El principiante desafía al viejo maestro

El técnico más joven de LaLiga, Giráldez, y el de mayor edad, Pellegrini, que el 12 de abril se miden en el Villamarín con 34 años de diferencia, comparten vocación por dar protagonismo al balón con un estilo afilado

Giráldez, durante el partido contra el Rayo Vallecano.

Giráldez, durante el partido contra el Rayo Vallecano. / Ricardo Grobas

El Celta se propone prolongar con un triunfo en el Beníto Villamarín su racha sin perder desde que Claudio Giráldez se hizo cargo de la dirección del banquillo de Balaídos. El choque se presenta cargado de atractivo por lo mucho que a los dos equipos les va en el envite, pero también por enfrentar al técnico más joven y el más veterano de LaLiga. Más de tres décadas separan a Giráldez (36 años) de Manuel Pellegrini (70), que comparten en lo futbolístico mucho más de lo que la diferencia de edad indica.

El Ingeniero, como se le apoda a Pellegrini por su formación académica pero también por su maestría en los banquillos, es el segundo técnico que más partidos ha dirigido en el campeonato español tras Diego Simeone. El técnico chileno presenta una carrera jalonada de éxitos en Chile, Ecuador y Argentina, pero sobre todo en la Premier League, donde ha entrenado al West Ham y ha hecho campeón al Manchester City, y en LaLiga. En el campeonato español, el veterano preparador chileno ha dirigido con notable éxito al Villarreal, el Real Madrid, el Málaga y, en las últimas cuatro temporadas, al Betis, al que dio hace dos años el título de Copa del Rey y ha clasificado en tres ocasiones para Europa. Pelligrini contabiliza 623 partidos en Primera División: 257 con el Villarreal, 129 con el Málaga, 48 con el Real Madrid y 189 con el Betis, que abandonará a final de temporada. Solo Simeone, con 671 tras 13 campañas al frente el Atlético de Madrid, lo supera en número de partidos.

El currículo de Claudio Giráldez es en comparación diminuto. El emergente técnico céltico suma apenas un par de encuentros en la máxima categoría del fútbol español tras formarse en las divisiones inferiores del Celta y firmar dos brillantes campañas con el filial que han acabado por abrirle las puertas del primer equipo: una victoria contra el Sevilla y un empate frente al Rayo Vallecano que el louriñés ha adornado con una audaz propuesta futbolística que ha convencido a sus jugadores y encandilado a la afición celeste.

Pese a la abismal diferencia de experiencia. Giráldez comparte con el viejo maestro el gusto por el juego ofensivo y la presión alta para robar el balón en campo contrario. “Para mí, jugar bien es ganar. Luego hay distintas maneras de hacerlo. Mientras más volumen ofensivo creemos, más contento me quedo. Mientras menos ocasiones te generen en campo propio, más sólido eres defensivamente”, resumía el preparador chileno cuando se le preguntaba en una reciente entrevista que era para él jugar bien. “Me gustan los equipos más directos, con posesión de balón activa. Mientras más rápido salgamos de nuestro campo y con menos toques, mejor. En el último tercio hay que terminar las jugadas. Cuesta tanto llegar a este nivel de campo que una vez que uno llega tiene que terminar la jugada. El funcionamiento del equipo también tiene que ser agresivo para recuperar el balón”, precisaba.

Esta idea de juego ha creado escuela en técnicos como Eduardo Coudet, que lo considera su mentor, y de quien también ha tomado cosas Giráldez. La gran influencia de Pellegrini fue su compatriota Fernando Riera, técnico famoso por haber dirigido al Benfica del gran Eusebio: “De él aprendí cómo se conduce un grupo y cómo se exige a una institución para que la parte deportiva funcione”. En lo táctico, se reconoce deudo “de los muchos técnicos” que tuvo durante sus 14 años como jugador.

Giráldez ha construido también su propuesta sobre diferentes referentes. Desde los entrenadores que lo dirigieron en sus tiempos mozos en la cantera del Real Madrid (Alejandro Meléndez y Abraham García), hasta un variopinto ramillete de exitosos técnicos que va de Luis Enrique a Coudet, pasando por Guardiola, Klopp, Valverde, Imanol, Unzué y Carlos Carvalhal. De todos ellos ha tomado y aprendido cosas. “Tenemos que dominar los partidos desde el balón, siendo agresivos y valientes, avanzando alto para robar. No tener miedo a dejar metros a nuestra espalda ni a tener el balón en el pie. Dentro del dibujo encontrar la manera de hacer daño, saber dónde están los espacios, donde nos puede hacer daño el rival y qué fortalezas tiene”, sintetizaba el preparador louriñés la víspera de su debut con el Celta en e Sánchez Pizjuán.

A lo largo de su extensa carrera, Manuel Pellegrini ha empleado diversos tipos de sistemas, siempre sobre una defensa de cuatro hombres que fue innegociable para Fernando Riera, su mentor. Su dibujo de cabecera y el que viene empleando desde su llegada al Betis es el 4-2-3-1, aunque también ha jugado en diferentes etapas con un 4-4-2 o el 4-3-2-1. Pero con independencia del sistema elegido, el denominador común de sus equipos es la apuesta por el fútbol combinativo, con laterales de largo recorrido, pujanza del juego exterior y vocación de tener la posesión del balón en campo contrario el mayor tiempo posible.

El sistema de referencia de Giráldez es el 3-4-2, un esquema innovador y arriesgado que se sustenta sobre una línea de tres centrales, laterales muy profundos que actúan casi como extremos, un pivote de contención y otro de manejo y tres atacantes en el frente ofensivo. La querencia por la pelota en campo contrario, la presión alta y el gusto por el fútbol asociativo cerca del área rival son sus principales señas de identidad.

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