Entrevista | José Calvo Poyato Historiador y novelista

“Fernando el Católico fue uno de los mejores políticos de España”

José Calvo Poyato intervendrá en Club FARO el miércoles 3 de abril.

José Calvo Poyato intervendrá en Club FARO el miércoles 3 de abril. / Rafa Alcaide

José Calvo Poyato, uno de los mayores referentes en novela histórica en España, recrea en su última obra, “El rey regente” (Harper Colins), los años en que Fernando el Católico ocupó la regencia del reino de Castilla, de 1504 a 1516, una época marcada por luchas e intrigas dignas de un thriller. El autor estará en Club FARO el próximo miércoles 3 de abril.

– ¿Por qué ha escogido a Fernando el Católico para dedicarle una novela?

– En mi opinión es uno de los políticos más importantes que ha habido en la historia de España. Sabía cuándo tenía que negociar, cuándo tenía que ceder, se adelantaba a los acontecimientos, tenía una capacidad de análisis de la situación política en la que se encontraba el reino que me parece excepcional. Otra cosa es su perfil personal, yo distinguiría entre el político, el rey y el ser de carne y hueso.

– ¿Era tan frío como nos ha llegado?

– Era frío y no era agradecido con aquellos que les servían con lealtad, los consideraba como parte de un engranaje y, una vez que finalizaban su misión, no tenían problema ninguno en olvidarse completamente de ellos. Un caso paradigmático es el de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, al que después de sus grandes campañas en Italia, de haber conquistado Nápoles, no cumplió con su promesa de hacerle maestre de Orden de Santiago y lo largó de la corte: le envió de alcaide a Loja, un pueblo de Granada.

– ¿ Podríamos decir que es uno de los pocos personajes masculinos de la historia ensombrecidos por una mujer, en su caso Isabel la Católica?

– Desde luego, el perfil de Isabel la Católica domina hasta que ella muere. Creo que hay razones incluso de corte político: Fernando era rey de Aragón e Isabel, de Castilla, cuya población era cinco veces mayor, su proyección internacional era mucho más fuerte y además allí las mujeres sí podían reinar. Isabel tiene un perfil de persona recia que siempre dejó claro que la reina era ella. Un detalle muy significativo se produce cuando muere Enrique IV, Isabel está en Castilla y Fernando en Aragón, pero ella decide proclamarse reina pese a que algunos de sus consejeros le advierten que espere a que regrese su marido. Supo también darle un sitio a Fernando, llega a un acuerdo en el cual todos los documentos los firman ambos y el nombre de él aparece incluso antes que el de ella en los documentos.

– Resulta curioso, sobre todo en un momento como el actual en que se está reivindicando el papel de muchas mujeres silenciadas por la historia.

– En la corte isabelina se crea un ambiente cultural en el que las mujeres eran un núcleo fundamental, eran las llamadas puellae doctae, las mujeres sabias, desde Beatriz Galindo a Luisa de Medrano, que fue profesora universitaria en Salamanca, como probablemente lo fue Luisa de Nebrija en Alcalá, algo asombroso cuando sabemos qué tuvieron que hacer muchas mujeres para poder asistir a la universidad después, en el siglo XIX. Las propias hijas de la reina eran muy cultas. En Inglaterra, Catalina los deja admirados a todos cuando habla latín perfectamente.

– La intriga necesaria para una novela está presente ya en cómo llegan a sus respectivas coronas Isabel y Fernando, ella imponiéndose a su hermana bastarda Juana la Beltraneja y él tras la muerte de su hermano en extrañas circunstancias.

– En aquella época el veneno funcionaba con muchísima facilidad. Hoy sería duda la muerte del yerno de Fernando el Católico, Felipe de Habsburgo, que todos los libros dicen que falleció porque bebió un vaso de agua fría después de haber jugado a la pelota, algo que hizo que las madres de niños de mi generación no nos dejaran beber agua cuando llegábamos a casa de jugar al fútbol en la calle. El propio hermano de Isabel muere también en circunstancias muy extrañas, y luego está la oscuridad que hay sobre si Enrique IV era el padre de Juana la Betraneja, si era imponente no podría tener hijos, pero él niega esa impotencia y algunas prostitutas de Segovia declaran en algún juicio que era “varón viril”. ¿Era Juana su hija? En 1668 en Guisando lo niega y proclama como heredera a Isabel, pero dos años después en Val de Lozoya dice que Juana es su legítima heredera. ¿Hizo testamento? No lo sabemos, hay cronistas que afirman que sí y la propia Isabel estaba muy preocupada por si pudiera existir.

