El amargo trago de Miguel Rodríguez

El redondelano es el único de los canteranos del primer equipo que no participó de la "revolución" del Pizjuán

La gran competencia en su puesto complica su participación

Los cinco cambios del Celta de Giráldez que hubieran puesto de los nervios a Benítez

Miguel Rodríguez controla un balón ante Miguel Gutiérrez en la visita del Girona a balaídos. |  // ALBA VILLAR

Miguel Rodríguez controla un balón ante Miguel Gutiérrez en la visita del Girona a balaídos. | // ALBA VILLAR / j.b.

Miguel Rodríguez fue el único canterano que Claudio Giráldez tuvo a sus órdenes en el filial sin minutos en el Ramón Sánchez Pizjuán. El nuevo técnico alineó de partida a Carlos Domínguez, Hugo Sotelo y Hugo Álvarez y dio la alternativa en el segundo tiempo a Damián Rodríguez, un chico que el pasado curso tenía ficha con el Gran Peña que puede tener protagonismo en el tramo final de la temporada tras los buenos minutos firmados contra el Sevilla.

A Carlos, que ya había tenido bastante participación con Benítez, le ayuda su condición de único zurdo en un esquema de tres centrales; Sotelo entró por el lesionado Luca de la Torre para aportar criterio en la distribución y seguridad en el pase, mientras que Álvarez se vio beneficiado por ajustarse y conocer a la perfección una posición, la de carrilero avanzado, de gran importancia en el esquema del técnico .

Miguel Rodríguez, que apuntaba a cierto protagonismo este curso tras su gran desempeño en la Copa, se ha visto, en cambio, damnificado por el exceso de competencia en su puesto. Nada de esto se esperaba el pasado enero cuando el Celta decidió que el redondelano ocupase una de las fichas profesionales del primer equipo impulsado por sus buenos minutos en la Copa –que disputó casi completa con grandes actuaciones ante el Amorebieta y el Valencia– y evidente proyección. Durante un tiempo, el club sopesó la posibilidad de una cesión a uno de los equipos de Segunda que pretendían sus servicios, pero finalmente se prefirió darle la alternativa con los mayores.

Falta de continuidad

Hasta el mes enero, Miguel había tenido una participación en LaLiga meramente residual, que se incrementó en los compromisos ligueros contra el Mallorca, la Real Sociedad y el Girona, que disputó de forma consecutiva. Desde entonces no ha vuelto a jugar un partido, encadenando (con una leve lesión en el pie de por medio) siete partidos en el banquillo.

Las razones de la larga suplencia de Miguel se explican por la falta de confianza de Benítez, que lo veía “verde” para la Primera División, pero sobre todo el exceso de competencia en una banda derecha que ofrecía al técnico madrileño alternativas (y ahora a Giráldez) de muy diferente perfil. El fichaje del argentino Tadeo Allende situó al redondelano en el penúltimo en el orden de preferencias de Benítez, por delante solo del Carles Pérez.

La rehabilitación del extremo catalán con la llegada de Giráldez y el esquema de juego del nuevo técnico, en la que los laterales ejercen en fase ofensiva la función de extremos, complica, si cabe, las cosas para Miguel, que deberá dar un paso al frente para ganarse la oportunidad.