Entrevista | Lito Garrido Cantante y director artístico de la Orquesta Panorama

“Mientras la juventud nos siga, la verbena no morirá”

“Siempre que actuamos fuera de Galicia y se me acercan gallegos, me emociona que me digan que se sienten orgullosos de nosotros”

Lito Garrido, junto a la estatua de Manuel Quiroga, en Pontevedra.

Lito Garrido, junto a la estatua de Manuel Quiroga, en Pontevedra. / Rafa Vázquez

Salvador Rodríguez

Salvador Rodríguez

Tiene muy buena memoria Lito Garrido (Sanxenxo, 1968). Tanta que hasta recuerda la primera vez que se subió a un escenario. “Fue en una  aldea de Verín, tenía 12 años y ¡cómo olvidarlo! Actuamos encima de dos remolques de tractor, ese fue mi primer escenario”. El grupo se llamaba Mar 4 y estaba formado por chavales de Sanxenxo, de entre 18 y 20 años, a excepción del pequeño Manolito, al que ficharon porque le habían hecho una prueba interpretando una pieza al saxofón, y salió aprobado: “Además, creo yo -dice- tener un niño les venía muy bien para tocar en misas y procesiones (ríe)”. Manolito había empezado a estudiar música a los 9 años y, de toda la banda, probablemente era el único con nociones de solfeo.

–Pero la cosa no acabó ahí…

–No, claro. Poco después llegó la moda de los niños cantantes (¿te acuerdas de Pedrito Fernández, “el de la mochila azul”? ¿O del dúo Tito y Tita?) y me pidieron que también cantase, cosa que ni se me había pasado nunca por la cabeza, pero bueno… me lancé, y eso que por aquel entonces los cantantes sufrían unos tremendos calambrazos al agarrar el micrófono. A los 13 años cambié de grupo y me pasé a Blue Star, que eran digamos que más profesionales, pero sin serlo del todo. Lo de Pedrito seguía siendo una auténtica bomba y, además, la música mexicana se había puesto tan de moda que, en cada actuación, dedicábamos media hora a las rancheras. En Blue Star no solo cantaba, también tocaba el saxo, la flauta travesera, la trompeta y hasta hice los primeros pinitos al teclado. Al poco de estar en ese conjunto, nos surgió una oportunidad a mi primo y a mí: ¡Nada menos que nos propusieron ir a actuar a Alemania, en los centros gallegos! Y allá fuimos. Nos tiramos un mes y medio en Alemania. Fue una experiencia maravillosa. Y yo solo tenía 14 años de edad.

–Panorama se fundó en 1988 y usted se incorporó en 1993. ¿De donde venía a esas alturas?

–Estuve en Solano, que era de los elencos puntales de las verbenas gallegas en aquella época. Ahí cobré mis primeros sueldos porque, hasta entonces, lo que se hacía era repartir lo que cobrábamos entre todos en cada actuación que se conseguía. Pero yo llegué a Panorama desde Ángel Israel y su Orquesta, que era de las grandes, incluso competía con Satélites y Sintonía, los number one; teníamos un escenario propio y un show con brasileiras bailando, algo insólito en la Galicia de la época, donde casi es que ni había mujeres cantantes en las verbenas. Fue en esa orquesta, en la que estuve cinco años, donde me trasformé: en el escenario ya no solo era el cantante, es que era el showman, el conductor del espectáculo, que es lo que hago ahora mismo en Panorama.

Lito Garrido, cantante y director de la Orquesta Panorama Rafa Vázquez

Lito Garrido, cantante y director de la Orquesta Panorama / Rafa Vázquez

–Panorama es elogiada, entre otras cosas por su modernidad, una de las claves de su éxito. ¿También era así cuando llegó o fue usted quien tiró del carro de la orquesta desde que se incorporó a ella?

–En el pensamiento del fundador de Panorama (Ángel Martín Pérez, también apodado Lito, recientemente fallecido) ya estaba el que esta orquesta se convirtiese en una de las más solicitadas de Galicia. Cuando yo me incorporé a ella, en 1993, aún no era muy conocida, pero desde el principio apostaron a lo grande con un escenario propio. Y paso a paso fuimos evolucionando: en 1997 se incorporó, por vez primera, a una chica cantante, luego vino lo de los escenarios móviles, un show espectacular, pantallas…Yo, a la par que cantaba, me hice cargo de la dirección artística a partir de 2002.

