Lo ‘natural’ pide espacio en los comedores

‘Lactancia materna a demanda’ o ‘Baby Led Weaning’ vuelven a ganar peso entre las familias y se convierten en una prioridad para muchos a la hora de escoger escuela infantil. Cada centro tiene su propia política

La alimentación infantil, una prioridad para las familias.

La alimentación infantil, una prioridad para las familias. / Cedida

María Bueno

María Bueno

‘¿Qué comen los niños en la escuela infantil?‘¿Puedo ir allí a darle el pecho?’, ‘¿el equipo del centro ofrece a demanda las tomas maternas?’, ‘¿y si quiero que mi hijo coma por sí mismo sólidos aunque se manche y tarde más que con un puré?’

Galicia lidera la tasa de escolarización de 0 a 2 años en todo el país. Una etapa en la que la alimentación cobra especial (y cada vez mayor) protagonismo, con la lactancia materna a demanda o el ‘Baby Led Weaning’ (BLW) en el foco de cada vez más familias a la hora de elegir escuela infantil. 

“Sí, sin duda. La lactancia materna es una de las principales preocupaciones de las familias que la eligen, y acapara gran parte de las preguntas que nos hacen antes de formalizar la matrícula”, confirma Bibiana Sotelo, directora de una de las escuelas públicas infantiles de la red ‘Galiña Azul’ en Vigo

La maestra tiene claro que el centro debe respetar la decisión que tome la familia: “Tanto si apuestan por la lactancia materna como por la artificial, lo que tenemos que hacer nosotros es adaptarnos a ellos y no al revés”, cuenta. 

Así y por un lado, las mamás tienen las puertas abiertas y pueden entrar en cualquier momento en el aula para dar el pecho, en la que hay un sillón instalado para tal efecto. Por el otro, pueden llevar la leche etiquetada en una nevera y las educadoras se la administran a los pequeños. 

Un escenario, este último, en el que puede darse el caso de que el bebé, al estar tan acostumbrado al pecho, rechace la tetina, frente a lo que se buscan otras opciones. 

“Por eso te digo, hay muchos casos y nosotros tratamos de adaptarnos a cada uno”, retoma Sotelo, que también es madre de tres niños y una “gran defensora de los beneficios de la lactancia materna a nivel personal”. “Y aunque no lo fuese”, matiza, no es algo que dependa de lo que opine una persona, sino de la política de la red de Galiñas Azuis.

El descrito es el protocolo óptimo recomendado por expertos y nutricionistas. Sin embargo, algunas familias denuncian que no siempre es el más frecuente en todos los centros infantiles, en los que, pese a que sí se ofrece llevar la leche materna en el biberón, el acceso para amamantar en las propias instalaciones es mínimo. 

Baby Led Weaning

También Paula Moreiras, educadora de una escuela infantil viguesa de carácter privado, apunta a una creciente responsabilidad entre las familias. 

“Antes se veían muchos más purés; pero ahora, cada vez más alimentos sólidos”, añade y a lo que se está refiriendo es al Baby Led Weaning (BLW), una manera de alimentación complementaria natural por la que cada vez abogan más familias para la introducción de alimentos. 

En línea con el estilo de crianza respetuoso, este tipo de alimentación complementaria se presenta como alternativa a las papillas ofreciendo los alimentos sólidos en trozos que el niño come a demanda y con sus propias manos. La idea es que, al poner el foco en la autogestión del bebé, se mejora su relación con la comida y también su propia autonomía, con beneficios desde el punto de vista del desarrollo neurológico, cognitivo o muscular

“El puré puede parecer más cómodo que el BLW al principio, porque se manchan o tardan más, pero no es tiempo perdido porque en seguida ves que luego son niños que comen de maravilla”, explica Moreiras, que asegura que la posibilidad de hacer BLW también resulta clave a la hora de escoger escuela para las familias que lo practican.  

Varias madres nos lo confirman: “Siempre, pero especialmente en los primeros meses, la alimentación es esencial para el desarrollo del niño, ya no solo a nivel nutricional. Yo busqué explícitamente una escuela que hiciera BWL”, nos dice Alba, que además de madre es nutricionista; para dejar paso a otra progenitora viguesa: “A mí lo que me gustaría es que quedase claro que no se trata de una moda o de una modernez; sencillamente se trata de volver a lo natural. Es la manera de que conozcan los alimentos en su estado más genuino”. 

Seguridad y ratios

Aunque este modelo haya vuelto con fuerza en los últimos años, en escuelas como las pertenecientes a la red Galiñas Azuis, la pauta es no aplicarlo. 

Bibiana Sotelo, directora de una de estas escuelas, describe que la red cuenta con “un pliego de tres menús diseñados y supervisados por nutricionistas” y apunta a la seguridad de los menores como principal motivo para no hacer BLW y es que este método, dice, requiere de una gran supervisión por parte del adulto: “Yo lo he hecho con mis tres hijos, pero no es lo mismo en casa que en una escuela, en la que las ratios son de ocho niños por profesional”.  

Para la experta, la clave es respetar la autonomía del niño independientemente del formato: no forzarle a comer cuando no quiere. Dice que, cuando se les explica cómo se trabaja en el centro, las familias apuestan por continuar en la escuela y combinar el BLW en casa con las papillas en el cole. Cuando, antes de despedirnos, le preguntamos si cree que la red de Galiñas Azuis acabará introduciendo este método, nos dice que no lo sabe: “No sería solo cambiar el pliego de menús, sino las ratios de las escuelas y contratar a más personal. De hacerlo, hay que hacerlo con garantías para los niños, las familias y los maestros y educadores”.