Balonmano

La resiliencia de Pepe Camiña

El jugador del Luceros se recupera de una miocarditis que le detectaron la víspera de su regreso a las pistas | Estuvo 11 meses de baja por una rotura de ligamentos

Pepe Camiña, esta semana en una de las porterías del pabellón de O Gatañal.

Pepe Camiña, esta semana en una de las porterías del pabellón de O Gatañal. / Santos Álvarez

Nació como lema para acompañar una de esas agónicas salvaciones a las que nos tiene acostumbrados el Frigoríficos del Morrazo, y se ha quedado como una de las mejores definiciones de la filosofía de este club. El “En Cangas ninguén se rende” también describe a la perfección la historia de uno de sus canteranos, Pepe Camiña, un relato de infortunio y superación, de caerse y levantarse una y otra vez. A sus 27 años el jugador del Luceros se recupera de una miopericarditis que abortó su vuelta a las pistas después de once meses en el dique seco por una grave lesión de rodilla.

“Si te caes te vuelves a levantar. Está claro que al principio es duro, pero no te puedes negar a pasarlo mal. Es parte del proceso”. Pepe Camiña desgrana con lucidez sus sentimientos en lo que confía sea la recta final de un largo periodo de inactividad deportiva, primero por una rotura del ligamento cruzado de su rodilla izquierda y posteriormente, por una miopericarditis que le fue detectada la víspera del que debía ser su regreso a las pistas, en el encuentro entre Automanía Luceros y Disiclín Lalín del pasado 5 de noviembre. “Yo hacía tiempo que estaba entrenando bien pero Adrián [Méndez, entrenador del filial del Cangas] es muy conservador en ese aspecto y me dijo que hasta que se cumplieran 11 meses de la operación de rodilla no podría debutar”, afirma el jugador.

Ese retorno no se produjo. Camiña sintió una molestia en el pecho el día anterior al partido y fue a urgencias. “Pensé que sería ansiedad porque había empezado a trabajar”, señala. En el hospital llegó el diagnóstico. “Me detectaron una miopericarditis y me dijeron que tenía que estar seis meses sin practicar deporte”, dice. La noticia fue un varapalo tremendo, reconoce. “Me quedé en shock. La médica me explicó la dolencia que tenía, pero yo no me enteré de nada. Y luego, al subir a planta, rompí a llorar”, admite. En ese primer impacto, la idea de la retirada cobró fuerza. “Me planteé dejar el deporte, hasta aquí he llegado, pero esa etapa de negatividad ya pasó y ahora estoy deseando volver”, manifiesta. A ello contribuye que las resonancias y electrocardiogramas realizados posteriormente rebajaron la gravedad de su enfermedad. De los seis meses iniciales se pasó a tres y con la posibilidad de realizar durante este periodo ejercicio de baja intensidad.

Pepe Camiña, en el pabellón de O Gatañal.

Pepe Camiña, en el pabellón de O Gatañal. / Santos Álvarez

“No estoy haciendo mucho, algo de pesas, porque a veces tengo sensaciones raras. No sé si es porque aún hay algo ahí o por estar un poco hipocondríaco”, señala. La fecha clave puede ser el 14 de febrero, cuando tiene la cita con el cardiólogo. “A partir de ahí habrá que ver. Al ser una dolencia de tipo vírico no tiene tantas complicaciones”, afirma. De hecho, durante todo este tiempo la única medicación que ha recibido ha sido ibuprofeno durante una semana. “Nada más, eso y descanso”, resume.

Lejos de esa primera noticia, Camiña subraya que anímicamente “me encuentro muy bien. Lo duro es al principio, pero ahora solo pienso en poder acabar la temporada con el equipo”. Eso sí, admite que en estos dos meses su desconexión del balonmano ha sido casi total. “Sí, porque llevaba casi un año esperando a volver y recibes este palo. Mentalmente es un poco duro, así que no he ido por el pabellón y he estado al margen, aunque sí he seguido al equipo desde casa”, afirma. Y no desaprovecha la ocasión para bromear. “Si fuese a los entrenamientos me costaría mucho más llevar esto, y los partidos no creo que sean buenos para el corazón”, ríe.

Camiña, en el suelo, en el partido ante el Bueu Atlético de la pasada campaña en el que se lesionó de gravedad la rodilla.

Camiña, en el suelo, en el partido ante el Bueu Atlético de la pasada campaña en el que se lesionó de gravedad la rodilla. / Santos Álvarez

Lo que no puede negar el joven jugador cangués es su experiencia a la hora de lidiar con situaciones complicadas en forma de lesiones. En su segundo año de sénior se rompió el radio y en la temporada 2019-2020, la del Covid, sufrió una grave lesión de tobillo con la rotura de los ligamentos, con seis meses de inactividad. La campaña 2020-2021 fue la única relativamente normal de las últimas, pero la mala suerte volvió a cebarse con él en la pasada. En el derbi ante el Bueu Atlético de la jornada 3 un mal gesto en su rodilla izquierda acabó con una rotura del ligamento cruzado y once meses de baja.

“La fuerza mental para asimilar esto la adquirí a raíz de la primera lesión. Y con la última de cruzado no me perdía una sola sesión de gimnasio, iba todos los días”, explica Pepe Camiña, a la vez que añade que “intento no venirme abajo nunca. Si el cuerpo da, la mente también tiene que dar”.

Un veterano que empezó con solo 10 años

A sus 27 años Pepe Camiña es el veterano en un jovencísimo Automanía Luceros, un paso lógico para un jugador que comenzó a practicar este deporte en el colegio cuando solo tenía 10 y que ingresó en las escuelas del Cangas un año más tarde, previo paso por los torneos de Balonmán na Rúa. Luego fue apurando su paso por las diferentes categorías y cumplió dos años en el equipo sénior hasta tomarse un par de temporadas sabáticas alejadas del balonmano antes de regresar en la campaña 19-20.“Cuando llegué era un crío y la media del equipo era alta. Antes el más joven tenía 23 años, pero se ha hecho un proyecto nuevo, y tenemos la plantilla más joven de toda la categoría”, resalta. “Ejercer de veterano después de tanto tiempo fuera de la pista es complicado, pero al volver habrá que verlo”, señala.

“Aquí hay gente con mucho potencial”, dice

Camiña ve con optimismo la marcha del Automanía Luceros, tras acabar el año fuera de las posiciones de descenso. “Veo al equipo bastante bien, con jugadores con mucho potencial y esperando que exploten. Es una plantilla joven, con gente que cumple su primer año en la categoría, y que juega muy bien”, señala, antes de apuntar que “simplemente tienen que coger tranquilidad y tirar adelante”. Esa juventud le gusta, “porque es con gente que viene a este equipo con la ilusión de poder competir algún día en Asobal”.

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