La gran noche del pop

El documental "La gran noche del pop" cuenta cómo fue la noche del 28 de enero de 1985.

El documental "La gran noche del pop" cuenta cómo fue la noche del 28 de enero de 1985.

Rafa López

Rafa López

A veces, en raras ocasiones, los astros se alinean. Fue lo que ocurrió el 28 de enero de 1985 en Los Ángeles, cuando una constelación de estrellas estadounidenses de la música se reunieron en un estudio de grabación durante una noche histórica: Michael Jackson, Bob Dylan, Bruce Springsteen, Tina Turner, Stevie Wonder, Ray Charles, Cyndi Lauper, Paul Simon, Diana Ross... Se suele utilizar el calificativo “irrepetible” con demasiada ligereza, pero aquello ciertamente lo fue. El resultado, ya lo habrán adivinado si peinan canas, fue la célebre canción “We Are the World”.

A uno le cuesta imaginar que algo así pudiera repetirse a día de hoy, no ya por la dificultad extrema de cuadrar agendas de tantas estrellas, sino también porque el star system de la música se ha difuminado. Al margen de Taylor Swift y de la incombustible Madonna, quedan pocas figuras realmente indiscutibles y de largo recorrido en el estrellato global del pop.

Hace 40 años fueron primero músicos británicos e irlandeses (George Michael, Sting, Bono, Paul Young...) los que grabaron una canción contra el hambre en Etiopía, “Do They Know It’s Christmas?”. Harry Belafonte (fallecido en 2023 a los 96 años) quería replicar la iniciativa en EEUU. El manager Ken Kragen reclutó a sus clientes Lionel Richie y Kenny Rogers, y pronto se unieron Stevie Wonder y el maestro Quincy Jones, productor de Michael Jackson, que también se unió a la causa y compuso la canción junto a Richie.

El documental “La gran noche del pop”, estrenado esta semana en Netflix, cuenta, a través del relato principal de Lionel Richie, la fabulosa intrahistoria de aquella grabación, en la que por primera vez decenas de estrellas de la música estadounidense se reunieron en una misma sala sin mánagers ni guardaespaldas, compartiendo confidencias y risas, y acabaron pidiéndose autógrafos unos a otros. A la entrada del estudio, alguien había pegado un folio escrito con rotulador que decía algo así como “dejen sus egos en la puerta”, y eso fue lo que hicieron los artistas, muchos de los cuales estaban en Los Ángeles por haber acudido esa noche a la gala de los American Music Awards, y dieron lo mejor de sí mismos pese al cansancio y las horas intempestivas.

Vean, si pueden, el documental, que explica el porqué de algunas ausencias notables (como la de Prince) y relata cómo fue posible reunir a semejante constelación de estrellas cuando no existía internet ni correo electrónico, pero sí la percepción de que la música podía cambiar el mundo, o al menos ayudar en ello.

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