–Y a todo esto hubo muchos cambios en el repertorio…

–Sí, y esto tiene su historia. Resulta que en aquella época nosotros actuábamos mucho en pueblos de la periferia de A Coruña, cuyas comisiones de fiestas estaban integradas mayoritariamente por gente joven. Y esta gente, claro, nos pedía que diésemos caña. Así lo hicimos y vimos que la cosa funcionaba pero que muy bien, y eso nos llevó a pensar que nuestro repertorio debería estar puesto al día, integrando al rock y a toda cuanta música moderna llegaba y se ponía de moda. Al principio recibimos muchas críticas; en la provincia de Pontevedra y las de Lugo y Ourense, por ejemplo, aún se estilaban las verbenas clásicas, así que cada vez que actuábamos por allí teníamos que “moderarnos”.

–Pero ahora casi no hacen esas concesiones… Quien va a ver a Panorama ya sabe que la “marcha” está asegurada.

–Sí, pero eso es fruto de un trabajo de años y ya forma parte de nuestra identidad.

–En sus primeros tiempos todavía había ciertos prejuicios sobre los músicos de orquestas de verbena, y algunos desde el propio gremio de músicos. ¿Sigue habiéndolos?

–Tienes razón, y yo mismo sufrí esos prejuicios. Nos acusaban de ser malos músicos, de que solo sabíamos hacer pachanga…y malamente. Pero todo eso ha cambiado hoy en día, ahora incluso puede decirse que hemos ganado mucho en prestigio.

–Es que hasta les acusaban de “traidores”…

–Sí, era así. Había muchos y muy buenos músicos de rock y jazz que nos criticaban…y algunos de ellos acabaron, paradójicamente, tocando en orquestas y grupos de verbena. Y sí, estábamos mal vistos, relacionaban tocar en una orquesta con no tener calidad musical. Pero, mira, yo es que tengo muy claro que estar en esto requiere tener una mente abierta. A mí, por ejemplo, no me gusta el reggaetón, pero lo canto, lo tengo que hacer porque es lo que ahora le gusta a la juventud. Por mi edad, me gusta más la música de otra época, el rock, las baladas, que ahora hasta casi no se hacen, pero lo cierto es que cada música tiene su riqueza, y no se puede seguir siempre con los mismo, si no estaríamos aún tocando pasodobles y cumbias. El secreto es irse adaptando a los tiempos, no quedarte anclado y, por supuesto, darte cuenta de que las generaciones que acuden a las verbenas van cambiando de gustos.

"Cuando yo empezaba, el público adulto te pedía Manolo Escobar, pero ese público ya no existe; ahora la gente mayor te pide Queen"

–¿Por ejemplo?

– Pues, por poner un ejemplo: cuando yo empezaba, el público adulto que iba a las verbenas te pedía Manolo Escobar, pero ese público ya no existe, por ley de vida; ahora, la gente mayor te pide Queen.

– Es que en los años 90 se preveía casi la desaparición de las verbenas. Escuchando a las orquestas veías a gente mayor, y cada vez menos e, incluso, en ocasiones, únicamente a los miembros de la comisión de fiestas, que estaban moralmente “obligados”.

–Lamentablemente, así era. Por eso el cambio de repertorio, el adaptarse a los tiempos,más que una novedad era una necesidad.

–También lo pasaron muy mal con la pandemia…

–¡Uf! Eso sí que fue muy duro, al punto de que muchos grupos y orquestas desaparecieron por falta de trabajo. Durante la pandemia tuvimos miedo, no sabíamos qué iba a pasar. Y a mí, particularmente, me preocupaba la juventud. Ya nos la habíamos ganado, pero ya se sabe que la gente joven… ¿Qué les va a gustar ahora?, me preguntaba. Dos años y medio es mucho para un joven, sabía que nos íbamos a encontrar con niños que antes iban con sus padres y ahora irían solos. ¡Pero me llevé una sorpresa muy graticante! Y justamente, sobre todo, en la provincia de Pontevedra, donde en nuestros primeros conciertos pospandemia iba más gente joven que nunca antes. Y eso me ha hecho llegar a una conclusión ¿sabes?

–Que es…

–La de que tengo muy claro es que la verbena no muere, y no morirá mientras la juventud siga acudiendo a las verbenas.

