Entrevista | Mercedes Corbillón Librera y escritora

“El sexo en una mujer de mediana edad aún es tabú”

“La gente se sorprende cuando cuento historias de besos con desconocidos en bares”. “Creo que soy más libre que la sociedad”

Mercedes Corbillón debuta con una novela sobre amor y desamor

Mercedes Corbillón debuta con una novela sobre amor y desamor / ALBA VILLAR

Aunque lleva viviendo en Santiago desde que se mudó allí para empezar sus estudios universitarios de graduado social, Mercedes Corbillón se considera muy “ptv” (pontevedresa de toda la vida). La fundadora de la librería Cronopios, con sedes en su ciudad natal y en Compostela, debuta en el mundo editorial con una novela sobre el amor y el desamor, “La belleza debe morir” (Espasa) , donde una mujer que ha pasado los 50 años escribe cartas al que fue su amante en una Venecia helada.

– Después de tantos años como lectora, vendedora de libros y promotora de eventos literarios, parece que esto de escribir una novela era previsible, ¿cómo se gestó su salto a la escritura y por qué ahora?

– Es verdad que soy lectora irredenta y acérrima desde niña, con 14 años escribí fascinada una novela detestable, creo que comprendí que tenía que leer mucho más. Escribir en redes sociales desató todo, en ellas funciona mucho la palabra, y colaborar en prensa también; a partir de ahí me contactó la editora de Espasa y me pidió una especie de diario de señora de provincias, de librera, que tiene que ver con lo que hago en redes. Le dije que maravilloso, pero como soy bastante vaga, caótica y anárquica; pasaron tres o cuatro meses y no había escrito nada, así que cuando me pidió si tenía algo, le mandé un texto que había hecho un año antes, era el inicio de “La belleza debe morir”. Lo leyó, me dijo que le encantaba y que le encajaba eso de la mujer de provincias de mediana edad que vivía una pasión amorosa.

– “La belleza debe morir” es un titulo muy sugerente par una novela sobre el amor, ¿por qué ha de ser finita?

– Es una metáfora de una historia de amor y pasión donde hay adulterio, un hombre escondido y una edad donde es complicado construir a partir del amor. La protagonista sí llega a la pasión, pero es consciente de que eso tiene los días contados. Es un lujo que todo el mundo debe vivir al menos una vez en la vida, pero está condenado a morir.

– Es inevitable establecer paralelismos entre usted y la narradora, una mujer en la cincuentena que vive en Santiago, ¿qué hay de autobiográfico en la historia?

– Es un libro de ficción, pero tengo muchas similitudes con el personaje. Yo quería que esa protagonista, que es fotógrafa y no librera, se pareciera a mí, para escribir de temas que a mí me preocupan y me interesan.

– ¿Considera que rompe un tabú al hablar de una mujer de mediana edad que desea y vive su sexualidad libremente?

– El tabú es sobre todo por la edad, porque la narradora es una mujer de mediana edad que desea y no es solo objeto de deseo. Cuando éramos niñas y jóvenes el sexo era permitido para ellos pero para nosotras no. Tuvimos que ser muy valientes para salir de eso en lo que nos habían educado, yo lo fui desde joven, y defender nuestra libertad sexual. El feminismo, aparte de con otras cosas, tuvo mucho que ver con esto. Si no se permitía el sexo, imagínate el deseo. Ya no es algo tan mal visto como era, pero aún no lo hemos superado de todo. En redes sociales cuento a veces historias de besos con desconocidos en las barras de los bares y me llama la atención la cantidad de gente que me dice “qué valiente eres”. Creo que soy más libre que la sociedad en que vivo. Quería hablar del deseo de una mujer madura que ya no le interesa el amor porque ya lo ha vivido, pero sí quiere seguir disfrutando de su sexualidad y obviamente ella se pone en el epicentro del deseo.

Mercedes Corbillón debuta con una novela sobre amor  y  desamor.

Mercedes Corbillón debuta con una novela sobre amor y desamor. / ALBA VILLAR

– Explica que al igual que hizo Machado con Guiomar, escribirle al antiguo amor es una manera de empezar a olvidarle, ¿lo aconsejaría como terapia para el que sufre por desamor?

– Creo que el amor se construye con palabras y en el desamor todo se va desdibujando hasta el punto de que empiezas a dudar de si ha sido real o no. La narradora de mi historia quiere dejar de sufrir, pero le da pena dejar de sentir al nivel de intensidad en que te pone ese amor. Cuando pierdes la percepción del mundo que tienes mientras estás en esa revolución pasional, vuelves a la “nadedad”, entras en un bucle que no se acaba, pero queda la memoria.

– “El desamor no significa dejar de amar, significa saber que no te aman, reconocer el vacío, la ausencia y la soledad y lo poco que valía tu nombre en la boca del amado”. Es una frase redonda y desoladora porque te deja completamente a merced del otro y de su voluntad, ¿saber eso nos ayuda a pasar esos momentos?

– Eso lo dice la narradora en el momento que se siente abandonada y vacía, luego con el tiempo podrá hacer un lectura más racional.

– La banda de su novela y el dossier del prensa incluye comentarios de escritores tan variopintos como Juan Tallón, Manuel Vilas, Susana Fortes, Pilar Eyre, Arantza Portabales, María Oruña o Alejandro Palomas, un plantel de lujo para un debutante en la literatura, ¿son su amigos?

