Bravas del país

La exposición “Fragmentos de Onte” que acoge la Sede Afundación en Vigo, organizada por Bodegas Martín Códax, muestra la fascinación que sintió la fotógrafa norteamericana Ruth Matilda Anderson por las mujeres rurales gallegas de hace cien años

Salvador Rodríguez

Salvador Rodríguez

Cuando la Hispanic Society of America encargó a Ruth Matilda Anderson un trabajo documental sobre la España rural, la fotógrafa estadounidense estaba muy lejos de imaginar que de ese viaje no solo nacería su mejor obra, la que más le apasionó, y a la que más tiempo dedicó, sino que le iba a cambiar la vida para siempre.

Durante la década de 1920, Anderson realizó cinco visitas a España. En la segunda de ellas, acompañada por su padre, Alfred Anderson, desembarcaba por primera vez en el puerto de Vigo, procedente de Nueva York. Ambos recorrieron Galicia durante más de un año, hasta el 28 de agosto de 1925, utilizando todos los medios disponibles de la época: en coche, a pie, a caballo, en barco… De Vigo le impresionaron su “gran arquitectura y sus calles anchas” pero el objetivo primordial de su cámara no eran las ciudades, sino la Galicia rural, de manera que muy pronto se trasladaron a Baiona, Cangas, Tui, Mondariz y Pontevedra fotografiando gaiteros, casas tradicionales, hórreos y mariscadoras; posteriormente recorrieron la ría de Arousa y Santiago de Compostela; después estuvieron en Lugo, Sarria, Noia, Muros, Cee y Fisterra y, por último, visitaron A Coruña, finalizando su periplo en Muxía y Vimianzo. Seguramente al percatarse de que todavía no había visto todo lo que tenía que ver (y fotografiar), Ruth no tardaría en volver a Galicia y, así, entre 14 de noviembre de 1925 y el 31 de mayo de 1926, lo haría de nuevo acompañada, esta vez, no por su padre, sino por otra fotógrafa, Frances Spalding.

Con todo el trabajo recopilado, en 1939 publicó “The gallegan Provinces of Spain: Pontevedra and La Coruña”, sin duda, todavía hoy, la mayor obra documental y etnográfica de todos los tiempos realizada sobre Galicia, un legado que, a su interés propio, añade la particularidad de que sus principales protagonistas son las mujeres gallegas de hace cien años, a las que retrató en su vida diaria, trabajando en casa, en el campo, en el mar e incluso de compras en los mercados.

Del citado libro proceden las imágenes que constituyen la esencia de la muestra “Fragmentos de Onte”, organizada por Bodegas Martin Códax, que, inaugurada la semana pasada, acoge la sede de Afundación en Vigo hasta el próximo 10 de junio. Se trata del resultado de un riguroso trabajo de investigación con el que se ha pretendido reproducir, ante los ojos del visitante, lo que Ruth Matilda vio exactamente cuando llegó a Galicia.De hecho, además de con las imágenes, el espectador también podrá deleitarse con las piezas de ropa así como con los aperos de labranza, objetos del hogar y diferentes elementos originales de la época lucidos por maniquíes, y reproducidos a partir de las fotos realizadas por Anderson. Es, al cabo, un viaje en el tiempo, a un siglo atrás, en el que se tiene la oportunidad de conocer más a fondo nuestra cultura popular.

FOTÓGRAFA DE CUNA

La vocación de Ruth Matilda Anderson por las cámaras comenzó en su infancia, aprendiendo las habilidades fotográficas de su padre, cuyo negocio en Kearney (Nebraska) era el retrato comercial y la fotografía de paisajes. Su educación formal incluyó un año en la Universidad de Nebraska en Lincoln, seguida de la inscripción en la Escuela Normal del Estado de Nebraska en su propia localidad natal, en la que se graduó en 1915. Regresó a Lincoln para estudiar nuevamente durante un semestre en la Universidad de Nebraska y luego se mudó a la ciudad de Nueva York, donde en 1919 se graduó en la Escuela de Fotografía Clarence H. White. Esta escuela fue la primera institución en América dedicada a enseñar la fotografía como una forma de arte.

Ruth Matilda Anderson

Ruth Matilda Anderson

Tras licenciarse en White, fue contratada en 1921 para trabajar en el Museo y Biblioteca de la Hispanic Society of America para actualizar sus técnicas de fotografía. Su supervisor fue Archer Milton Huntington, un académico de estudios españoles, hijastro del magnate del ferrocarril Collis P. Huntington, y fundador en 1904 de esta señera institución.

Tras su trabajo sobre Galicia y España, ya de regreso en Estados Unidos, en 1954 Anderson fue nombrada curadora de disfraces de la Hispanic Society, cargo que ocupó hasta su jubilación.

Durante sus 60 años en esta institución, fue autora y coautora de varios libros, entre ellos, y además del dedicado a Galicia, “Disfraces pintados por Sorolla en sus provincias de España” y “En las Tierras de Extremadura: Imágenes en Procesión: Testimonios a la Fe Española”.

Ruth Matilda Anderson falleció el 20 de mayo de 1983, a los 89 años de edad, en Nueva York, y está enterrada en el cementerio de Kearney, estado de Nebraska.

Suscríbete para seguir leyendo