– Otro protagonista en su novela es el Cardenal Cisneros, al que conocemos por su papel de inquisidor, ¿reivindica otra imagen para él?

– Cuando Cisneros llega al cargo de inquisidor general anula el proceso inquisitorial iniciado por su predecesor contra Nebrija por estar revisando el texto latino que San Jerónimo había escrito de la Biblia, lo que conocemos como La Vulgata. Esto marca su perfil, hay un Cisneros que funda la universidad de Alcalá y trae a los mejores profesores, incluido Nebrija, que impulsa la Biblia políglota, que tiene una visión clara de la política del momento y desarrolla junto al rey Fernando una política norteafricana para evitar las incursiones berberiscas. Y desde luego se da cuenta de que Fernando tiene la energía suficiente para imponerse a una parte importante de la nobleza que deseaba volver a los tiempos de Enrique IV y que apoyaba a Felipe el Hermoso, con el que Cisneros se reúne cerca de Verín, en Vilaza, para ver cuál es su intención.

José Calvo Poyato.

José Calvo Poyato. / FDV

– ¿ Qué es lo más importante que sucedió en los doce años de regencia de Fernando el Católico?

– Tres cosas fundamentales: una es el asentamiento de la autoridad real, el poder de la corona frente a los intentos de los nobles de seguir siendo quienes controlaban la situación. Otro acontecimiento fundamental es la anexión de Navarra al reino de Castilla, manteniendo su fuero y su singularidad como reino. También se sigue manteniendo la presencia en Italia, pese a que los franceses tratarán de sustituir a los españoles. Y eso que el matrimonio de Fernando con Germana de Foix estuvo a punto de echar por alto la unidad de las coronas de Castilla y Aragón: tienen un hijo que fallece a las pocas horas de nacer, el cual, de haber sobrevivido, sería rey de Aragón, mientras que Juana seguiría siendo reina de Castilla.

– ¿ Qué hay de tópico y que de real en las imágenes que nos han llegado de Juana la Loca y de Felipe el Hermoso?

– Juana era una mujer culta que debatía con los eruditos flamencos, era apasionada y profundamente enamorada de su marido, y él no le es fiel ni como marido ni como personaje histórico: la aparta, la aísla cuando vienen a España desde Flandes, dice que es una mujer desquiciada. Juana hizo cosas que se salen del marco de lo que entendemos como normalidad, pero de ahí a encerrarla treinta años en Tordesillas... Respecto a Felipe, era un hombre con una ambición desmedida, afirma ser el rey de Castilla cuando era solo consorte, le acompaña su séquito de flamencos que se abalanzan sobre los grandes cargos y que Juana ordena expulsar del reino. Ella reconoce que no está en condiciones de gobernar y pide que llamen a su padre.

– Aparte de los personajes históricos, incorpora a su novela personajes ficticios para dar a conocer como vivía el pueblo llano en la época.

– Efectivamente, sitúo algunos personajes de ficción que sostienen la trama y me permiten situar al lector en posadas, tabernas, mesones, en sus propias viviendas, para ver cómo viven, qué comen, cómo se desplazan de un sitio a otro, cómo eran los caminos, las formas de viajar, los pongo en contacto con caminantes, arrieros e incluso bandidos que asaltan a la gente. Eso me permite trazar un cuadro sobre cómo era la vida cotidiana en la época y relacionarla también con algunas de las ciudades más importantes del reino en la época.

– ¿Cuál es su intención al rescatar episodios de la historia de España para novelarlos?

– Hay dos razones fundamentales. A través de la novela pretendo hacer atractivos esos episodios para un público amante de la historia y para quienes los ensayos históricos académicos resultan más pesados. Por otro lado, escojo momentos de nuestra historia que, sin ocultar las sombras, están plagados de una brillantez extraordinaria. No seré yo quien defienda la Inquisición, pero también la hubo en muchos otros países y parece que solo existió en España; de otros países también expulsaron a los judíos, España fue de los últimos. Los historiadores tenemos la obligación de combatir ese perfil de la leyenda negra sin ocultar que también hubo momentos difíciles. Por ejemplo, el papel de España en sus dominios en las indias, creando leyes que, sobre el papel, tratan con enorme respeto a gente que eran súbditos del rey, como si vivieran en Tordesillas o en Ourense o en Córdoba. Se crean virreinatos en América Latina, a diferencia de lo que hicieron otros pueblos colonizadores; España funda 28 universidades en sus dominios, Inglaterra no fundó ninguna; si vemos monumentos patrimonio de la humanidad, no hay ninguno en Estados Unidos ni Canadá de la época inglesa o francesa, sin embargo en los dominios de España hay una treintena de edificios reconocidos por la Unesco. 

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