Bocanada de aire para el Celta en Pamplona

Los de Benítez logran su triunfo más claro de la temporada gracias a su efectividad y a la solidez de su plan defensivo

R. V.

Respiro gigantesco para el Celta en Pamplona donde consiguió una victoria incontestable que le permite tomar un poco de distancia con la zona de descenso y en la que sacó provecho de un planteamiento defensivo pero que anuló por completo al Osasuna hasta castigarle en rápidas transiciones. Un triunfo también de entrenador porque se jugó exactamente a lo que quiso Benítez toda la tarde y el Osasuna fue incapaz de encontrar solución al jeroglífico que les había planteado.

El Celta no disimuló su plan. Después de utilizar tres delanteros en el último partido liguero, Rafa Benítez tiró por el camino contrario: dejó a Larsen solo en ataque y por detrás del noruego situó una línea de cinco defensas y otra de cuatro medios. Una consigna clara: cerrar todas las vías de paso al Osasuna, obligarle a centros desde zona poca peligrosa y correr a la menor oportunidad. El monólogo de los pamplonicas era inevitable porque Benítez así lo había querido convencido de que su estrategia daría resultado.

No se sintió demasiado mal el equipo vigués en aquel panorama. Osasuna ponía montones de balones en el área sin encontrar remate, el Celta se desempeñaba con suficiencia y pasados los veinte minutos todo lo que Benítez había previsto cobró sentido. En una salida desde su área conducida de forma magistral por Luca de la Torre el balón cayó a los pies de Larsen que se perfiló hacia su pierna buena y ajustó un remate certero junto al palo izquierdo de la portería de Herrera que nada pudo hacer para evitar el tanto.

El 0-1 hizo un daño terrible a Osasuna que se desconectó y el Celta aprovechó para dejarlo tambaleando. Solo noventa segundos después del primer gol recuperaron los vigueses un balón, Mingueza rompió con un gran pase a Larsen y el noruego encontró en el corazón del área a Luca de la Torre para que el norteamericano anotase con facilidad el segundo gol. En apenas un suspiro el Celta había abierto un abismo en el marcador con apenas dos salidas desde su campo.

El Celta protegió en el resto del primer tiempo su ventaja ante un Osasuna que se volcó en centros laterales que los vigueses despacharon con más o menos suficiencia, sin alardes. Pero sin conceder ocasiones claras los de Benítez se sintieron cómodos para resistir hasta el descanso. Salió el Osasuna algo más encendido en el segundo tiempo, buscando suerte en disparos lejanos. Pero el escenario permaneció inmóvil. El Celta se dejó dominar sin mucha preocupación decidido a tapar espacios, a cubrir línea de pase y a llegar siempre a la ayuda.

El paso de los minutos era un problema para Osasuna que comenzó a sacar futbolistas de ataque en busca de un cambio de dinámica que no llegaba. Por el contra, el Celta cada vez defendía con más tranquilidad y solvencia. De hecho, el balón viajó mucho por su área sin que Guaita tuviese que hacer más intervención de mérito que aquella del minuto dos de partido. 

En el tramo final del partido Benítez cambió su delantero (Douvikas ocupó el espacio de Larsen) y dio la alternativa a un trabajador Allende. Osasuna ya no tenía fuerzas ni ideas para superar el sistema defensivo del Celta y los vigueses cada vez se dejaban ver más en el campo de Osasuna. Así, en un gran balón desde un costado de Jailson llegó el tercero que anotó Douvikas que volvió a acreditar su condición de goleador. Un 0-3 inapelable, exagerado tal vez, pero que supone un soplo de aire para el equipo de Benítez.