El Celta golea desde la trinchera

El conjunto de Benítez toma aire tras doblegar a domicilio a Osasuna con un ejercicio defensivo coral y tres contragolpes fulminantes

Larsen, Luca y Douvikas firmaron el triunfo más amplio de la temporada

A falta de finura, el Celta tiró ayer de músculo y eficacia para sumar en El Sadar una goleada que vale un tesoro. Dos contras fulminantes culminadas por Larsen y Luca de la Torre con un minuto de diferencia decidieron un partido que el Celta afrontó con una legión de defensas y medios defensivos y Osasuna dominó en un largo e improductivo asedio hasta que Douvikas dictó sentencia sobre el descuento con el equipo de Arrasate empujando en busca de un gol que nunca llegó.

La ultradefensa dio réditos a Benítez, que respira más tranquilo con un triunfo que supone todo un balón de oxígeno para su equipo, que incrementa su ventaja frente al Cádiz y la recorta con el Mallorca para cobrar una renta de 3 puntos, la mayor de la temporada, con los puestos de descenso.

Por una de esas extrañas paradojas del fútbol, el conjunto celeste obtuvo desde la trinchera la victoria más holgada del curso con el equipo más defensivo concebible. Hace una semana, con tres delanteros el once, el Celta fue incapaz de marcarle un gol al Girona; a Osasuna le hizo ayer tres sin Aspas en la ecuación, una variopinta colección de jugadores defensivos y un solo delantero en el once.

Benítez llevó al extremo el blindaje de la portería y contrarrestó con puro músculo la superioridad de un rival de gran potencial físico y fortaleza en la disputas. Desplegó el preparador céltico un sorprendente 5-4-1, con debut de Manquillo en defensa de cinco, todos los pivotes imaginables, Mingueza y Luca en banda y Larsen como único delantero. El plan era simple: proteger a toda costa la portería de Guaita y salir disparados a la contra en cuanto Osasuna perdiese la pelota en una zona sensible del campo. Y esta vez la hoja de ruta salió a la perfección, no tanto para ganar primeras y segundas jugadas, que fueron casi siempre para Osasuna, sino a la hora de reducir a la mínima expresión las oportunidades de gol del conjunto rojillo. Osasuna gobernó la pelota, llegó con frecuencia al portal céltico y puso una infinidad de centros en el área de Guaita, pero el Celta se las apañó para contener los daños con solvente ejercicio defensivo.

Apenas sufrió verdaderamente Guaita en los compases iniciales del choque debido a un par de desajustes en la salida de pelota que a punto estuvieron de echar abajo el plan. A los cinco minutos, un balón a la espalda de Manquillo fue aprovechado por Raúl García para colarse en el área, pero Tapia llegó al rescate para cortar la pelota antes de que el delantero rojillo pudiese armar el disparo en posición sumamente comprometida para el guardameta céltico.

No mucho después, en el nueve, Guaita sacó con una mano providencial un disparo con marchamo de gol de Budimir tras una pérdida catastrófica de pelota de Unai en el área. Fue prácticamente todo lo que hizo Osasuna para inquietar al portero valenciano, más allá de encerrar al Celta en la trinchera hasta bien entrado el segundo tiempo.

Primer gol celeste

Tímidamente, el equipo vigués fue asomando la cabeza al contragolpe, primero con un disparo de Ristic que Sergio Herrera atrapó con relativa comodidad y más adelante con un doble rejón de muerte. El primer gol celeste podría figurar en la más exquisita antología del contragolpe por su velocidad, inteligencia combinativa y eficacia en la ejecución. Beltrán robó cerca de la línea y Luca condujo de forma impecable la pelota hasta el área y se la sirvió a Larsen, que quebró a su defensor y descerrajó un trallazo cruzado imposible para Sergio Herrera. Ocho goles suma ya el gigante sueco, que crece de forma exponencial y es desde hace algún tiempo ya el principal activo ofensivo del Celta.

Al poco de sacar Osasuna de centro, un error defensivo de los rojillos lo aprovechó Larsen para asistir a Luca, que ganó la posición a David García y anotó a placer el segundo lanzando al Celta en el partido. Una asociación letal, la del noruego y el estadounidense, a la que el conjunto rojillo no fue capaz ya de responder.

No dejó, sin embargo, de intentarlo Osasuna. Acaparó la pelota, llevó la iniciativa y se hartó de poner centros en el área. Durante bastantes minutos del primer tiempo, sobrevoló en el Sadar la sensación de que los de Jagoba Arrasate podían meterse en el partido, pero los celestes se multiplicaron para apagar fuegos en un eficiente trabajo coral.

Defensa de cuatro del Osasuna

Tras el intermedio, Jagoba cambió a defensa de cuatro en un vano intento de dar filo a su equipo, cuyo dominio yermo de la pelota no le acercó demasiado al gol. Lo cortejó apenas Budimir en un lanzamiento en buena posición que se perdió por encima de la portería de Guaita. Por pura inercia perseveró el conjunto rojillo, pero no encontró buenas posiciones de disparo (un solo remate entre los tres palos coló en el partido), ni colgó centros a los que no fuesen capaces de responder los célticos. El cambio de piezas de Jagoba, que agotó los recursos de su banquillo, no mejoró el ataque de los rojillos, que de tanto percutir comenzaron a dejar agujeros a sus espalda.

Benítez cambió a Larsen por Douvikas, hizo debutar a Allende y dio descanso a Luca para gestionar una cómoda ventaja que el griego, tras una magnifica asistencia de Jailson, definió con precisión de francotirador sobre el descuento para dictar sentencia.

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