Lito Garrido, junto
a la estatua de
Manuel Quiroga,
en Pontevedra. 
// rafa vázquez

Lito Garrido, esta semana en la Alameda pontevedresa. / Rafa Vázquez

–Le confieso una cosa. Cuando le hablo a alguien de fuera de Galicia que ustedes reúnen a 20 o 30 mil personas en cada actuación, o que tienen un numeroso y muy fiel club de fans que les siguen allá donde toquen... es que no me lo creen.

–Nuestro récord, hasta ahora, está en una gala que celebramos en Ordes en 2009 a la que acudieron 50.000 personas. Y habría más, porque hubo autobuses que tuvieron que dar la vuelta.Pero eso no solo nos pasa en Galicia, en Valencia hay fiestas en las que hay 20.000 personas y, en San Sebastián de los Reyes, al lado de Madrid, reunimos a 25 mil. La verdad es que tenemos una media de asistencia muy buena. Y a mí, por cierto, actuar fuera de Galicia me emociona, sobre porque cuando encuentras a gallegos que viven allí y te confiesan que se sienten orgullosos de nosotros. Y es que hay que decirlo, y no solo por Panorama: en orquestas de verbena somos la primera potencia de España.

–Hasta provocaron un caos de tráfico en Ourense.

– ¡Vaya “movida” aquella! Fue el año pasado y era nuestra primera actuación en Ourense después del Covid. Allí tuve que hacer lo que nunca hubiese imaginado, imitar a Lola Flores, dirigirme al público y decirle, con mis palabras, algo así como “Si nos queréis, iros”.

–Y de lo de los fans ¿qué me dice?

–Es otra de las cosas que nos ocurren y que nunca hubiera podido imaginar. Nosotros fuimos la primera orquesta de verbena con club de fans…¡y con carnet que conste! La idea se nos ocurrió en el año 1995, aunque confieso que en eso imitamos a un grupo de Portugal. Al principio, los colegas nos criticaron, pero llegamos a tener 10.000 afiliados a Panorama y, repito, cada uno con su correspondiente carnet. Ahora tenemos más, pero ya no exigimos carnet.

–Y es que ahora a ustedes los “mueven” mucho las redes sociales…

–Claro, claro. Tenemos gente que nos es muy fiel, de hecho vamos a sitios y conocemos a gente de vista y, bueno, nos vienen a saludar y tal. Yo es que soy de mucho contacto con el público, me gustar estar con la gente, charlar…y las redes son importantes. Hasta conozco gente que programa las vacaciones en función de dónde tocamos en la gira. Alquilan una caravana y ¡hala!

“Ahora ya actuamos más en las ciudades. En este sentido, de Vigo y Ourense nos llaman muchísimo, pero no me extraña: garantizamos alegría, diversión y mucho público”

–Por otra parte, antes actuar en las fiestas las grandes de las ciudades era impensable. ¿Qué piensa ahora cuando les llaman desde Vigo, A Coruña, Santiago…?

–No pasaba antes, no. En las capitales se tocaba poco, muy poco, pero ahora, y sobre todo Vigo y Ourense, están apostando más por las orquestas, y creo yo que será porque saben que, salvo que lleves a una gran estrella, si quieres mucho público, la verbena te lo garantiza, porque siempre damos alegría. Una orquesta es hoy por hoy una atracción muy efectiva, y una de las razones es que la juventud acude a vernos.

–Otra de las iniciativas que han hecho famosa a la Panorama son las galas solidarias, sobre todo contra el cáncer, en las que actúan, con ustedes de orquesta acompañante, grandes estrellas nacionales e internacionales. ¿Cuándo y cómo empezó esto?

– La primera se celebró en 2008, con Rosario Flores y Carlos Baute, entre otros, y con la colaboración de Televisión de Galicia. La idea era recaudar fondos para la organización contra el cáncer, y no ya cobrando entrada, puesto que la asistencia era gratuita, sino con el merchandising (camisetas, cd’s…) y con lo que se generaba en las barras. En esas galas los únicos que no cobramos nada somos nosotros pero es que, además de pagar a los invitados, al principio lo mas difícil era que los cantantes que venían se fiaran de Panorama, de como tocábamos nosotros. Pero como vieron que estábamos a la altura, y encima teníamos un superescenario y todo aquel espectáculo pues, vaya, que poco a poco esa dificultad se fue superando. De hecho, tenemos a grandes amigos y amigas que conocimos gracias a estas galas, como Mónica Naranjo…¡Y de Baute qué te voy a decir! ¡Es que hasta fuimos a su boda!

