Cambio en la idea de juego

Giráldez, más joven que Aspas y que Guaita, ha desplegado con el Celta Fortuna un fútbol alegre con excelentes resultados y muchos halagos

Claudio Giráldez se dirige a los jugadores del filial Miguel Román y Javi Rueda durante un partido en Balaídos.

Claudio Giráldez se dirige a los jugadores del filial Miguel Román y Javi Rueda durante un partido en Balaídos. / Marta G. Brea

En A Sede del Celta llevan tiempo siguiendo con atención el proyecto deportivo de la Real Sociedad, un equipo que también apuesta por la cantera, como el club gallego, pero que dio el paso de poner al frente de la primera plantilla a un técnico de la casa y sin experiencia en la élite hasta entonces. Y los resultados del conjunto donostiarra con Imanol Alguacil son inmejorables en la Liga, en la Copa e incluso en Europa. Los blanquiazules, además, apuestan por un fútbol alegre y dinámico, de posesión y presión, de toque, pero también de choque.

Y sobre esas premisas también ha intentado construir Claudio Giráldez las estructuras para que el Celta Fortuna se convirtiese en uno de los mejores equipos de Primera RFEF, donde el curso pasado disputó la fase de ascenso y en este ha estado casi siempre entre los cuatro primeros clasificados e incluso liderando la tabla. Y para ello, Giráldez ha tenido que estar improvisando casi cada semana la convocatoria de jugadores ante las ausencias por las llamadas de jugadores para el primer equipo o por lesiones y sanciones.

Todo ello no ha supuesto ningún problema para el técnico de O Porriño, pues ha tenido la virtud de encontrar casi siempre soluciones en el tercer equipo o en el juvenil sin que se resintiese el juego del filial.

Como el primer equipo, el Celta Fortuna se ha estado manejando con diferentes dibujos tácticos, aunque últimamente se ha impuesto el de los tres centrales con dos carrileros ofensivos, dos mediocentros de toque y tres atacantes, entre los que en ocasiones ni siquiera se encuentra un delantero centro. Pero lo que caracteriza al filial céltico son todos los automatismos aprendidos en los entrenamientos para hacer más fluido y vertical su juego. Y sobre esa idea de una base futbolística preconcebida se desarrolla el talento individual y se permite la libertad creativa para convertirlo en un equipo que nunca aburre, que siempre propone y arriesga.

“Es la primera vez que me siento tan superado. Nos generó más problemas este equipo que el Barça, el Villarreal o el Sporting de Gijón”, señaló hace unas semanas Dani Ponz, entrenador del Unionistas de Salamanca (9º clasificado) tras caer en casa ante un Celta Fortuna que firmó otra gran actuación coral.

Es verdad que la Primera División nada tiene que ver con la tercera categoría y que habrá que esperar a conocer los planes de Giráldez para una plantilla profesional con dos futbolistas que superan en edad al técnico gallego (Guaita y Aspas), que en febrero cumplió 36 años. Pero lo que tiene claro el club vigués es que el primer equipo necesitaba un cambio de rumbo para intentar salvar la temporada del centenario, que con Benítez amenazaba con acabar en un sonoro fracaso ante la deriva en el juego de una plantilla que ha perdido valor en el mercado en lo que va de temporada.

Como ocurriera hace dos décadas, el club vigués apuesta por un técnico de la casa para intentar salvar una complicada situación. Entonces, Moncho Carnero y Rafa Saez, relevos de Radomir Antic, no pudieron evitar el descenso de categoría tras ocho jornadas al frente del equipo. En abril de 2004, el Celta buscó en la casa una solución provisional, pues para el curso siguiente contrató a Fernando Vázquez. En esta ocasión, y a falta de confirmación oficial, todo parece indicar que la apuesta por Claudio Giráldez va más allá de las diez jornadas que restan de campeonato, aunque el fútbol es imprevisible más allá de una semana.

Oubiña, el nexo de unión en este relevo en el banquillo

Rafa Benítez abandona el Celta junto a los cuatro colaboradores que llegaron con él el pasado verano a Vigo: Jesús García Vallejo, analista; Paco de Miguel, preparador físico; Antonio Gómez, asistente; y Joaquín Valerio, preparador de porteros.

El entrenador madrileño contó entre su equipo con tres profesionales de la casa: Borja Oubiña, como ayudante técnico; Nando Villa, como entrenador de porteros; y Álex Andújar, como preparador físico. Estos tres últimos continuarán, probablemente, formando parte del grupo de colaboradores de Giráldez.

El porriñés tendrá en Oubiña al principal colaborador para conocer el estado general de la plantilla y las particularidades de cada futbolista que no tuviese tanta relación con el nuevo entrenador como los canteranos que dirigió en el filial (Carlos Domínguez, Hugo Sotelo y Miguel Rodríguez) o jugadores de la casa como Aspas, Kevin Vázquez o Iván Villar.

Una de las ventajas de Giráldez es que ha tenido tiempo para conocer a la mayoría de la primera plantilla del Celta por compartir con ella espacio en Afouteza. El filial también ha venido ocupando un espacio en la nueva ciudad deportiva de Mos, donde Giráldez ha trabajo durante la última temporada y media al frente del Celta Fortuna. Tras la visita a Sevilla, el nuevo preparador del Celta dispondrá además de dos semanas para preparar el partido contra el Rayo, con el parón internacional por medio.