Les da igual el valor que tengan las cosas. Que sea una pared o la mismísima Catedral de Santiago. Hacer un mal chiste (del que probablemente solo se rían ellos) es casi siempre su única motivación. Pero no en cualquier momento. Con nocturnidad, por eso de que no les salga caro. Pero al resto de la sociedad sí le cuesta. Y mucho. Cada año se invierten en Galicia cientos de miles de euros en reparar lo que los vándalos destrozan, sobre todo piezas del patrimonio histórico. Esta semana fue la barandilla del balneario de Mondariz o una escultura en Vigo. Pero esta lacra no es exclusiva de una ciudad. Se extiende por toda la comunidad gallega.
Estos atentados son habituales. Una simple búsqueda en Google que incluya vandalismo y el nombre de alguna ciudad gallega arroja siempre algún resultado. Recientes, pero también antiguos. En los últimos años hubo varios sonados. Estos son algunos ejemplos:
Santiago
En 2018 una de las figuras de Platerías apareció con la cara pintada de color azul simulando la máscara que utiliza uno de los músicos de rock Kiss.
Aquel chiste de mal gusto sobre una figura del siglo XII tuvo un coste de 12.000 euros, que fue lo que tuvo que invertir la Xunta en poder limpiarlo.
Solo un año después, en 2019, una vez más la Catedral de Santiago volvió a ser víctima del vandalismo. Esta vez en la mismísima fachada del Obradoiro.
"Yo no salí de tu costilla. Tú saliste de mi coño", "Machitos", "No nos pararán", "Guillotina Borbón" o "Gritaremos hasta quedarnos sin Vox" son las frases con las que amaneció el entorno del templo y su fachada principal.
Pontevedra
También en la ciudad del Lérez el vandalismo ha hecho mella en los últimos años. Ya sea en las esculturas que hay por la ciudad; en el Museo Fernández López (declarado Bien de Interés Cultural) o en el Cruceiro Cinco Rúas, por citar solo algunos.
El vandalismo fue también noticia recientemente por la ruta de las calaveras, pintadas que comenzaron a aparecer el multitud de puntos del área de Pontevedra.
Ourense
Del vandalismo tampoco se salva Ourense. Entre los casos más recientes de destrozos al patrimonio histórico está el de multitud de puertas de edificios protegidos que se han convertido en el lienzo nada artístico de multitud de personas que los utilizan para plasmar sus pintadas.
"Hemos optado por dejar de llamar al pintor para restaurar la puerta de nuestros comercios. Al verlas limpias las vuelven a llenar de inmediato de pintadas,” se quejaba la propietaria de un conocido negocio de la Praza do Ferro de Ourense. Y es que, como en este caso, tras la reparación los vándalos suelen volver a actuar.
Vigo
En la ciudad olívica también son constantes los actos de vandalismo contra el patrimonio histórico. Esta última semana dos jóvenes portugueses robaron y se llevaron parte de una escultura del centro de la ciudad. Pero en este caso, un testigo de los hechos fue determinante para que la Policía Local pudiese detenerlos. Si bien es cierto, esto no es lo habitual y los vándalos suelen librarse.
Aunque la factura del vandalismo la afrontan las concesionarias del Concello de Vigo, los destrozos de las instalaciones municipales es un hándicap que se contempla ya en los propios pliegos de las convocatorias de Praza do Rei. Y su coste –como ocurre en otras muchas ciudades similares a Vigo– dista mucho de ser anecdótico.
O Porriño
A veces el vandalismo va mucho más allá del mal chiste que es romper o dañar parte del patrimonio. A veces hay también otra motivación: el robo. Uno de los últimos casos en Galicia de este ejemplo sucedió la semana pasada de la capilla de San Benito de O Porriño.
Mondariz
Uno de los últimos atentados contra el patrimonio ocurrió esta semana en Mondariz. La emblemática Fuente de Troncoso, obra del arquitecto porriñés Antonio Palacios, ya no solo se cae a pedazos. Al paso del tiempo, al abandono y a la falta de mantenimiento hay que sumar ahora un nuevo enemigo para este elemento patrimonial de Mondariz-Balneario: el vandalismo.
Y es que la villa termal se despertaba ayer con la triste noticia del robo de una parte de la barandilla modernista que da acceso al manantial, cuyo expolio denunció la Plataforma SOS Fonte de Troncoso ante la Policía Autonómica y la Guardia Civil.
