O Salnés pone a punto las trampas con las que combatirá a la velutina

El servicio de Medio Ambiente de la Mancomunidade retiró el pasado año casi 1.200 nidos, la mayor cifra del último lustro

Chema Pedrouzo, durante la preparación de una trampa.

Chema Pedrouzo, durante la preparación de una trampa. / INAKI ABELLA DIEGUEZ

Los dos técnicos del servicio de Medio Ambiente de la Mancomunidade do Salnés todavía están retirando nidos de velutina con ejemplares vivos. Bien es cierto que ya quedan muy pocos insectos dentro, y que apenas les queda alimento y energía, pero es una prueba más del enorme impacto que la plaga tuvo el pasado año en la comarca. De hecho, los trabajadores retiraron 1.168 avisperos, la cifra más elevada desde que existe el servicio, creado hace cinco años. En 2021 apenas habían sido sobre 900.

Uno de los técnicos, José María Pedrouzo, atribuye la explosión de avisos de los últimos meses a dos factores. El primero, que 2022 fue un año particularmente caluroso, circunstancia que favorece la expansión del insecto; y, en segundo lugar, la pandemia. “En 2021 no se vieron muchos nidos porque la gente estaba en sus casas por el COVID, y cada nido que no se retira son 200 o 300 reinas. Cada reina supone después un nido nuevo, y aunque solo vayan arriba una pequeña parte de todas esas reinas, estamos hablando de muchos avisperos nuevos”.

Todavía se están retirando nidos activos, aunque con muy pocos ejemplares y sin casi alimento

En estos momentos, los dos técnicos, además de retirar las pocas colmenas más o menos activas que todavía van apareciendo, están recogiendo las trampas usadas, para limpiarlas y repararlas. A finales de febrero volverán a instalarlas. “Vamos a poner las mismas que el año pasado, 2.000, porque ahora tenemos estadísticas de los últimos años que nos indican las zonas de mayor incidencia, de modo que ya no las ponemos a ciegas”, explica. En su opinión, el trampeo es esencial. “De no ser por las trampas que hemos colocado, no tendríamos tiempo a retirar todos los nidos”.

En todo caso, confían en que en este 2023 no se produzca la avalancha de avisos que se registró en 2022, pues el nivel de detección y de retirada de enjambres fue mayor los últimos meses y, en consecuencia, se espera que hayan sobrevivido menos avispas reinas.

Vilanova, Meis y Sanxenxo

El año pasado, los tres municipios en los que más colmenas quitaron fueron los de Vilanova, Meis y Sanxenxo, fundamentales en las zonas rurales y en puntos más o menos próximos a cursos de agua. A modo de anécdota, José María Pedrouzo, “Chema”, recuerda la eliminación de un nido localizado junto a un céntrico hotel de Sanxenxo. “Desde la playa nos quedaba a unos 30 metros, y desde la acera, a 20. Estaba a una distancia inaccesible, y tuvimos que emplear la carabina”. En pleno junio, con el pueblo lleno de gente, el dispositivo generó una enorme expectación.

De todos modos, cada vez es más frecuente ver a los técnicos emplear el arma. Hace tres años que empezaron con ella, y en 2022 eliminaron en torno a medio millar de colmenas con la carabina. Cada vez la utilizan más porque es un método mucho más barato y menos contaminante que la pértiga convencional. “Todos los avisperos que vemos en árboles, por encima de los doce metros, los atacamos con la carabina”, añade Pedrouzo, que es quien la maneja.

Este servicio de la Mancomunidade do Salnés trabaja para los ayuntamientos de Vilanova, A Illa, Cambados, Meaño, Meis, Ribadumia y Sanxenxo, y también coloca trampas en el de Vilagarcía. O Grove tiene sus propios medios de lucha contra la avispa.

En condiciones normales, retiran los nidos en un plazo máximo de dos días desde el aviso, que pueden llegar a tres en verano.

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Cuando las velutinas vuelven a la actividad, entre febrero y marzo, las reinas construyen un pequeño nido embrionario. El siguiente, un poco mayor, es el primario. Aparecen enterrados, en las madrigueras de otros animales, debajo de las raíces de árboles o en fincas con mucha maleza. Esto último supone un riesgo importante para los dueños de las parcelas, porque si desbrozan la vegetación sin percatarse de la presencia de la colmena pueden sufrir con un buen susto. “Los nidos son fáciles de detectar, porque se ven muchos individuos sobrevolando esa zona de forma constante”, prosigue Pedrouzo.

Las velutinas construyen los avisperos primarios a partir de abril, de modo que es desde primavera cuando hay que extremar las precauciones si se va a limpiar una finca. Chema Pedrouzo afirma que las picaduras de este insecto, “duelen mucho y durante bastante tiempo”, y que el mejor antídoto contra los aguijonazos es refrescar la zona con un algodón con amoníaco y aplicarle frío. El técnico de la Mancomunidade también avisa de la posibilidad de que la persona atacada sufra una reacción alérgica. En ese caso es necesario acudir cuanto antes a un médico. “Si una persona empieza a encontrarse mal después de una picadura que no espere a ver si mejora... Porque no va a mejorar, al contrario, cada vez se pondrá peor”. “Ante el menor síntoma de asfixia, mareo o palpitaciones hay que curarse en salud e ir rápidamente a un hospital o llamar al 061”, advierte. También avisa de que no se debe conducir si se siente una reacción adversa, pues empeorará.

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