Las cascadas de Vigo: los tesoros que fluyen con el río

Entre sus joyas naturales, la ciudad olívica cuenta con un buen número de cursos fluviales, algunos de ellos salpicados por "fervenzas" y pequeñas pozas desconocidas por el gran público

La cascada de A Freixa, en Zamáns. / R. V.

En el país de los mil ríos, tal y como definió Álvaro Cunqueiro a Galicia, Vigo no es una excepción. La sinuosa y por momentos escarpada orografía de la ciudad está salpicada por multitud de pequeños cursos fluviales y regatos, entre los que reina el Lagares.

Además de la belleza natural que siempre implica un río, con la vegetación de ribera que puebla sus márgenes y el reconfortante rumor del paso de sus aguas, algunos cuentan además con un tesoro que fluye con el agua: son las “fervenzas” y en Vigo tenemos unas cuantas aunque bastante desconocidas por el gran público. 

Pozo da Serpe, la impresionante cascada del Lagares en Lavadores.

Pozo da Serpe, la impresionante cascada del Lagares en Lavadores. / FdV

Cascadas del Lagares: una pared vertical

El Lagares cruza Vigo de este a oeste sin apenas sobresaltos. En su suave y continuo discurrir a lo largo de sus casi 18 kilómetros solo tiene dos cascadas, y muy próximas. Además, se encuentran en el tramo menos conocido de la “Senda de Ribeira do río Lagares”, que contabiliza casi 12 kilómetros desde la calle Manuel Álvarez, en las inmediaciones de la ruinosa fábrica de loza, hasta Samil.

En los últimos años, el Concello de Vigo ha ganado nuevos tramos para esta ruta a lo largo de su paso por Lavadores, lo que ha permitido extender la ruta más allá de la Avenida de Madrid hacia Cabral. Precisamente es en este último tramo donde el Lagares se precipita. Y lo hace a ambos lados de la calle Severino Covas a la altura de A Bouciña en Pozo da Serpe y la "Fervenza de Barreiro".

En la primera, el agua salva una pared vertical que se alarga unos 30 metros: es la mayor catarata del río en su todo su curso. Al otro lado de la carretera, el Lagares salva otro importante desnivel deslizándose por las caprichosas formas del terreno.

Tanto al pie de Pozo da Serpe como de la cascada de Barreiro se abre un conjunto de pequeñas pozas.

Por ahora, ninguna de estas dos maravillas naturales de Vigo es accesible. La ampliación de la senda del Lagares mantiene el paso cortado a los viandantes en este punto a la espera de su finalización y apertura.  

El paseo del Lagares presume del distintivo medioambiental de sendero azul, sumándose a la Vía Verde, el sendero litoral Monte de A Guía-Teis, y la ruta "Entre Faros" en las Islas Cíes.  

Cascada de Bouzafría, en el río Eifonso, en Bembrive.

Cascada de Bouzafría, en el río Eifonso, en Bembrive. / Ricardo Grobas

Bouzafría: la que más ruge

Sin duda, es la caída de agua más conocida de Vigo. Y la que más ruge. En el invierno, los cuatro metros del salto de A Bouzafría generan un fuerte estruendo. El agua del río Eifonso se abre paso con fuerza desde las inmediaciones del campus de la UVigo en el monte de As Lagoas, en Zamáns. Luego avanza por las parroquias de Beade, Bembrive y Sárdoma hasta desembocar en el río Lagares, que atraviesa toda la ciudad de este a oeste hasta fundirse con el mar en Samil.

La catarata es uno de los principales valores del mayor sendero local de la ciudad, que llega hasta los 14,4 km y que discurre por Beade y la entidad local menor de Bembrive. La ruta ofrece un agradable paseo por el bosque atlántico, poblado por castaños, robles, abedules, avellanos, nogales y sauces. Además, está salpicada por diversos elementos etnográficos, como puentes, molinos de agua, una capilla dedicada a San Cibrán y hasta un aserradero hidráulico.

