CELTA 0 - 0 RAYO VALLECANO

El Celta se estrella contra la madera

El equipo vigués empata con el Rayo Vallecano un partido en el que le anularon un gol legal y se encontró dos veces con la madera

Douvikas y Jailson se lamentan de una ocasión fallida.

Douvikas y Jailson se lamentan de una ocasión fallida. / RICARDO GROBAS

R. V.

Sigue sumando el Celta de Claudio aunque la euforia desatada por la victoria ante el Sevilla no pudo tener continuidad ante el Rayo Vallecano en un partido muy igualado y en el que no se le puede poner el mínimo reproche a los vigueses que empujaron hasta el último minuto y que en la última acción del partido se estrelló contra el larguero en un gran remate de Carles Pérez.

El Rayo no se amilanó y planteó una batalla a cara descubierta sin dejarse impresionar por lo que venía de hacer el cuadro de Giráldez. Lejos de meterse en su área se fue en busca del Celta que repitió la idea de Sevilla. Llegar a través del pase, buscar el espacio en los costados después de atraer al rival en el centro. Le costó generar al equipo vigués que dominó buenos tramos del partido, pero que siempre se sintió amenazado por el cuadro madrileño que le buscó la espalda para hacerle daño y esperó con deseo algún error en la salida (le sucedió a Starfelt) para castigarlo.

Fue un partido sin grandes ocasiones, con los equipos gruñéndose pero sin llegar a morder. Las mejores fueron para el Celta. Pocas, pero buenas. En el primer tiempo tuvo el gol Larsen en un gran cabezazo que se estrelló contra el poste izquierdo de la portería rayista después de un centro de Manu Sánchez. Fue lo mejor que hizo el cuadro de Giráldez, excesivamente atascado para generar en los últimos metros. La idea parecía tenerla clara, pero la ejecución era otra historia porque el Rayo también tenía muy estudiados a los vigueses.

En el segundo tiempo el partido mantuvo la misma tónica. El Rayo se sintió cómodo ante un Celta que buscó alternativas (Tapia entró por Starfelt para ayudar en la salida de la pelota) y que con el paso de los minutos sí fue encontrando mejores situaciones en el área de los madrileños. E incluso se reencontró con uno de los fantasmas de la temporada: los arbitrajes. Porque en el minuto 66 el colegiado anuló de manera incomprensible un gol a Jailson que remató de forma sobresaliente una falta lanzada desde la derecha. Un supuesto empujón (un soplido más bien) de Carlos Domínguez fue la justificación que encontró el canario para dejar al Celta con el grito a medias. Esa acción fue inclinando el partido hacia al área del Rayo. Tapia falló un remate completamente solo y poco después fue Douvikas, que entró por Larsen, el que cabeceó ligeramente desviado.

No dejó de insistir el Celta que en el descuento le dio tiempo a reclamar un penalti a Iago Aspas y que en el útimo suspiro se encontró con el poste en un impresionante remate de Carles Pérez. Mereció más, pero nadie se fue con mala cara de Balaídos.