto, algunos maestros reflexionan sobre el tratamiento de los datos personales.

ChatGPT fue lanzado en noviembre de 2022 ofreciendo desde el principio la posibilidad de utilizar este sistema inteligente de manera gratuita porque quería conocer la opinión de los usuarios para corregir errores y mejorar el producto. Miles de personas aprovecharon la oportunidad de experimentar con un programa informático con semejantes capacidades, lo que llevó a OpenAI a bloquear el acceso al chat inteligente. Cualquiera que tenga interés en utilizar ChatGPT puede recibir una notificación por parte de la compañía en cuanto vuelva a estar operativo el sistema a cambio de registrar su correo electrónico. Este bloqueo es la muestra del enorme volumen de datos personales que gestiona la empresa americana, junto con los datos sobre preferencias de búsqueda de información, lo que supone un tesoro para cualquier empresa.

Este periódico ha consultado a un abogado experto en protección de datos. El experto considera que “aún es muy pronto para saber la intención de la empresa y el alcance que puede llegar a tener, esto supone riesgos para todos implicados en el uso y desarrollo de esta herramienta, desde los usuarios hasta la propia OpenAI”.

Las empresas que tratan datos personales de ciudadanos europeos están obligadas a cumplir la normativa de la UE, “pero cuando se lleva a cabo una transferencia internacional de datos, es muy complicado controlar el tratamiento que se hace de ellos ”, señala el abogado recordando el caso de Facebook y Google que acabaron cediendo datos personales de sus usuarios a terceros con fines publicitarios y comerciales. Y recuerda que la voz es un dato personal y en el ámbito educativo muchos de los usuarios son menores. 

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