“¡Enséñame la lengua!”

Las dificultades para producir ciertos sonidos pueden estar relacionadas con diferentes factores del desarrollo, y otras son “perfectamente normales”

¡Enséñame a lengua!

¡Enséñame a lengua! / E. Elements

Aprender a hablar (y aprender a contestar) son cosas que llevan su tiempo, pero que poco a poco se entrenan. Para bien y para mal.

Es a partir del primer año de edad cuando los niños y niñas comienzan a decir sus primeras palabras. Papá, mamá, bibe, sí, no… “Pero antes de eso hay unos prerrequisitos del lenguaje muy importantes que hay que tener en cuenta” explica Nuria Baqueiro, logopeda “El contacto visual con el adulto, la atención conjunta, la imitación…” Si todo ello funciona correctamente, el repertorio lingüístico de un niño de 24 meses con desarrollo normal del lenguaje debe de ser, como mínimo, de 50 palabras. “En caso de que no sea así, lo ideal es una valoración logopédica para decidir si es necesario comenzar un programa de estimulación o si podemos esperar a ver cómo evoluciona” 

Las dificultades en la producción de los sonidos del habla pueden estar relacionadas con factores de todo tipo: algunas causas incluyen problemas en la coordinación de los músculos utilizados para hablar, malformaciones de órganos del habla, y retrasos en el desarrollo del lenguaje, entre otros. “A los 5 años el niño tiene que haber adquirido todos los sonidos” explica Baqueiro.

Generalmente son los maestros, en el colegio, los que detectan las problemáticas, y según el nivel de gravedad, se deriva o no a una logopeda profesional.

Las logopedas de Punto & Aparte

Las logopedas de Punto & Aparte / Cedida

¿Cuándo y cómo deja de ser natural esa dificultad para hablar?

“¡Enséñame la lengua!” Es seguramente la petición más rara a la que puede contestar un niño de 6 años. Pero para un logopeda es el principio del estudio miofonológico. Y es que los problemas en el habla pueden ser derivados de dos factores, neurológico o anatómico. 

Puede que el niño o niña no sea capaz de pronunciar un sonido, o puede que no sepa cómo hacerlo. Puede que sea derivado a algún problema en los órganos fonadores, o puede que se resuelva cuando pierda los dientes de leche.

Si todo funciona correctamente, el repertorio lingüístico de un niño de 24 meses con desarrollo normal del lenguaje debe de ser, como mínimo de 50 palabras

Por eso, logopedas como Marta Canabal y Alba Pereira (de Punto & Aparte) evalúan desde los músculos relacionados con el habla y la articulación, hasta los dientes y la forma de masticar o respirar.

Así detectan si existe lo que antes se denominaba como ‘dislalia’ y que ahora se ha sustituído por ‘Trastornos de los Sonidos del Habla’. “Son una alteración en la fonética y son comunes entre los niños en edad preescolar” explican. “Se caracterizan por la dificultad o la incapacidad de discriminar los sonidos, y por tanto de articular o pronunciarlos correctamente. A modo muy general, suelen costar mucho las palabras que incluyen puntos de articulación muy diferentes”. Por ejemplo, palabras que contienen consonantes difíciles de pronunciar, como “r”, “rr”, “ch”, “ll”, “j”; palabras con sonidos consonánticos agrupados, como “tr”, “pl”, “br”; sonidos vocálicos complicados, como hiatos o diptongos.

"Pistina" en lugar de "piscina" porque resulta una combinación de sonidos más fácil de pronunciar.

"Pistina" en lugar de "piscina" porque resulta una combinación de sonidos más fácil de pronunciar. / E. Elements

En caso de necesitar tratamiento, este suele tener una evolución positiva, aunque avisan que en este caso las prisas sí son buenas: “Cuanto más tiempo dejemos pasar para la intervención de un problema de logopedia, mayor será la dificultad a la hora de adquirir el patrón adecuado”.

Los sonidos kryptonita: ¿Cuáles son los TSH más comunes?

Hay palabras y sonidos que, de forma general, resultan complicadas para la mayoría de los niños y niñas. Unas combinaciones que funcionan como la kryptonita para Superman: son su punto débil. Los TSH son mecanismos que utilizan para hacer más fácil el habla que imitan de los adultos, usando maneras más simples de articular: pistina en lugar de piscina.

Los más comunes son las siguientes:

  • Rotacismo: incapacidad para pronunciar el sonido /r/  (el sonido de la R fuerte es el último en adquirir)
  • Ceceo: pronunciación de /z/ en lugar de /s/
  • Seseo: pronunciación de /s/ en lugar de /z/
  • Checheo: pronunciación de /ch/ en lugar de /s/
  • Chionismo: pronunciación /rr/ por /l/