Cova Eirós, el refugio del neandertal gallego

Continúan las excavaciones arqueológicas iniciadas hace tres lustros en esta cueva del municipio lucense de Triacastela. Los hallazgos permitirán profundizar más en las causas de la extinción de los neandertales

Imagen de fondo: un grupo de arqueólogos trabaja a la entrada del yacimiento de Cova Eirós. Delante, recreaciones de "Homo sapiens" (izquierda) y neandertal

Imagen de fondo: un grupo de arqueólogos trabaja a la entrada del yacimiento de Cova Eirós. Delante, recreaciones de "Homo sapiens" (izquierda) y neandertal / FDV

Un sinuoso y estrecho sendero facilita la llegada a Cova Eirós a los asiduos visitantes que desde hace quince veranos excavan cada mes de agosto en busca de vestigios arqueológicos que permitan profundizar en el estudio del Paleolítico Medio. Este yacimiento ubicado bajo una cantera en el municipio lucense de Triacastela es el único en la península Ibérica en el que se han encontrado niveles correspondientes a dos especies de homínidos diferentes: los últimos neandertales que habitaron el noroeste peninsular y los primeros Homo sapiens que llegaron a la zona.

“Es como una especie de laboratorio que nos permite comparar cómo en una misma cueva con las mismas materias primas y, por lo que sabemos, condiciones climáticas y fauna similares se comportaban los neandertales y cómo los Homo sapiens, las diferencias culturales, económicas y etiológicas entre ellos”, explica Arturo de Lombera, director de las excavaciones de Cova de Eirós junto a Xosé Pedro Sánchez, ambos de las Universidad de Santiago de Compostela. “Este yacimiento es muy importante porque no solo ayuda a conocer un periodo de la Historia de Galicia, sino que aporta respuestas para entender cuestiones a nivel europeo, algo que va más allá del alcance regional”, añade.

En los próximos días, sobre el 6 o el 7 de agosto, se iniciará una nueva campaña de excavación en la que participarán una quincena de arqueólogos durante un período entre quince y veinte días, el ritmo normal de los años que llevan trabajando en el yacimiento. En esta ocasión la labor se centrará en dos bloques. En la propia Cova Eirós continuarán la excavación del nivel 4, el que presenta una mayor densidad de artefactos y hallazgos, pues se corresponde con un campamento de un grupo de neandertales que habitaron la cueva “durante unos meses” . “La cantidad grandísima de material hace que vayamos muy lentos hasta agotar ese nivel”, explica de Lombera.

En la campaña que comienza en agosto, los arqueólogos sondearán un nuevo abrigo en Monte do Penedo

Por otra parte, los arqueólogos van a abrir una nueva cata en las inmediaciones, en el propio Monte do Penedo. “Se trata de un abrigo –no tiene forma de túnel como una cueva–, es una gran pared que ofrece cobijo del viento y la intemperie con un buen potencial desde el punto de vista arqueológico, ya que tiene una zona con un amplio relleno de tierra, de sedimento, y unas condiciones de habitabilidad en principio bastante idóneas”. Los arqueólogos comenzarán por realizar sondeos para corroborar si ese espacio también fue habitado por neandertales o homínidos durante la Prehistoria.

No es la primera vez en que las investigaciones se amplían a los aledaños de Cova Eirós, hace dos años comenzaron a excavar en la próxima Cova das Cabras y hallaron restos de ocupaciones medievales que usaban la cavidad como lugar para cobijar cabras y otro tipo de ganado, además de hallar un “tesorillo” formado por unas 50 monedas romanas, lo que permitió documentar un nivel de ocupación, de la segunda mitad del sigo IV d.C., hasta el momento no registrado en las cuevas del entorno.

Grabados rupestres localizados en las campañas realizadas en 2011 y 2012 y datados con una antigüedad de unos 10.000 años

Grabados rupestres localizados en las campañas realizadas en 2011 y 2012 y datados con una antigüedad de unos 10.000 años / USC

El mayor hito de los trabajos arqueológicos realizados durante estos últimos quince años en Cova de Eirós fue el hallazgo en 2011 de pinturas rupestres por primera vez en Galicia, lo que dio al traste con los conocimientos previos que identificaban esa manifestación artística como propia de la zona franco-cantábrica y amplió la duración de esa práctica, cuyo fin se situaba hace 12.000-12.500 años, ya que las más de cien escenas localizadas tienen una cronología de 9.500-10.00 años.

“Entendemos Cova Eirós como ejemplo de un proyecto de largo recorrido, hay algunos yacimientos que solo tienen un nivel y se te acaban una vez que los excavas, pero esta cavidad tiene una secuencia de varios niveles, sabemos que tiene hasta tres metros de relleno y en el metro y medio que hemos ahondado ya nos han aparecido seis niveles diferentes, aún nos queda otro metro y medio y no sabemos si saldrán más vestigios o si se agotará”, manifiesta Arturo de Lombera. “Si hubiéramos excavado una pequeña superficie y solo le hubiéramos dedicado cinco años, por ejemplo, no hubiéramos descubierto las pinturas rupestres ni los últimos neandertales del Norte peninsular”, explica.