– Desde luego, el ritmo de trabajo de las orquestas, sobre todo en verano, es tremendo. ¿Cómo se hace para aguantarlo sin que lo note el público?

–Es complicado. Y encima es que tenemos que ir a trabajar cuando los demás se divierten, como se dice de los camareros (risas). Pero, evidentemente, como cualquier persona, también tenemos derecho a llevar una vida normal, y por eso desde 2017, decidimos limitar las temporadas a 7 meses al año (antes es que no parábamos), con alrededor de 160 actuaciones, y la mitad fuera de Galicia. Date cuenta que en Panorama, entre músicos, técnicos y demás, somos 35 personas (22 sobre el escenario). Aunque el resto del año no es que estemos totalmente parados: ensayamos, preparamos la siguiente gira, el nuevo repertorio…pero ya con un horario “normal”. En realidad, de vacaciones-vacaciones solo estamos el mes de noviembre, y aún así este mes tenemos “cosillas”.

– ¿Es cierto que, durante 40 años de trayectoria profesional (30 de ellos en Panorama), solo faltó a un concierto?

–Pues sí, gracias a Dios siempre me acompañó la buena salud.

– Hace años que a los cantantes de grupos y orquestas se les empezó a denominar frontman. Esa es una palabra inglesa, pero quizá defina muy bien que un cantante debe hacer algo más que cantar bien. ¿Cuáles son las cualidades que debe tener un buen de orquestas de verbena?

–Lo primero es tenerle cariño a lo que hace. Asumir que si trabajas ante el público te debes a él. Y tener ganas de hacerlo, lógicamente. Lo que no es aceptable es presentarte ante el público con mala cara, porque el público viene a divertirse. Lo ideal es tener un carisma, un don de gentes, con el que muchas veces se nace, pero también se hace, se aprende. Eso es lo importante, aparte de la calidad artística, claro. Y cantar un poco de todo, adaptarte, es precisamente una virtud que tiene mucho valor en las orquestas, en las si algo debe haber es variedad en los repertorios. Has de ser versátil y no negarte a probar ningún estilo, por más complicado que te parezca y aunque no te guste.

–¿Y es cierto que los músicos de verbena hoy en día ligan mucho menos que antes, precisamente por ese ritmo trepidante que llevan?

–Esa leyenda urbana sobre los músicos de verbena es algo que aún se sigue contando, pero te diré una cosa: se ligaba más antes, mucho más. Conozco a gente ya mayor, músicos, que me ha contado muchas historias al respecto. A mí, mis amigos me dicen que siempre ando de fiesta pero ¡qué carallo! Yo lo que estoy es trabajando.

– Si pudiese elegir, en qué recinto del mundo le gustaría actuar?

–En Las Vegas, sin ninguna duda. Es la cuna de los grandes espectáculos. Actuar allí, para mí sería lo máximo.

"Seguiré en la verbena mientras el público me quiera y yo me vea capacitado. Jamás llegaré, no ya a morir, sino a dar pena sobre un escenario"

–De verdad que nunca se ha propuesto, o soñado, con cantar sus propias canciones, o con el paso del tiempo ya se ha conformado?

–Lo tuve cuando empezaba, pero ya no.Esa época pasó. Yo lo primero que quería ser era saxofonista, y lo que quería, que es lo que hago ahora, eso de bailar, saltar, conducir el espectáculo, etc….ni me lo imaginaba. Yo lo pasaba bien cantando o tocando pero el camino te va llevando...

–¿Habrá “Lito de Panorama” hasta que el cuerpo aguante, o una retirada a tiempo es una victoria?

–Lo tengo muy claro, y además considero que me lo merezco de mí mismo. Yo solo puedo estar en un escenario hasta que el público me quiera y yo me vea capacitado. Jamás llegaré no ya a morir, sino a dar pena sobre un escenario. Tengo la suerte de que me sigue mucho la juventud, y es lo que me da fuerza. Cuando eso falte…para mí sería un final triste. Pero seguiré creando, que es lo mío.

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