El fin del carbón permite a Galicia cumplir ya la reducción de CO2 prevista para 2030

Las emisiones netas de gases de efecto invernadero están un 60% por debajo de las de 1990 a pesar del leve crecimiento de 2021

Chimenea de la central de As Pontes.

Chimenea de la central de As Pontes. / Europa Press

Julio Pérez

Julio Pérez

La férrea apuesta de las autoridades comunitarias por la transición ecológica, la eclosión de los proyectos renovables y la realidad del mercado energético apagaron los ecos de las protestas de la Xunta y los trabajadores de las auxiliares de la central de As Pontes cuando Endesa anunció su cierre definitivo en enero de 2021. Entre otras muchas cosas, la compañía dijo que las cuentas no daban. Que el mix de generación había expulsado al carbón casi de forma natural por los costes inasumibles de la materia prima y los derechos de dióxido de carbono (CO2). A diferencia de lo ocurrido con la central de Naturgy en Meirama, el calendario del apagado no se está cumpliendo escrupulosamente porque el Ministerio para la Transición Ecológica quiere tenerla activa para ayudar a surfear el vaivén de los precios de la electricidad. En el primer cuatrimestre de este año, solo aportó el 2,97% de los casi 9.300 gigavatios hora (GWh) producidos en total en Galicia.

emisiones co2 W

emisiones co2 W / Hugo Barreiro

El fin de la era del carbón en Galicia allana el cumplimiento de los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero. La comunidad no tiene un mandato propio, pero sí se suma a la meta de llegar al 2030 con un 55% menos de emisiones, siguiendo los dictados de Bruselas y del Gobierno central. En 2021 fueron 9,3 millones de toneladas equivalentes de CO2 netas, restando ya el efecto de sumidero de carbono que tiene el suelo, según los datos que acaba de publicar el Ministerio para la Transición Ecológica. Las emisiones aumentaron un 6,8% respecto a los mínimos históricos de 2020 (8,7 millones) a causa de la parálisis de las térmicas y el freno de la actividad por la pandemia, pero todavía suponen un 60% menos que en 1990, el primer año de registros y el que se tiene de referencia para establecer los objetivos de descenso.

El 3,8% del total

Históricamente, el sector energético lideró en Galicia y en toda España el lanzamiento de gases de efecto invernadero a la atmósfera por el uso masivo de combustibles fósiles. As Pontes era la térmica de mayor potencia, más producción y principal foco de CO2 de todo el país, lo que llevaba a la comunidad a rondar el 10% de todas las emisiones. Ahora su cuota se sitúa en el 3,8%.

Las emisiones brutas de gases de efecto invernadero en el conjunto del Estado alcanzaron las 288,8 millones de toneladas en 2021, un 6,1% por encima del ejercicio precedente; las netas se situaron en 244,3 millones tras un incremento del 7,1%.

Transporte en cabeza

Con la transformación del sistema energético español, cada vez más renovable, el transporte encabeza ahora el ranking del CO2. Una vez superadas las restricciones a los desplazamientos por el COVID-19, sus emisiones aumentaron casi un 16% y concentraron el 29,6% del total. La industria representó el 22,4%; la generación eléctrica rozó el 11%; un 9% el sector residencial y comercial; y la agricultura alcanza el 12%.

Durante la presentación ayer de su análisis “El sector energético gallego: presente y futuro” elaborado en colaboración con la Universidade de A Coruña, el Consello Económico e Social (CES) advirtió del “serio problema” que tiene Galicia por su dependencia energética, como avanzó FARO. La comunidad importa el 75% de los recursos. El organismo recalca la necesidad de hacer una programación coordinada entre las diferentes administraciones que ostentan competencias para potenciar las energías renovables y la eficiencia energética. Su presidente, Agustín Fernández hizo hincapié en que “la humanidad debe de avanzar en la busca de un desarrollo de nuevas fuentes de energía, debe intentar alcanzar una mayor eficiencia energética y profundizar en la descolonización de la economía”.

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