Sálvese quien pueda

¡Propietarios del mundo, uníos!

Ya lo decía Gabinete Caligari, bares qué lugares sagrados para conversar.

Ya lo decía Gabinete Caligari, bares qué lugares sagrados para conversar. / FARO

Fernando Franco

Fernando Franco

Por fin ese edificio de la Plaza de la Constitución viguesa, que año tras año afeaba su estética con unos andamios que no se justificaban con obra alguna, va a ser rehabilitado. ¿A qué va a ser destinado? Pues a qué va a ser, a apartamentos turísticos, para lo que habrá recibido la preceptiva licencia municipal. ¿Y sus bajos? ¿Pues para qué otra cosa sino para otro establecimiento hostelero más de los diez o doce que ya tiene la plaza? Lo que ya falta ahora es que lo ocupe una de esas franquicias de la hamburguesa o el pollo frito. Si seguimos así, no quedarán vecinos en el barrio viejo, que serán sustituidos por transeúntes, turistas de paso con sus ruidosas maletas, y no habrá más locales comerciales que comederos o bebederos. ¿Cómo van a quedar vecinos si los precios se disparan y son expulsados a las periferias? Será más fácil en este barrio comprar un souvenir que pan de molde y jamón para hacer un sandwich. El último edificio rehabilitado justo al lado, en la calle Joaquín Yáñez, tiene todas las trazas también de estar dedicado a pisos turísticos y hasta en la calle de los Cesteiros conozco algún vecino que ha sido amablemente invitado a abandonar su casa, comprado el edificio para pisos de este calaña.

En el bajo de mi casa hubo una relojería, ahora un bar; en la de al lado, hubo un comercio de confección, ahora un bar; enfrente, un comercio de velas, en breve un bar; a su lado, una tienda de ropa infantil y una cestería ahora dos bares; muy cerca, una gran ferretería, ahora un gran bar. Antes la ciudad era un espacio en el que se localizaban actividades productivas o comerciales y ahora su suelo pasa a ser una mercancía sometida a la especulación y al rentismo, acondicionada por esa engañosa fuente de ingresos que es el turismo.Y si antes era un espacio con func iones básicas como vivir y relacionarse, éstas quedan subordinadas a su capacidad como producto. ¿Para qué queremos vecinos con sus molestas por reivindicativas asociaciones vecinales si tenemos gente de paso que paga más y no reivindica nada?  

Esta empezando a pasar en Vigo pero ya pasa en muchas ciudades de España de mayor y anterior atracción turística, y las administraciones lo facilitan atreviéndose incluso a dejar que se vendan viviendas a fondos de inversión privados. Así ocurre que desde 2012 los centros históricos de las ciudades dgancho han perdido población fija por la expulsión, directa o indirecta, de sus residentes. El centro de Cádiz, por ejemplo, puede acabar convirtiéndose en una pequeña Venecia ocupada por tipos con cámaras que hacen colas tras guías y ocupan bares con terrazas expandidas como metástasis por el espacio que antes era público hasta dificultar el paso de los pocos vecinos que quedan en el barrio.

Está claro, y lo reafirma Jorge Dioni López en su magnífico libro El malestar de las ciudades, que el modelo de ciudad está acabando con los comercios y con los residentes; acaba con la ciudad tal como se entendía para convertirla en materia prima. Cuando alcaldías “levantiscas” intentan frenar esta apropiación del suelo urbano para que no esté solo al alcance de economías pudientes y de negocios turísticos, surgen contrapoderes defensores a ultranza del liberalismo sin más ética que la del beneficio que casi las criminalizan. Incluso argumentan que quienes se oponen al turismo y a los grandes proyectos quieren que todos sigamos en la pobreza. A otro perro con ese hueso. . El turismo es bueno, pero sostenible. Se podría hablar de muchas ciudades españolas como Ibiza, pero en el mismo Algarve portugués, el turismo lo llena todo pero la cuarta parte de la población está en la pobreza y ningún trabajador halla un piso en el que poder instalarse. En resumen: veréis que el centro histórico de Vigo quedará vacío de vecinos salvo unos cuantos pudientes, la calle de las compras desaparecerá sustituida por grandes centros comerciales en las afueras llenos de franquicias... y podréis comprar un torero con más facilidad que un bocata de chorizo.

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