– No todos. Alejandro, Arantza y Tallón son amigos, los demás son conocidos, pero yo no le he pedido sus frases, no lo haría jamás. Mi editora me dijo “nena, no te conoce nadie” y pidió a varios escritores que hicieran un comentario. Estuve en la fiesta del premio Primavera de Espasa y el jefazo me dijo “estamos fascinados contigo, no sabes lo que nos cuesta conseguir una frase”. Es gente que ha estado en Cronopios presentando sus libros. Y todos esos y más, leyeron la novela y contestaron. Me emocioné mucho, es precioso recibir el afecto de personas que a lo mejor han pasado un rato conmigo y lo recuerdan con cariño.

– En el capítulo “La novia de mi marido”, título que toma prestado de una novela de Inma López Silva, habla de los matrimonios que tienen pactos para que cada uno de ellos viva libremente su deseo con otras personas y dice que “el amor es fragilísimo y el matrimonio que sobrevive al momento en que el jarrón chino se rompe acaba siendo eterno”, ¿considera que ese es el secreto de una pareja duradera?

– Creo que la novela de Inma finalmente tendrá otro título, pero salió en una conversación con ella y, si me presta el título, en mi libro siguiente me encantaría escribir la versión de la mujer del adultero. No tengo certezas respecto a los matrimonios duraderos, pero sí creo que el amor quiere todo al cien por cien, hay parejas que cuando por el paso del tiempo ese todo se convierte en un 80 por cien prefieren darse la vuelta y vivir solos, por ejemplo. Otros prefieren pactar una unión más sólida que te hace sentir en un castillo inexpugnable, aunque sea más gris y con menos chispa.

Mercedes Corbillón debuta con una novela sobre amor  y desamor.

Mercedes Corbillón debuta con una novela sobre amor y desamor. / ALBA VILLAR

– Otro tabú que aborda es el de la mujer sin instinto maternal que vive su maternidad estando ausente, como lo han hecho los padres varones tradicionalmente, de una hija que prefiere quedarse con su padre cuando el matrimonio se divorcia y la madre lo ve como un alivio y la salida más lógica ¿siente que por fin se puede decir esto sin que te lapiden o te miren mal o cree que todavía somos objeto de críticas?

– No estoy segura de que se pueda decir sin que te lapiden. Arantxa Portabales me dice que hablo con naturalidad de cosas que para mí son normales, pero para los demás no lo son. Lo escribo a propósito, pero yo no soy así: estoy separada, las niñas viven con su padre una semana y conmigo otra, pero yo he sido y soy mamá muy leona, no me despegaría de mis hijas. Quería hacer uso de esa figura materna porque creo que la paternidad o maternidad es igual para un padre que para una madre y me preocupa mucho una ola de feminismo nuevo, de mujeres mucho más jóvenes que yo que propugnan todo lo contrario, pegadas a sus hijos en la teta hasta los seis años y defienden un feminismo de madres y bebés. Y yo digo “madre mía”, con lo que me costó a mi liberarme de esas obligaciones impuestas en tiempos de mi abuela o mi madre. Yo entiendo que padre y madre son iguales, siempre se ha entendido perfectamente que un hombre por trabajo se vaya a África o a China, sí me interesaba que mi narradora fuera una madre que quiere a su hija, pero que en un momento de separación si la niña decide seguir viviendo con su padre, que lo vea bien; en una pareja puede haber siempre uno cuya vida sea más acorde con criar a una niña que el otro y no importa que sea la mujer o el hombre.

– También presenta la relación materno filial como tabla de salvación, en concreto la de la narradora y su madre, dos personas muy diferentes que se encuentran, tal vez por primera vez, como mujeres. Háblenos de esa relación.

– A mí la maternidad como tema para una novela no me interesa nada, pero sí las relaciones entre madres e hijas. Me encanta la novela de Vivian Gornick “Apegos feroces” y le he robado ese término porque es verdad que somos completamente diferentes a nuestras madres, pero al tiempo simbióticas. Me interesan esas relaciones en las que parece que el cordón umbilical no se rompe nunca, sea como sea la madre y sea como sea la hija. Al igual que hay oscuridad en las relaciones de amor, también la hay en las relaciones con la familia porque nunca llegamos a conocernos del todo. Esa necesidad de contacto de la piel de una madre es muy radical, en el sentido de raíz, algo de lo que no te puedes desvincular, incluso en caso de que haya algo tóxico. Pienso mucho en que pensarán mis hijas de mí cuando sean mayores, a mí no me gustaba el rol de madre siempre en casa pendientes de sus hijos, quise romper con eso porque no creo que las haga felices. Las madres que han vivido por y para los demás llegan a la edad de setenta u ochenta años y nadie se interesa por lo que sucede en sus mentes, han sido educadas para cuidar y callar, pero creo que en el fondo tienen un poso de insatisfacción, lo digan o no. Quizás como niño prefieres tener una madre que esté todo el día pendiente de ti, haciéndote la merienda antes de que la pidas, porque es un lujo.

– También reflexiona sobre la muerte, la del padre de la narradora, y cómo las dos mujeres más cercanas a él, su esposa y su hija, se enfrentan de diferente manera al temido y sabido desenlace.

– Es otro tema que me interesa mucho porque creo que vivimos en una sociedad donde no aceptamos la muerte, vivimos de espaldas a ella, el estado de bienestar hace que pensemos que somos invencibles, tenemos una sanidad magnífica que alarga nuestra esperanza de vida pero la realidad es que nos morimos. Lo vimos en la pandemia, hablábamos de tragedia cuando se morían personas de noventa años. Y no lo es, aunque eso no significa que no duela el momento de llegar a la orfandad. Luego está lo que le dice el padre a la narradora, que no teme a la muerte sino a que se le deje de recordar.

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