Atletismo

El blues de la calle 2

Manu Ageitos, entrenador de Finot, ve a la céltica capaz de pelear por las medallas en París pese a las dificultades en Balaídos que les obligan a entrenar en Tui y Portugal

Alice Finot y Manu Ageitos,en Budapest.   | // ATLETISMO GALEGO

Alice Finot y Manu Ageitos,en Budapest. | // ATLETISMO GALEGO

Armando Álvarez

Armando Álvarez

Corre Finot. Galopa la gala y nada se le opone. Cabalga contra el destino previsto. Salta sobre las puertas cerradas, los tartanes desconchados, las calles clausuradas. Irrumpe de repente, en la recta final, asomándose a las africanas. Cada una de sus zancadas constituye una hazaña improbable. Por eso grita al cruzar la meta. Ha quedado quinta en los 3.000 obstáculos del Campeonato del Mundo. Ha batido su propio récord de Francia. Ya antes se había asegurado la mínima para los Juegos. Grita igualmente Manu Ageitos, el entrenador que la guía; de rabia, de tensión, de alegría. Juntos protagonizan una aventura que culminarán en París.

Todo lo cambió aquel correo electrónico que un día de 2016 centelleó en la bandeja del Celta. Alice Finot se había mudado para trabajar en el Centro Tecnológico de Automoción (CTAG), en Porriño. Quería recuperar los hábitos atléticos de su Montbéliard natal, antes de que los estudios la absorbiesen. También se había traído su caballo a A Freixa. Dos formas de encararse con el viento. Se decantó por la propia.

En el Celta se la encomendaron a Ageitos, poco mayor (1990) que ella misma (1991). El entrenador vigués le descubrió un talento que excedía los planes iniciales de acudir a carreras populares. Ha sido la suya una escalada constante. La plata en los 3.000 del Europeo de pista cubierta de 2021 enfrentó a Finot a una decisión vital, que la lesión de tendón que la apartó de los Juegos de Tokio incluso ha reafirmado. Se ha volcado y el atletismo le premia la apuesta. París asoma en el horizonte. “Estoy superorgulloso”, recapitula Ageitos. “Hemos ido mejorando poco a poco, con objetivos cada vez más ambiciosos cada año. Siempre es muy gratificante ver que se van consiguiendo”.

Budapest era la gran cita de 2023. Finot, enfocada desde hace tiempo al 3.000 obstáculos, había quedado décima en Eugene en 2022. Superado el tormento aquíleo, se sabía preparada para mayores cotas. Y así lo ha demostrado. Solo las keniatas Yavi, Chepkoech y Cherotich (la campeona, nacionalizada por Baréin) y la etíope Wondemagegn mejoraron su 9:06.15. “Cumplimos el objetivo al cien por cien, todo lo que habíamos estipulado y pactado”, resume Ageitos. “El planteamiento de la carrera salió perfecto. Hizo lo que tenía que hacer. Sabíamos que podía conseguir esa marca. Iba a depender un poco del tipo de carrera. En una lenta, a lo mejor no era posible. La valoración es un diez”.

Finot grita tras cruzar la meta.

Finot grita tras cruzar la meta. / ALEKSANDRA SZMIGIEL

Finot, incrustada en la cola del pelotón, apretó el acelerador cuando sonó la campana, pasando a varias rivales. “La idea era correr hasta el 2.000 a un ritmo controlado, no pasarnos de fuerza para no hipotecar el último kilómetro, e intentar ir remontando sobre todo en la última vuelta. Pasó el primer kilómetro un pelín más rápido de lo que habíamos hablado. La carrera sale fuerte, te va lanzando y es fácil pasarse de ritmo. Luego ya reguló y se acabó muy bien”, analiza su entrenador. “Ahora intentaremos el año que viene estar delante desde el inicio, acabar así de fuerte y luchar por las medallas”.

Porque el podio, territorio que se antojaba vedado, se quedó a 6 segundos. Ageitos alienta esa esperanza desde el realismo: “Imposible no lo veo. Depende mucho del tipo de carrera. Si la carrera hubiese sido más lenta, hubiera luchado por las medallas más de lo que pudo. Habrá que mejorar y entrenar más para ser capaces de pasar el primer 2.000 en 6.02, en vez de 6.06. Ahí ya estás cerca y puedes intentar pelearlo; digo intentarlo porque las africanas están muy por encima, son muy superiores, pero cada vez menos”.

Finot y otras atletas, pasando la ría.

Finot y otras atletas, pasando la ría. / KAI PFAFFENBACH

Finot ya se había asegurado la mínima olímpica y del Europeo en la calificación: 9:20.27 –se pide 9:23-00–. Ageitos podrá diseñar la próxima temporada sin ese lastre previo a los Juegos. “Podemos dedicarnos a entrenar y preparar todo en condiciones”, celebra. Las “condiciones” implican mucho kilometraje, más allá de la concentración que la federación francesa suele costear en Sudáfrica. Finot y Ageitos apenas usan Balaídos. Se lo impiden los horarios, con muchas mañanas de cierre, y otras molestias como la prohibición de usar la calle 1 en los entrenamientos. “Estamos bien montados en Portugal, Tui... Tenemos alternativas, aunque es una pena que tengamos que desplazarnos. Si nos diesen facilidades, sería estupendo”.

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