Entrevista | Teresa Matamoro Zataraín Estudiante de Astrofísica en Ámsterdam

“Entender cómo hemos llegado hasta aquí tiene su punto romántico”

La viguesa Teresa Matamoro Zataraín ultima un máster en la Universidad de Ámsterdam antes de iniciar su doctorado en Astrofísica en Bristol

Teresa, en los canales de Ámsterdam

Teresa, en los canales de Ámsterdam / FdV

Sandra Penelas

Sandra Penelas

En solo unos meses, la ESA lanzará al espacio el telescopio Euclid, que estudiará más de mil millones de estrellas y galaxias y ayudará a desvelar la cara oculta del universo.

Desde la Universidad de Bristol, a la que se incorporará en septiembre para iniciar su doctorado, Teresa Matamoro Zataraín (Vigo, 1999) formará parte de la comunidad científica que va a procesar el gigantesco volumen de datos generado por la misión. Y además será una de las primeras en poder utilizar la información referente a los núcleos galácticos para su propia investigación.

“entender cómo hemos llegado hasta aquí tiene SU Punto romántico”

Teresa Matamoro, ante el edificio de Ciencias de la Universidad de Ámsterdam, que tiene dos telescopios en su cubierta / FdV

Su nuevo destino la devolverá al Reino Unido, país que considera “un segundo hogar” ya que vivió ocho años en Escocia. Allí cursó el ultimo año de ESO y el Bachillerato y fue su profesora de Física la que le inoculó la pasión por el estudio del universo. Aún así, quiso pisar sobre seguro y, antes de iniciar la carrera, aprovechó las vacaciones de verano en Galicia para hacer un trabajo sobre exoplanetas bajo la supervisión de la astrofísica de la UVigo Ana Ulla.

"En Reino Unido te piden una experiencia de trabajo voluntario relacionado con lo que quieres estudiar antes de entrar en la universidad. Ella fue muy maja y me presentó a los responsables del Observatorio Astronómico de Forcarei, donde estuve dos noches"

Tras aquella oportunidad no quiso bajar la vista del cielo, al menos, metafóricamente. Inició el doble grado de Matemáticas y Filosofía en la Universidad de Edimburgo, porque Teresa tiene una doble vertiente científica y humanística, pero en segundo se cambió al de Matemáticas y Física, porque echaba de menos esta disciplina. Y las asignaturas de Astrofísica la acabaron convenciendo de su “enamoramiento”.

Telescopio Euclid a punto de embarcar desde Savona (Italia) a Cabo Cañaveral, desde donde será lanzado

Telescopio Euclid a punto de embarcar desde Savona (Italia) a Cabo Cañaveral, desde donde será lanzado / ESA

Durante su primer verano universitario hizo prácticas en el centro tecnológico vigués Gradiant y en tercero de carrera, en el Instituto Holandés para la Investigación Espacial (SRON), junto a la que ahora es su tutora en Ámsterdam, Elisa Costantini. “Fue mi introducción en la investigación y me gustó mucho, aunque me coincidió con el verano del COVID y tuve que hacerlas on line. Gracias a la pandemia mucha gente se ha dado cuenta de que se puede trabajar así y esto ha abierto todavía más puertas a las colaboraciones internacionales, que es algo que motiva mucho”, apunta.

Al cursar un doble grado tuvo que hacer dos trabajos finales. La experiencia en SRON le sirvió de base para el de Matemáticas, centrado en el problema de los tres cuerpos. Y para el de Física estudió los datos del núcleo galáctico activo Markarian 110, modelando la variabilidad en los rayos X y la luz visible. “Fue un año durillo”, admite Teresa, que además, por culpa del COVID, se quedó sin el deseado acto de graduación en Edimburgo “al estilo Harry Potter”, bromea.

Por suerte, en unos meses se desquitará con el del prestigioso máster en Física y Astronomía que empezó en 2021 en Ámsterdam tras realizar unas prácticas de la Universidad de Leiden y la ESA. Durante el último año se ha dedicado a su trabajo final, que aspira a convertir también en su primer artículo científico. Y, de nuevo, está centrado en un núcleo galáctico activo a partir de los datos de dos observatorios espaciales de rayos X, el Chandra de la NASA y el XMM-Newton de la ESA.

En los núcleos galácticos activos hay un agujero negro absorbiendo material. Y en esa especie de disco que se genera a su alrededor a velocidades y temperaturas muy elevadas también se crean los outflows –material eyectado desde el núcleo–, que son muy importantes en la evolución futura de la galaxia ya que afectan a distintas propiedades, por ejemplo, cuántas estrellas se llegarán a formar.

“Yo me centro en los warm absorber, una especie de nubes que absorben la luz y afectan a lo que nosotros vemos”

El lanzamiento del Euclid está previsto para julio, solo un par de meses antes de su incorporación a Bristol, una universidad que suma varios Nobel y tiene a Churchill en el listado histórico de rectores. Su tutora en el doctorado será otra científica, Sotiria Fotopoulou, y supondrá un nuevo reto para la viguesa porque tendrá que aprender a utilizar técnicas de inteligencia artificial.

El nuevo telescopio europeo, en el que también colabora la NASA, trabajará con luz invisible e infrarroja y su potente visión angular le permitirá cartografiar el universo a gran escala para investigar cómo nació y cómo se fue expandiendo y formando su estructura.

“Podrá observar todo el cielo y esto supondrá una gran cantidad de datos que procesar. Por eso utilizaremos machine learning para poder identificar y clasificar todas la fuentes, galaxias, estrellas, supernovas, etcétera, y que la comunidad científica pueda utilizarlas. Y después me dedicaré más al estudio de los núcleos galácticos activos. Se cree que todas las galaxias pasan por esta etapa. La Vía Láctea, por ejemplo, tiene un agujero negro que ya no está activo pero que seguramente lo estuvo. Y entender cómo afectan estos núcleos al resto de la galaxia nos puede ayudar comprender lo que vemos hoy”, detalla.

Teresa reconoce entre risas que su trabajo la hacer sentirse “bastante” pequeña, pero nunca deja de sentirse fascinada: “Llega un momento en que todo se vuelve tan abstracto que si no le das este enfoque te puedes volver un poco loca. Sin esos núcleos no habría estrellas, sin ellas no habría planetas y sin la Tierra nosotros no existiríamos. Entender cómo hemos llegado hasta aquí, de dónde venimos y más o menos hacia dónde vamos a ir tiene su punto romántico. De la misma manera que la gente necesita la música, este conocimiento te hace sentir que formas parte de algo más grande. Pero lo que también me gusta de la astrofísica es que sus resultados y tecnologías tienen muchas veces aplicación en otros ámbitos como la medicina o las energías renovables”.

La presencia de mujeres en este ámbito de la ciencia sigue siendo inferior respecto a la masculina, pero va a más, celebra Teresa, que destaca la importancia de que las escolares tengan referentes y sean recibidas por las investigadoras en sus centros para conocer el trabajo que llevan a cabo: “Saben que en esos ámbitos habrá hombres, seguro, pero no cuántas mujeres. La vida de las investigadoras, a la hora de conciliar familia y carrera, sigue sin ser fácil. Y además siempre te encuentras a hombres explicándote lo que tú estás haciendo. Pero es importante que las niñas vean que estamos ahí”. 

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