Tras las múltiples iniciativas desplegadas en los últimos meses para eliminar basura marina y la llamada “basuraleza” en todo el litoral arousano y algunos de sus ríos, en los últimos días se han intensificado las acciones solidarias en la comarca.
Y entre las muchas propuestas llevadas a cabo pueden destacarse las que tuvieron como escenario territorios tan emblemáticos y medioambientalmente protegidos como las islas Cortegada, Areoso, Sálvora y A Toxa.
Se hizo tanto para retirar metales, botes, neumáticos, viejos útiles de pesca y acuicultura, colillas, cristales y otros objetos, como para proteger a las criaturas que pueden morir, enfermar o sufrir amputaciones a causa de su presencia.
Sobre todo si se trata de plásticos y/o microplásticos, puesto que estos constituyen una verdadera amenaza para las aves y las nutrias que pueblan este territorio insular.
Hace días se daba cuenta de la acción emprendida por Afundación, la cofradía de pescadores San Martiño y la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) para actuar en esta dirección en diferentes puntos del litoral arousano, y muy especialmente en la que fue isla estandarte del turismo en Galicia.
Aquellas iniciativas se sumaban, a su vez, a las emprendidas en idéntico sentido por la plataforma ciudadana creada hace unos meses en el propio territorio insular para tratar de revalorizarlo.
Ahora se añaden iniciativas como #Micostasinplásticos, una campaña impulsada por el Bottlenose Dolphin Research Institute (BDRI), el centro de investigación del medio marino asentado en O Grove que se dedica al estudio y la conservación de la biodiversidad marina y centra sus trabajos en delfines, marsopas, ballenas, nutrias y aves marinas.
Lo que ha hecho este Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares, de nuevo gracias a la implicación de su equipo de voluntarios e investigadores, fue centrar sus esfuerzos en retirar los residuos plásticos presentes alrededor de la isla de A Toxa, considerada Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y parte integrante de la Reserva Ornitológica O Grove.
Su director, Bruno Díaz López, detalla que “de esta forma se contribuye a reducir el riesgo que corren las nutrias residentes (sometidas a estudio por el propio BDRI) y muchas aves migratorias que nos visitan cada año”.
Al igual que se protege otras, sobre todo anátidas y limícolas, que son residentes habituales de la costa de A Toxa, a su vez integrada en la conocida ensenada de O Grove y, por ende, en el Complejo Intermareal Umia-O Grove.
Unas aves, dicho sea de paso, que pueden verse gravemente afectadas “tanto a causa de la ingesta de plástico como por el riesgo de quedar atrapados o sufrir amputaciones”, explican en el BDRI.
Lógicamente, se eligió A Toxa para desplegar este tipo de iniciativas por tratarse de “una zona de gran valor ecológico”, perteneciente a la Red Natura 2000.
Un enclave que, a pesar de su estratégica ubicación y su popularidad, “no está libre de la basura marina”.
Entre la cual destacan, precisamente, los desechos plásticos, “tal y como confirma la recogida por parte de nuestro equipo de voluntarios de cientos de piezas plásticas, entre las que había botellas, tapones, bolsas, mascarillas, cuerdas y otros muchos productos”, concluye Bruno Díaz.