Porriño 29 - 29 Atlético Guardés

El Porriño rompe su techo histórico

El equipo de Isma Martínez se mete en semifinales tras eliminar al Guardés en una eliminatoria vibrante

El cuadro local logró el empate que necesitaba tras remontar una desventaja de seis goles en el segundo tiempo

Juan Carlos Álvarez

Juan Carlos Álvarez

Un equipo para la historia del Conservas Orbe Rubensa Porriño. El cuadro de Isma Martínez, gobernado desde el palco por Abel Estévez, ha roto este domingo su techo histórico. Hasta ahora un quinto puesto era lo máximo que habían alcanzado en su historia en la máxima categoría del balonmano. Hoy ascendieron un peldaño como mínimo gracias al trabajado empate frente al Mecalia Guardés que apea a su eterno rival del torneo y coloca a las porriñesas en las semifinales donde les espera el poderoso Elche. Ciento veinte minutos de balonmano que se resolvieron finalmente por un gol de diferencia a favor del equipo de Isma Martínez, más fuerte mentalmente y que este domingo encontró en un gran segundo tiempo las herramientas para anular la ventaja de seis goles que las guardesas habían conseguido y que parecían inclinar el duelo hacia una prórroga de diez minutos.

El Mecalia Guardés, obligado por el sistema de competición a ganar el partido para llevar la eliminatoria a la prórroga, demostró haber aprendido de sus errores de siete días atrás. Poco que ver su entrada a la que tuvo en A Sangriña donde bailó al ritmo que le marcó el Porriño. Este domingo llegaron dispuestas a imponer su repertorio. Su primera parte fue casi ejemplar, parecida seguramente a la que Cristina Cabeza había diseñado en la mejor de sus previsiones. Cerraron la defensa a Casasola y Paulina Buforn (sus quebraderos de cabeza en la ida) y en ataque generaron situaciones cómodas para el lanzamiento desde los seis metros o para las penetraciones de la genial Cecilia Cacheda o de Pauli Fernández, que regresó a la vida tras unas semanas alejada de su mejor versión. El Mecalia Guardés no tardó en tomar las primeras ventajas en el marcador que se fueron agrandando a los veinte minutos (7-12). El Conservas Orbe Rubensa sufrió en ese tramo. La defensa cerrada del Guardés les impedía encontrar situaciones cómodas y cuando lo hacían Miriam Sempere negaba sus lanzamientos, por lo general poco calibrados. Tuvo que aparecer en escena Paulina Buforn en el tramo final del primer tiempo para poner un poco de orden y evitar males mayores. El 12-16 del descanso daba una idea de lo que había sido el partido hasta ese momento. El Guardés había defendido mucho más que su rival, atacado con mayor claridad y gestionado de mejor manera la carga emocional que encerraba un encuentro así.

Lejos de clarear el panorama para el Porriño, las cosas se inclinaron aún más hacia el cuadro de A Guarda que iba sumando jugadoras a su causa. En los extremos siguieron haciendo daño y apareció Sempere para poner la máxima diferencia. Un 14-20 que invitaba a pensar en que los dos equipos gallegos acabarían jugándose el pase a semifinales en una dramática eliminatoria. Pero la clave, más allá de las buenas decisiones que se tomaron en el bando porriñés, fue la gestión de las emociones de los últimos veinte minutos. El Conservas Orbe Rubensa fue subiendo su nivel conforme avanzaba el partido. Empezaron a exprimir al Guardés para ver hasta dónde eran capaces de aguantar. Paulina sacó el brazo a pasear, Alicia Campo ofreció buenas soluciones en los seis metros y Aitana Santomé o Maider Barros contribuyeron para reducir la ventaja a los tres goles (21-24)lo que provocó el tiempo muerto de Cristina Cabeza. Era el momento clave del partido. O el Guardés mantenía la calma y sujetaba el arreón porriñés o el duelo avanzaría hacia un final angustioso.

El Guardés sufrió tres exclusiones en los últimos 10 minutos que marcaron el final

Sucedió lo segundo. Los ataques de Guardés ya no encontraban la claridad de otros momentos y al Porriño, pletórico en la pista y en el lenguaje corporal en cada una de sus acciones se le abrieron nuevos horizontes. El Guardés llevaba demasiado tiempo viendo el marcador. Alicia Campo colocó a su equipo a un solo gol (25-26) y el equipo de Cristina Cabeza protegió su diferencia hasta que un gol de Fermo desde el extremo empató el partido (28-28) con poco más de minuto y medio por delante. Porriño jugaba con una ventaja extra y era que el empate equivalía a una victoria tras su triunfo siete días atrás en A Sangriña. Para el Guardés no había otra solución que la victoria.

Anotó Amores y devolvió Maider Barros el empate. Un gol anotado en situación de máxima tensión y que contrastaba con los problemas que había tenido en el partido de ida cuando llegó a pedir el cambio tras fallar cuatro situaciones clarísimas de mano a mano. Hoy, con la mente despejada, no perdonó. Cifuentes, que fue de lo mejor del Guardés, puso el 28-29 con un minuto por jugar. En esa última defensa estaba la victoria y la prórroga.

Porriño buscó la solución en el extremo y Cecilia Cacheda tocó ligeramente a Fermo. Penalti y exclusión (muy discutible) en un momento dramático. Lanzó Malena Vallés, que había tomado el relevo de Paulina en los lanzamientos desde siete metros, y devolvió el empate al marcador. Faltaba el ataque de Guardés, que sin Cecilia Cacheda en la pista no tuvo la claridad de ideas que exigía la situación. Se la jugaron en una penetración que acabó en falta de ataque a poco más de diez segundos. El Porriño dejó pasar el tiempo y su pabellón estalló de felicidad. Por primera vez acabarán una Liga entre los cuatro primeros y dentro de un par de semanas comenzarán a soñar con el duelo ante el Elche (campeón de la Liga regular) por un lugar en la final.Y de postre, dependiendo de lo que haga Bera Bera, un puesto en Europa podría caer de su lado para glorificar esta temporada. Festejaban las porriñesas frente a las caras largas de un Guardés que no se puede poner ni un reproche. Lo rozaron