Las campañas, impulsadas y financiadas por la Consellería de Cultura de la Xunta a través de un convenio durante los últimos años, han ido arrojando importantes hallazgos a lo largo de los últimos tres lustros. Las más de trece mil piezas arqueológicas localizadas, entre huesos de animales, industria lítica y arte rupestre, conforman el yacimiento más completo del Paleolítico medio. Por la cantidad de restos que dejaron sus habitantes en la cavidad, se infiere que eran pequeños grupos de cazadores-recolectores, nómadas que se movían mucho por los territorios en busca de animales y otro tipo de recursos que no han quedado fosilizados, como frutos y otros elementos vegetales que también eran importantes en su dieta.

Trabajos de los investigadores en la cavidad

Trabajos de los investigadores en la cavidad / USC

Respecto a los vestigios más antiguos, en principio se dató el nivel 4 del yacimiento en unos 118.000 años coincidiendo con el hallazgo en 2012 de un hogar con restos de carbón y huesos alterados por el calor. Sin embargo, las pruebas de carbono 14 efectuadas en 2015 ofrecieron una datación más reciente, en torno a 42.000 años de antigüedad. Los neandertales que habitaron ese paraje entonces no tenían Cova Eirós como campamento base o residencia estable, sino que pasaban temporadas cortas en ocupaciones logísticas, de expediciones que cazaban animales y los consumían por la zona. La industria lítica hallada, la fauna e incluso la disposición estratográfica de los artefactos determinan que esa cueva era empleada para estancias cortas y llevan a pensar que en otras zonas de Galicia puedan encontrarse en un futuro próximo nuevas localizaciones similares a la de Triacastela.

Los neandertales ocupaban Cova Eirós cuando no había en ella osos cavernarios, que también la empleaban como refugio para hibernar, tal y como ha dejado constancia el hallazago de restos biológicos en la cavidad, entre ellos piezas dentales como un colmillo. Además de plantígrados , en la fauna de aquella época en Galicia había rinocerontes lanudos y ciervos, estos últimos los animales preferidos para la caza por los neandertales. También cazaban corzos, rebecos e incluso caballos. En el Paleolítico medio no había animales domesticados; la domesticación comenzó en el Paleolítico superior y en el Neolítico.

Algunos animales carnívoros también usaron la cueva como cubil para carroñear los restos de otros animales dejados allí por los neandertales. A esta conclusión se llegó tras un estudio sobre las marcas que dejan las herramientas cuando descarnan y despellejan esos animales, completamente diferentes a las incisiones de los dientes o huesos digeridos por animales carnívoros. Además, los neandertales machacaban los huesos muy intensamente para extraer la médula como alimento.

También se han encontrado restos de osos que murieron allí y de pequeños oseznos que se criaban allí, como dientes de leche. La cavidad lucense se conocía ya en los años 80 por ser uno de los principales yacimientos de restos de osos de las cavernas. La especie se extinguió en Europa hace 24.000 años y en Galicia sobrevivió varios milenios más, por lo que Cova Eirós fue uno de los últimos refugios del oso cavernario.

Trabajos de los investigadores en la cavidad

Trabajos de los investigadores en la cavidad / USC

Los restos de herramientas líticas hallados, con tallas de los métodos Levallois y discoidal propios del esa época prehistórica, son básicamente de cuarzo y dos tipos de cuarcita, una local, de una calidad mediana, y otra de grano muy fino, que tenían que seleccionar muy bien y que no se encuentra en el entorno de Cova Eirós. Creen los arqueólogos que esas cuarcitas más finas podrían estar a una distancia de unos 40 kilómetros; de hecho, en otras excavaciones del Cantábrico se han encontrado materiales procedentes de unos 60 kilómetros de distancia, pues los neandertales se movían por amplios territorios. Los neandertales de Cova Eirós formaban parte probablemente de esa comunidad que se desplazaba por distintos lugares del Cantábrico, aunque no se sabe con seguridad desde dónde llegaron al Noroeste peninsular.

Se sabe que los neandertales tenían elementos de adorno, que elaboraban colgantes con dientes de animales y conchas. En Cova Eirós se ha localizado un colgante realizado con un diente de zorro, pero corresponde ya a una ocupación de sapiens pues su datación es de hace 26.000 años.

El uso del fuego en las cuevas era algo muy común en el Paleolítico medio, que coincidió en gran parte con la glaciación de Würm, con un clima muy riguroso de frío y lluvias que obligó a los neandertales a refugiarse en cuevas. Esas condiciones climatológicas más frías llevaron a los neandertales a cubrirse con pieles de los animales que cazaban. Los arqueólogos de Cova Eirós tienen evidencias indirectas de que sus pobladores trabajaban la piel y seguramente se vestían e incluso hacían bolsas con ellas.

En cuanto a la vegetación, por restos de hogares se desprende que en aquella época predominaban los pinos y especies propias de unas condiciones climáticas más frías.

  • Asta de ciervo

    Desde el primer año de las excavaciones se encontraron numerosos restos de animales.

  • Colgante

    Este diente de zorro agujereado fue empleado como colgante hace 26.000 años.

  • Azagaya

    Azagaya decorada del Paleolítico Superior, que se empleaba como arma ligera arrojadiza.

  • Colmillo de oso

    Los restos de osos cavernarios hallados indican que esta especie duró más en Galicia.

  • Dientes de herbívoros

    Los vestigios de origen animal permiten conocer la fauna de la época en Galicia.

  • Herramientas

    Las herramientas halladas permiten comparar cómo vivían los neandertales y los Homo sapiens.

  • Hogar con carbón

    Hogar con restos de carbón y huesos alterados por el calor datado en 42.00 años.

  • Levallois de cuarzo

    Herramienta de cuarzo tallada con la técnica Levallois propia del Paleolítico Medio.

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