El adiós de Chaves anticipa el fin de una era

El director general del Celta, que llegó al club en el año 2008 para poner en marcha el proceso concursal, se marcha después de ser durante 15 años la mano derecha del presidente

Chaves siempre ligó su permanencia a la de Mouriño, pero el cansancio de la última tempo rada anticipó el adiós

Carlos Mouriño y Antonio Chaves siguen un entrenamiento del Celta enA Madroa.  | // RICARDO GROBAS

Carlos Mouriño y Antonio Chaves siguen un entrenamiento del Celta enA Madroa. | // RICARDO GROBAS / juan carlos álvarez

Juan Carlos Álvarez

Juan Carlos Álvarez

En plena resaca de la permanencia en Primera División lograda el domingo ante el Barcelona el Celtase ha visto sacudido por un terremoto de enormes dimensiones y cuyo alcance es imposible de medir en estos momentos de evidente incertidumbre. Antonio Chaves, director general del club y mano derecha de Carlos Mouriño durante más de una década, ha decidido echarse a un lado y cerrar su etapa en el club vigués donde ha acumulado más poder que nadie. La salida del grovense genera una evidente conmoción y abre una serie de incógnitas que el club está condenado a abordar una profunda renovación en diferentes parcelas.

A punto de encarar su Centenario hay cuestiones urgentes que el Celta debe resolver en los próximos días y que ya hará sin la tutela del director general que todo lo controlaba en el club, el personaje clave de su historia reciente.

Este movimiento tiene mucho mayor calado que la simple salida de un ejecutivo. El adiós de Antonio Chaves anticipa un cambio de era en el Celta y que se sustanciará cuando Carlos Mouriño decida en qué momento cede su sillón a su hija Marian. El ejecutivo siempre ligó su estancia en el club a la figura del presidente, al hombre que le fue a buscar cuando era abogado de Garrigues para que liderase en 2008 el proceso concursal al que se acogió el club para solucionar su delicado estado financiero y del que salió triunfante.

Chaves entendía que su tiempo en el Celta caducaba al mismo tiempo que el de Carlos Mouriño, que juntos habían formado un buen equipo y que el sucesor (sucesora en este caso) debería conformar su propio grupo de trabajo y elegir a los colaboradores necesarios para su mandato. Pero el cansancio y la presión generada por la última temporada ha ido haciendo mella en Chaves que tomó la decisión hace meses de que su estancia acabaría al final de la temporada y que no iba a esperar por Carlos Mouriño para salir de su mano. Todo se ha precipitado en los últimos días y Chaves ni tan siquiera ha querido esperar a la simbólica fecha del 23 de agosto que es cuando el club cumple cien años. El ejecutivo entiende que con urgencia el Celta debe comenzar a tomar decisiones importantes en ámbitos muy diferentes como perfilar el proyecto deportivo de la próxima temporada y que él ya tiene que estar fuera de esa toma de decisiones.

Marian Mouriño asumirá parte de las competencias que tenía Chaves

Hace solo unas semanas el propio Carlos Mouriño, en una entrevista en la Cadena Ser, volvió a manifestar por enésima vez su deseo de que Antonio Chaves fuese la persona que asumiese la presidencia del club como paso previo a la llegada de su hija. Una especie de transición que consideraba necesaria. Pero el grovense siempre cerró la puerta a esa posibilidad. Y no era la primera vez. Ya hace años, cuando Mouriño manifestó que estaba estudiando la posible venta del club, argumentaba que una de las razones era que no tenía un sucesor claro porque su familia estaba en México y no mostraban demasiado interés por ponerse al frente del club y que Antonio Chaves, la persona ideal desde su punto de vista, se negaba rotundamente a esta posibilidad. Pasaron los años y nada cambió en su planteamiento.

