Los viejos oficios: Alberto Añón, alfarero

Tradición e innovación

La tradición alfarera de Buño sigue muy viva de la mano de jóvenes artesanos como Alberto Añón, cuarta generación de una saga familiar de referencia. Ganador de premios y en busca de la mejora continua, ha incorporado la impresión y el modelado 3D sin perder la esencia de lo hecho a mano

Tiene 30 años, es alfarero-ceramista y oriundo de uno de los focos tradicionales de la cerámica del noroeste peninsular. Los barros de Buño (Malpica) han gozado de excelente reputación desde siempre y han sido inmortalizados por pintores como Fernando Álvarez de Sotomayor con sus obras de “oleiros” y “cacharreiros” cuyos productos estaban en las cocinas de todas las viviendas. Alberto Añón sigue la estela de los viejos oleiros pero ha ido un paso más allá y ha introducido la impresión 3D en la cerámica.

El joven Alberto aporta sangre fresca a un taller con décadas de existencia. Hijo y bisnieto de oleiros, ha vivido la artesanía desde pequeño y ha querido tener una base sólida para continuar en el negocio familiar. Formado en la Escuela de Arte Superior de Diseño Pablo Picasso y en posesión del Título de Alfarero - Ceramista, ha estado varios años trabajando con su progenitor antes de tomar las riendas de Alfarería Lista, el taller que su padre, José Antonio Añón, abrió en el 79. Así que la pasión por el trabajo del barro le viene de familia.

Ya su padre fue un innovador. En los ochenta José Antonio estuvo un tiempo en Sargadelos -con Isaac Díaz Pardo, Xosé Vizoso, Andrés Varela…- aprendiendo y mejorando, entre otras cosas, la técnica del colado, en la que se emplea arcilla en estado líquido para la elaboración de piezas. Fue pionero en Buño, enseñó a otros el proceso y siempre le ha gustado combinar la innovación con la tradición. José Antonio siempre ha considerado indispensable la formación y así se lo ha transmitido a su hijo, que convive con el barro desde siempre.

Tras unos años como aprendiz, Alberto se ha hecho cargo de Alfarería Lista manteniendo nombre y esencia. Del taller salen tanto piezas utilitarias como decorativas, además de vajillas y piezas de menaje modernas. Cuenta Alberto que la impresión y modelado 3D permite “mejorar el producto final que, a su vez, se traduce en la posibilidad de abrir nuevos mercados con piezas únicas en calidad y diseño”. El proceso parte de la hibridación: imprimir trozos o partes cerámicas, juntarlas y crear objetos híbridos hechos a mano y con tecnología tridimensional. La perfecta coexistencia de tradición y tecnología.

Alberto fue merecedor el año pasado de una beca Eloy Gesto concedida en los premios Artesanía de Galicia por lo que ha podido seguir formándose en cristalización y nuevas técnicas.

Buena parte de las vajillas de conocidos restaurantes gallegos han salido de las manos de Alberto, que recibe con frecuencia encargos de la hostelería. Las piezas son de gres, un material que garantiza la durabilidad.

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