Los móviles del futuro serán tatuajes

Tatuaje electrónico de la empresa Chaotic Moon.

Tatuaje electrónico de la empresa Chaotic Moon. / FARO

Francisco Yáñez

Francisco Yáñez

A principios de la década de 1970, Martin Cooper dirigía a un equipo de ingenieros en Motorola que se afanaban en crear el primer teléfono móvil portátil del mundo. Cooper estaba muy preocupado porque el gran rival de Motorola, AT&T, les estaba ganando la partida en el desarrollo de teléfonos para automóviles, que eran “móviles” solo en el sentido de que se movían cuando lo hacía el automóvil. A pesar de que AT&T era más grande que Motorola y tenía recursos de investigación mucho mayores, Cooper quería desafiar y superar al gigante. Y la gran inspiración le llegó al ver al Capitán Kirk usando su comunicador portátil en la serie Star Trek, en la cual la tripulación del USS Enterprise viaja por el universo para explorar nuevos mundos y encontrar nuevas civilizaciones. El equipo de Cooper tardó solo 90 días en 1983 en crear el primer prototipo de teléfono móvil portátil, y para darlo a conocer llamó a una multitud de periodistas, que se congregaron en la Sexta Avenida de la ciudad de Nueva York. La primera llamada la hizo en directo a Joel Engel, jefe de investigación de AT&T, para informar a su rival de que se estaban quedando atrás. Esa publicidad tuvo una repercusión enorme en aquel momento. El teléfono original Motorola DynaTAC 8000X, conocido como “el ladrillo” por sus dimensiones y forma cuadrada, pesaba casi un kilogramo y tenía un tiempo de conversación muy limitado, con lo que Cooper llegó a bromear años después: “La duración de la batería era de 20 minutos, pero eso no fue realmente un gran problema porque no se podía sostener el teléfono durante tanto tiempo”.

Han pasado ya más de 50 años desde aquella llamada de Cooper a Engel, y sin duda los teléfonos móviles han evolucionado muy rápido, y con ellos también nuestra sociedad. Pero todavía queda mucho camino por recorrer y lo mejor está aún por llegar. Casi todo el mundo imagina un futuro tecnológico en el cual las personas han incorporado a su vida cotidiana el uso de gafas o relojes inteligentes, dispositivos ponibles o wearables, que les mantienen conectados a internet, pero realmente no será así. La tecnología será portátil, pero no la veremos, porque estará fusionada con nuestra piel, y parecerá invisible. Actualmente existen tres tecnologías disruptivas que han confluido en el tiempo, y que proporcionarán que esto ocurra: la microelectrónica, la biotecnología y la generación de redes móviles 5G.

En el campo de la microelectrónica, actualmente ya se están fabricando transistores de 3 nanómetros (esta unidad de medida es la millonésima parte de un milímetro). Este hito histórico tuvo lugar el 29 de diciembre de 2022, y los protagonistas fueron la empresa fabricante de chips Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. (TSMC) y su cliente Apple. Para entender la dimensión de este avance, basta con decir que ahora en un chip del tamaño de una uña podrían instalarse nada menos que 40.000 millones de transistores. Pero la tecnología no se detiene ahí, TSMC ha anunciado los procesadores de 2nm para 2025, y de 1nm en 2030.

Por otra parte, en el campo de la biotecnología, se están produciendo avances como el de la empresa Chaotic Moon, especialista en tatuajes electrónicos, que ha creado una tinta inteligente, conductiva y biocompatible. Esta tinta tiene un tipo de adherencia especial que sirve para contener sobre la piel a pequeños sensores y nanorastreadores, que serían capaces de recoger, recibir y transmitir información. ¿Y para qué nos serviría un tatuaje electrónico? Por ejemplo, para monitorizar la salud. Si la persona tiene fiebre, es capaz de detectar una alteración de la temperatura del cuerpo; o si existe una infección en proceso, determinar de donde proviene y enviar una notificación a un smartphone. También como dispositivo de geolocalización: si una persona con Alzheimer desaparece y tiene un tatuaje inteligente, podría ser encontrada con facilidad. Incluso se podría utilizar como una tarjeta bancaria, o como una identificación, en el caso de no llevar encima un documento como el DNI. Otro avance interesante son los llamados underskin –del inglés bajo la piel– un tatuaje digital que se implanta bajo la piel y se carga con el propio calor corporal, lo cual evita el uso de baterías y otorga una autonomía infinita a esos dispositivos.

Y en tercer lugar tenemos que hablar de la quinta generación de comunicación móvil o 5G. Esta nueva generación de transferencia de datos supondrá un cambio radical con respecto a su predecesora 4G: la velocidad será cien veces más rápida; la capacidad se multiplicará y permitirá que más personas y dispositivos (hasta un millón por kilómetro cuadrado) puedan conectarse a una red sin bajar su rendimiento; y la latencia, el tiempo que tarda un dispositivo en recibir una orden desde que se le manda la señal, será de 1 milisegundo, lo que supondrá una respuesta casi instantánea. Llegados a este punto, podríamos pensar que aun así será difícil remplazar a un teléfono móvil porque en realidad son como pequeños ordenadores de bolsillo, y su complejidad es muy alta. Pues bien, falta un dato en este problema para poder resolver la ecuación, y que detallo a continuación: en el futuro, y gracias al despliegue del 5G, todos los dispositivos, incluidos los más complejos como un smartphone, podrían convertirse en simplemente una interfaz conectada a un procesamiento remoto, pudiendo así en parte solventar el problema de la miniaturización de los componentes y el sobrecalentamiento. Por lo tanto, un teléfono móvil no se conectará a la nube puntualmente, sino que vivirá en la nube y todas las aplicaciones se ejecutarán remotamente. Y en este escenario el hardware de los teléfonos será mucho más sencillo, pues se aprovecharán del poder de computación de borde (Edge Computing) del 5G.

Sin duda, esta idea de los tatuajes electrónicos tiene mucho recorrido y, a mi juicio, terminará reemplazando el uso masivo de los smartphones. Si será así o no, lo veremos en los próximos años, aunque solo por el mero hecho de hablar de esta posibilidad, ya estamos un poco más cerca, pues como bien decía el filósofo austriaco Peter Drucker, la mejor manera de predecir el futuro… es creándolo.

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