Era difícil imaginar que Chaves iba a alcanzar tal poder cuando llegó al Celta en 2008 como abogado de Garrigues, encargado de poner en macha el proceso concursal con el que el club trataba de salir de su angustiosa situación económica. Chaves ya no volvió al despacho de Garrigues y se quedó en el Celta donde fue ganando poder poco a poco. El éxito del proceso concursal permitió al club vigués ganar solidez mientras su figura se hacía imprescindible dentro y fuera de las oficinas del Celta. Porque Antonio Chaves extendió su control a todo el club, desde la parcela económica a la deportiva pasando por la organizativa o la institucional. Nada se movía sin que él lo supiese. La confianza de Carlos Mouriño en él era absoluta y eso hizo que el grovense fuese también el responsable de algunos giros estratégicos en la política del club como su mayor vinculación a Galicia o la decidida apuesta por la cantera.

Fue responsable de buena parte de los grandes aciertos del club y también está en el fondo de las malas decisiones aunque el saldo final caiga a su favor. El crecimiento del Celta como sociedad y como equipo de fútbol y su robustez financiera fueron su mayor aval. En su contra jugaba ese papel de “malo oficial” que no se preocupó por contrarrestar. Asumió ese rol sin pestañear y fomentó esa versión del personaje que mueve los hilos sin que se note en exceso (o notándose en muchas ocasiones), que se entromete en las decisiones deportivas y es cicatero con el dinero. Chaves se prodigó poco en público (su última entrevista se la concedió a este periódico en 2012 justo después de conseguir el último ascenso a Primera División) y prefirió lo que el interpretaba como “necesaria discreción” aunque en el fondo eso no hacía sino alimentar esa figura “revirada” que se consolidó en el imaginario del celtismo.

Chaves siempre renunció al deseo de Mouriño de asumir la presidencia

Pero Antonio Chaves hace tiempo que le empezó a dar vueltas a su situación personal. La última temporada ha sido agotadora para él. Apostó por el cambio en la parcela deportiva con la llegada de Luis Campos al club y eso, lejos de descargarle, le dio algún quebradero de cabeza nuevo porque el portugués delegaba en él todo el peso de las negociaciones. Sus predecesores (Torrecilla y Miñambres) se encargaban de ir ablandando a agentes y clubes para que él rematase el acuerdo. Por si fuera poco el peso que ganó el Celta en la Liga por el acuerdo con el fondo CVC hizo que él entrase a formar en la comisión que controla el gasto que los clubes de Primera y Segunda hacen de ese dinero. Eso se tradujo en más días en Madrid, en más distancia de su familia y en un mayor cansancio. Al mismo tiempo que crecían las obligaciones por esa parte, Chaves permanecía más al margen de Galicia Sport 360, el proyecto que el club desarrolla en Mos y que tiene como principal responsable a Marian Mouriño. Un detalle significativo en toda esta historia.

Hace meses tomó la decisión de que su etapa en el Celta había terminado y que solo faltaba ponerle el sello final. La inminencia del cambio en la presidencia invitaba a pensar en que era el momento ideal y Chaves cumplía así su deseo de unir su paso por el Celta al de Carlos Mouriño. De hecho, en su etapa en el club vigués rechazó ofertas de otros clubes para salir porque sentía que debía mantenerse al lado al presidente.

Con la decisión tomada sobre su adiós Antonio Chaves ha vivido con especial pasión el final de temporada por la amenaza de que un descenso supusiese el peor cierre a su tiempo en el Celta. La intención era demorar un poco el anuncio de su salida e incluso que hubiese una pequeña transición para orientar al nuevo equipo que asumirá el poder en el club, pero ayer se precipitó el anuncio.

Para el Celta se abre ahora un periodo de evidente incertidumbre. Marian Mouriño va a asumir parte de las competencias que tenía Antonio Chaves en el club aunque el equipo vigués va a buscar con urgencia un nuevo director general, entre otras razones, porque el papel que se reserva para Marian Mouriño es muy diferente y más relevante en un corto plazo de tiempo. También la salida de Antonio Chaves puede tener consecuencias con Luis Campos que llegó de la mano del grovense. Su continuidad en el Celta también tiene que ser sometida a estudio en los próximos días que prometen ser frenéticos en Príncipe. Una ola de incertidumbre se cierne en estos momentos sobre un Celta que cerró ayer una etapa. El aviso de un tiempo nuevo que llega. Ya sin Chaves, el personaje clave de la historia reciente del Celta.