El mundo 4.0

Inteligencia artificial generativa: una revolución en los trabajos creativos

La imagen que ilustra este artículo ha sido creada con IA generativa DALL-E, utilizando la instrucción o prompt:  “Genera una imagen de una ciudad futurista con robots humanoides paseando por las calles. El estilo debe ser  realista, y las dimensiones de 1792×1024 píxeles”.

La imagen que ilustra este artículo ha sido creada con IA generativa DALL-E, utilizando la instrucción o prompt: “Genera una imagen de una ciudad futurista con robots humanoides paseando por las calles. El estilo debe ser realista, y las dimensiones de 1792×1024 píxeles”. / FDV

Francisco Yáñez

Francisco Yáñez

HAL 9000: Mira, Dave, veo que realmente estás molesto con esto. Honestamente pienso que deberías sentarte y tranquilizarte, tomar una pastilla para el estrés, y pensar que todo ha acabado. Sé que últimamente he tomado algunas malas decisiones, pero puedo decirte, con total seguridad, que mi trabajo volverá a la normalidad. Todavía tengo entusiasmo y confianza en la misión. Y quiero ayudarte.

Stanley Kubrick anticipó en su película “2001: Una odisea del espacio”, la llegada de una IA disruptiva, una IA capaz de conversar, empatizar, leer los labios, interpretar imágenes y escenas; en definitiva, una máquina ultrainteligente capaz de superar en todas las actividades intelectuales a cualquier persona ingeniosa. HAL 9000, el cerebro de una nave espacial que se revela contra la tripulación durante una misión a Júpiter, recibe ese nombre como acrónimo de “Heuristically programmed ALgorithmic computer” (computador algorítmico programado heurísticamente), aunque en realidad, y como curiosidad, era una referencia al gigante de la computación de la época: IBM (si retrocedemos sus siglas un puesto en el abecedario, obtenemos HAL).

Actualmente, la IA disruptiva que se imaginó Stanley Kubrick está llegando, más tarde de lo que él predijo, pero de forma imparable. Esa IA, denominada actualmente como inteligencia artificial generativa (gen AI), utiliza potentes algoritmos de “aprendizaje profundo y automático”, para comprender y crear cualquier tipo de contenido, como imágenes, texto, audio, código de programación, simulaciones y videos. Desde que ChatGPT, de la empresa OpenAI, irrumpió en escena en noviembre de 2022, la IA generativa ha avanzado de forma sorprendente, al mismo tiempo que han surgido dos nuevas alternativas también muy potentes: Claude, de Google, y Gemini, de Anthropic. Muchas personas, de todas las regiones, industrias y generaciones, emplean prácticamente a diario esta tecnología para realizar cualquier tipo de tarea que tenga que ver con procesar datos y generar textos. Programadores, científicos e investigadores, creadores de contenido, profesionales del marketing y las redes sociales… La lista es interminable. Y esto solo acaba de empezar: según un estudio de PwC, se espera que en 2030 la contribución de la IA al PIB mundial será de 15 mil millones de euros, lo que supone casi el PIB de China, con un crecimiento esperado del 27% cada año.

Recientemente OpenAI anunció el lanzamiento de su modelo nuevo y mejorado, GPT-4o. El mayor avance, con diferencia, es que GPT-4o es “nativamente multimodal”. Esto significa que puede responder y comprender el mundo a través de voz, texto e imágenes, todo en una sola interfaz. Por lo tanto, en lugar de tener que escribir el problema que queremos que ChatGPT resuelva, se puede encender la cámara y mostrarle el problema en tiempo real, y obtener respuestas casi instantáneamente. A mi juicio, esto tendrá enormes implicaciones para el entrenamiento, la enseñanza y el acceso de la IA al mundo a medida que cambia. Incluso, no sería difícil imaginar a ChatGPT-4o participando en una reunión de trabajo, aportando información y adaptándose al desarrollo de una conversación. Otros avances notables son la velocidad de las respuestas, lo que permite una conversación en tiempo real, su capacidad para interactuar en 50 idiomas diferentes, y la disponibilidad de aplicación para móvil, lo cual mejorará, sin duda, su utilidad.

Este potencial convierte a la IA generativa en una herramienta sumamente interesante y útil para multitud de tareas: escribir código de programación, en una amplia variedad de lenguajes de programación y dominios, para crear, por ejemplo, sitios web, videojuegos y aplicaciones para móvil; ser un tutor académico, personalizando el estilo de respuestas que queremos recibir, resolviendo problemas matemáticos, respondiendo preguntas difíciles de nivel de secundaria, e incluso entablando conversaciones; trabajar de forma visual: clasificar y subtitular imágenes, analizar el texto manuscrito de las imágenes y comprender su significado; generar contenido coherente y bien estructurado para correos electrónicos, marketing, documentos y presentaciones; desarrollar chatbots, que puedan comunicarse de manera eficaz con los usuarios en lenguaje natural y en casi cualquier idioma; analizar, resumir y clasificar un ingente cantidad de información y documentos que le facilitemos; y utilizar otras herramientas y API de forma autónoma, lo que le otorga un potencial de uso casi ilimitado.

Pero ¿por qué es gratis actualmente? ¿cómo es posible desde la perspectiva de un modelo de negocio? Estas empresas normalmente tienden a centrarse en el crecimiento de sus consumidores por encima de la rentabilidad inmediata. La importante inversión de Microsoft en OpenAI ha permitido que opere con pérdidas para ganar cuota de mercado y mejorar sus modelos. Además, eso supone un movimiento estratégico para impulsar su adopción masiva frente a la creciente competencia de Gemini y Claude.

Si bien muchas personas están reaccionando a ChatGPT con miedo, la IA generativa claramente tiene el potencial de ser usada para mejorar el mundo. Destruirá empleos, sin duda, pero también creará muchos otros. Un tipo de tecnología muy prometedora, pero que también plantea cuestiones desafiantes en torno a la ética, los derechos de autor, la legalidad y el impacto social que deben considerarse cuidadosamente. Nuestros esfuerzos tienen que estar orientados a regular, pero no a frenar o prohibir, pues ya podemos imaginar lo difícil que resultaría poner puertas al universo. 

Suscríbete para seguir leyendo