Las residencias de Amencer y Juan XXIII estarán operativas en marzo con más de cincuenta plazas

Después de muchos meses de espera, las nuevas residencias para personas con discapacidad de la asociación Amencer-Aspace y de Juan XXIII deberían poder iniciar su actividad en marzo, ofreciendo más de medio centenar de plazas entre ambas. Es la estimación que realizan, siempre que se cumplan los plazos previstos una vez que se resuelva la convocatoria del concierto social de la Xunta de Galicia.

Era el trámite que faltaba para que las instalaciones de estas dos asociaciones pudieran comenzar su actividad. En el caso de Amencer-Aspace, en marzo se cumplirá un año de la inauguración de esta residencia para personas con parálisis cerebral y otro tipo de trastornos neuromotores, pero ha estado sin uso efectivo en los últimos doce meses, a la espera del concierto de plazas de la Xunta.

El Edificio Social Centro Sur –el antiguo edificio residencial de la ONCE– cuenta con dos plantas con 16 plazas cada una, es decir, un total de 32, aunque tal y como apunta su gerente, Mónica Touriño, el concierto no será por la totalidad de las plazas, sino que empezarán con entre 12 y 15 e irán ampliando progresivamente. Además, se proyecta una segunda ampliación del edificio en el futuro, con el objetivo de llegar hasta las 150 plazas.

El inmueble ha sido remodelado por completo para adaptarlo a las necesidades de sus futuros residentes y, de momento, dos pisos serán de atención diurna y otros dos para el Centro de Día de Amizade-Cogami; el resto del edificio se destinarán a otras entidades locales y vecinales de corte social.

La otra residencia pendiente del concierto con la Xunta es la de Juan XXIII, situada en el mismo recinto que el resto de instalaciones con las que cuenta la asociación en la ciudad. Las obras en este inmueble comenzaron hace más de seis años y llevan meses finalizadas, sin uso. Darán cabida a hasta 24 residentes y contarán con otras 11 plazas de día para los usuarios de la asociación.

Mejora de la calidad de vida

Se trata de dos proyectos distintos, pero con el mismo objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual y que ofrecerán entre los dos 56 plazas –además de las plazas de día–.

Los dos edificios comenzaron a habilitarse a la par. El de la Asociación Juan XXIII recibió ayudas públicas, pero la mayor parte de la inversión fue privada. Además de este inmueble, Juan XXIII cuenta con otros servicios como un centro educativo, atención diurna terapéutica, atención diurna ocupacional y vivienda tutelada. Por su parte, la nueva residencia de Amencer obtuvo una inversión de un millón y medio de euros gracias a fondos europeos.

Tal y como explicaron desde Amencer, las familias llevaban 30 años a la espera de disfrutar de un servicio así, pero ahora no pueden costearlo y por eso esperan el concierto del gobierno autonómico. El servicio estará destinado a jóvenes con diferentes necesidades de apoyo a nivel motor, cognitivo, sensorial y de comunicación que precisan de un recurso residencial. La idea de integrar además distintas aristas del tejido asociativo permitirá crear sinergias entre la ciudadanía y visibilizar a las personas con esta clase de problemáticas. El edificio se convertirá en un espacio de inclusión social auténtica.

Tal y como apuntan los responsables de estas asociaciones, la necesidad de aumentar las plazas para personas con discapacidad no es algo exclusivo de Pontevedra, sino que se trata de una demanda generalizada en toda Galicia. “Estamos deseando que se apruebe el concierto de la Xunta porque beneficiará al conjunto de la sociedad gallega”, explicó en su día la directora de los Centros Ocupacionales y de Día de Pontevedra de la Asociación Juan XXIII, Nuria Luque.

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