La huelga de bomberos se extiende por toda Galicia en un verano que se prevé duro

Las plantillas de los 25 parques comarcales de Galicia se niegan a hacer horas extras, lo que está provocando que algunos tengan que cerrar sus puertas ante la falta de efectivos

Protesta de los Bombeiros de Galicia en el parque de Vilagarcía.

Protesta de los Bombeiros de Galicia en el parque de Vilagarcía. / Iñaki Abella

A. G.

Los Bombeiros de Galicia han dicho basta ya. Cansados de las constantes promesas de las administraciones, sean de un color o de otro, todas las plantillas de los parques que hay distribuidas por Galicia se han sumado a la huelga que, por ejemplo en O Salnés, lleva ya desde marzo. El motivo no es otro que los constantes incumplimientos de una sentencia, emitida hace ya más de año y medio, que obliga a las administraciones de las que dependen los bomberos a hacer fijo al personal público.

Mesas de negociación parada, cambios en las diferentes administraciones responsables (Xunta y diputaciones) o las elecciones se han aliado para ir retrasando una decisión con la que “tan solo se está cumpliendo la ley y una decisión del Tribunal Supremo que siente jurisprudencia”, un retraso que ha colmado por completo la paciencia de los bomberos que, todos a una, han decidido dar el paso de ir a la huelga.

La situación es igual en todas las provincias, en ninguna se está cumpliendo la sentencia ni la ley, pero existen diferentes matices. En la comarca de O Salnés, el Consorcio de Pontevedra tiene parada la mesa de negociación y los bomberos “llevamos meses aguardando a que nos convoquen”. De hecho, llegaron a plantearlo hasta en dos ocasiones sin éxito, y con el cambio electoral, más se va a retrasar el proceso, “aunque los que toman el relevo conocen perfectamente lo que ocurre, no les va a pillar de sorpresa”. Gobierne quien gobierne, los bomberos insisten en su reclamación resumida en la pancarta bajo la que aparecieron los trabajadores: “Condicións dignas para os bombeiros, xa!”.

En otros puntos, como en Lugo, estuvieron cerca de lograr su objetivo, pero en el pleno de ayer de la Diputación, con este punto en el orden del día, pero la ausencia de la Xunta impidió cualquier acuerdo”, explicaba Ángel Moldes, presidente del comité de empresa del Consorcio de Pontevedra.

En Ourense ya han comenzado a cerrar parques como el de O Carballiño por falta de trabajadores, después de que los 420 profesionales de los parques se nieguen a realizar horas extras.

Con el verano asomando por la puerta, los Bombeiros mantendrán el próximo lunes una asamblea general en Santiago en la que participarán la mayor parte de los 420 trabajadores, reunidos en torno a seis centrales sindicales: Comisiones Obreras, CIG, UXT, Sindicato Independente de Bombeiros, CSIF y USO. La representación sindical tiene muy claro que la huelga se va a extender a toda Galicia y las medidas de presión van a ser duras, ya que la negativa a hacer horas extras para completar los retenes de guardia puede dejar varios parques sin cobertura, como ya ha ocurrido en varias ocasiones en Vilagarcía.

De todas formas, el colectivo quiere dejar muy claro que el servicio se va a cumplir, en el caso de Vilagarcía, estará el retén de Ribadumia y envían un mensaje de tranquilidad a la población señalando que “seguro que no van a quedar incendios sin apagar”.

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Las condiciones laborales a las que están sometidos los Bombeiros no son precisamente las mejores, a lo que se suma que “venimos haciendo horas extraordinarias para cubrir el servicio con tres míseros efectivos y esto no puede pasar”. La mayor parte de los bomberos, viendo que las negociaciones para hacerlos fijos no avanzan, no han dudado en recurrir a la denuncia individual, la única vía que les queda. Los trabajadores señalaban ayer que, frente a las 1.642 horas de trabajo del personal público en Galicia, los bomberos realizan sobre 1.800, 200 más que el resto de personal laboral de la Xunta.

A mayores, las horas extraordinarias llevan años disparándose y, un ejemplo de ello es que el personal de Vilagarcía realizó el pasado año una media de 24 guardias extraordinarias, lo que supone 240 horas por encima del total. Las consecuencias de esas políticas “inoperantes de las administraciones”, explica Moldes, con una organización de los planteles que “pesa sobre los trabajadores y sus familias”, circunstancia que pudo notarse en los últimos meses con el cierre de esos parques, algo que los trabajadores no quieren que se asuma como normal”. Lo único que piden en el colectivo es que se tenga en cuenta la sentencia y se cumpla la ley y que las administraciones paren “un chantaje consistente en poner sobre la mesa una Relación de Puestos de Trabajo y un convenio a la baja, rebajando nuestras condiciones laborales, que ya no son precisamente buenas”.

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