Después de los seis meses de lactancia exclusiva (y materna en la medida de lo posible) llega el momento de dar el siguiente paso en la alimentación infantil: comenzar con la alimentación complementaria. Hasta el año, el alimento principal de los bebés sigue siendo la leche. Por lo tanto, ese debe ser el alimento que se ofrezca siempre como primera opción, el resto de comida, sea en el formato que sea, debe ser, como su propio nombre indica, complementaria. Es más, hasta los dos años, la leche cubre buena parte de las necesidades nutricionales de los pequeños.

Con todo, desde los seis meses aproximadamente, es momento de comenzar a introducir otro tipo de alimentos. Y decimos aproximadamente porque más que una cuestión de edades tiene que ver con el punto madurativo de los bebés: deben lograr sostenerse solos sentados o haber perdido el reflejo de extrusión. Estos hitos se alcanzan aproximadamente en torno al medio año, sin embargo, como siempre, cada pequeño es un mundo.

Llegado el momento los padres se enfrentan a la decisión de cómo introducir esa alimentación complementaria. Dando por sobreentendido que debe ser lo más saludable posible (descartando el sal al menos hasta el año, los azúcares refinados, productos ultraprocesados...) la disyuntiva más frecuente es dar los alimentos triturados, es decir, las tradicionales papillas y purés, u optar por el baby-led weaning (BLW).

El BLW apuesta por ofrecer los alimentos a los bebés en trozos, en su presentación habitual, eso sí, con unos cortes apropiados para que ellos mismos los manejes. Porque serán los niños quienes cojan los diferentes alimentos, los toquen, conozcan las texturas, colores y olores hasta finalmente llevarlos a la boca y saborearlos. ¿Sin dientes? Sí, sin dientes un bebé es capaz de disfrutar de los alimentos de este modo.

Una de las barreras que deben superar los padres para optar por este método, ya que se debe poner en práctica desde la tranquilidad y el convencimiento, es el miedo al atragantamiento. Diferentes estudios apunta a que este riesgo no es mayor en el BLW frente a los triturados. Además, y no solo por el tema de la alimentación complementaria, se recomienda que los padres hagan un curso de primeros auxilios que incluya cómo actuar en caso de atragantamientos en cualquier etapa de la vida.

Sin embargo, nutricionistas especializados sí que cada vez más destacan los beneficios del baby-led weaning. La doctora y experta en nutrición Odile Fernández nos cuenta algunos de ellos.

Control del apetito

"Uno de los beneficios es el control del apetito. Los niños que se han alimentado según el método baby-led weaning, comen lo bastante pero no demasiado. Es decir, son niños que saben dejar de comer cuando tienen suficiente. Esto se ha visto que previene la obesidad y le ayuda a mantener un peso saludable. Nosotros cuando estamos saciados, en teoría dejamos de comer, pero sin embargo cuando el niño es alimentado por otro, con potitos con cuchara.. tendemos a sobrealimentarlo", expresa Odile.

"Cuando el niño se siente saciado, deja de comer"

Interés del niño por los distintos alimentos

"Otro de los beneficios es que los niños suelen mostrar mayor interés por un mayor número de alimentos. En lugar de comida mezclada o triturada, ellos van eligiendo el alimento que quieren, cogen, prueban... diferente textura, diferentes sabores, diferentes colores… Además suelen ser niños que comen más variado", añade Odile.

"Suelen ser niños que comen más variado"

Menos ansiedad para las madres

"Las madres que alimentan así, suelen tener menos ansiedad y preocupación en torno a las comidas. El momento de la comida suele ser muy divertido, es natural, la manera natural, la manera con la que han debido alimentarse todos los seres humanos antes de haber electricidad… Toda la familia participan en la comida del niño. Todos comen a la vez… no como cuando comen un potito, que primero se come el potito y después comen los demás de la casa... Además, hay un beneficio social y familiar, en el sentido de que todos comen juntos", añade la experta.

Mejora:

  • El desarrollo de las habilidades motoras del bebé
  • La psicomotricidad fina y la coordinación mano-ojo
  • Y fomenta la independencia y la confianza en sí mismo del pequeño

Como todo en la crianza, cada familia debe escoger la opción que mejor se adapta a su perfil y sus necesidades pero que no sea ni la desinformación, ni los miedos infundados en el desconocimiento ni el 'siempre se ha hecho así' deben ser los motivos para tomar esas decisiones.