Otro de los elementos más llamativos de esta ruta es la Aldea da Fraga, en ruinas desde su abandono entre los siglos XVIII y XIX. Se ubica al pie de un cruce de caminos que conectaban Beade, Valadares, Bembrive y el Val del Louriña, y sus habitantes se dedicaban al trabajo en el campo. 

La cascada de As Lapas en el parque forestal de A Aguieira, en San Andrés de Comesaña.

La cascada de As Lapas en el parque forestal de A Aguieira, en San Andrés de Comesaña. / Concello de Vigo

As Lapas: sorteando el escarpado terreno

Los parques forestales de Vigo guardan fantásticos tesoros naturales. El de A Aguieira, en San Andrés de Comesaña, además de unas espléndidas vistas sobre la ría de Vigo con las Cíes como telón de fondo, también presume de cascada. Es la formada por de Rego do Freixo, que se extiende a lo largo de varios metros para adaptarse a un terreno escarpado y con fuerte pendiente.

El curso fluvial, que también recibe el nombre de Regato Talliños, nace bajo el Monte de Os Pozos, y baja a trompicones por una complicada orografía que no impidió la construcción de varios molinos para aprovechar el torrente de agua y que usaban los vecinos de Freixo y San Andrés.

Esta catarata es uno de los elementos destacados del sendero local de Matamá-Comesaña, un recorrido circular de casi 13 kilómetros y con una pendiente media del 9%. Esta ruta ofrece también dos recorridos alternativos y señalizados por cada una de las parroquias.

Cascada del Rego da Presa, en Matamá.

Cascada del Rego da Presa, en Matamá. / P.P.D.

Rego da Presa: una caída en terrazas

Nace al pie del Monte de Os Pozos, entre los barrios de Freixo y A Moo. Desde ahí discurre hacia Matamá, donde su curso reserva una de las cascadas más bonitas de Vigo. No es fácil de encontrar y se sitúa en una propiedad privada, por detrás de una urbanización de chalés adosados en la Carretera de A Balsa. Desde allí continúa su avance hasta desembocar en el Lagares a la altura del campo de fútbol de Comesaña.

Presenta una caída escalonada en terrazas a lo largo de varios metros, salpicadas por formaciones rocosas que juegan con el curso fluvial dividiéndolo y juntándolo de nuevo, creando pequeños remansos.  

No está señalizado, ni tampoco forma parte de ningún sendero local. Sin embargo, es muy popular entre los vecinos de la zona y ofrece un gran espectáculo cuando las lluvias arrecian.

La cascada de A Freixa, en el Galiñeiro en Zamáns.

La cascada de A Freixa, en el Galiñeiro en Zamáns. / P.P.D.

A Freixa: la más imponente

El imponente Galiñeiro, con sus 711 metros de altura, cierra Vigo por el sureste. Una parte de su ladera oriental se halla en territorio olívico, dentro de la parroquia de Zamáns, la de mayor carácter rural de la ciudad. 

Precisamente en la falda del Galiñeiro vigués se encuentra la cascada más grande e imponente de la ciudad: la "Fervenza da Freixa". Esta se encuentra a unos metros del núcleo de población de Casal de Abade, y se puede acceder a ella a pie y sin dificultades a pesar de no estar señalizada. 

El agua que baja desde la cumbre, discurre por la montaña y genera un torrente sobre un afloramiento granítico, dando lugar a esta salvaje cascada que desemboca en el Regueiro Amial, al que nutre. Es un espectáculo estacional, ya que en las épocas de menos lluvias -como el verano- la pared rocosa se puede ver seca y silenciosa.

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VÍDEO CEDIDO/MARTA CLAVERO

La "Fervenza de A Freixa" es uno de los atractivos del sendero local de Zamáns, una ruta circular de unos 7,2 km que transcurre entre los 315 y los 464 metros de altitud, con una pendiente media del 7,5%. 

Este recorre distintos parajes de la parroquia con mayor carácter rural de Vigo, desde el parque forestal a la Plaza de la Lechera, en el centro de la parroquia, la cantera de Vilaverde, el embalse, los molinos de Vilaza y el espectacular Muíño de A Maquía, de dos plantas.