Charla coloquio - II Premios Emilia Pardo Bazán no País das Rías

María Oruña: “A lo que yo le temo es a que el lector se sienta defraudado”

» “Como en casa” y entre amigas, la escritora viguesa más leída y la periodista Guada Guerra repasaron la trayectoria de la autora, ganadora de los II Premios Emilia Pardo Bazán no País das Rías

Charla-coloquio de la escritora viguesa María Oruña y la periodista Guada Guerra en la sede de la Diputación en Vigo.

Charla-coloquio de la escritora viguesa María Oruña y la periodista Guada Guerra en la sede de la Diputación en Vigo. / Ricardo Grobas

María Bueno

María Bueno

Aquello de que “nadie es profeta en su tierra” volvió a desmentirlo ayer la escritora viguesa María Oruña en la sede de la Deputación de Pontevedra en Vigo, donde protagonizó la Charla-Coloquio de los ‘Premios Pardo Bazán no País das Rías’, organizados por FARO DE VIGO en colaboración con la Deputación de Pontevedra, en los que se proclamó vencedora en la categoría de Cultura el pasado diciembre.

La novela negra y sus múltiples subgéneros, el reflejo de esta realidad en la propia obra de Oruña o el proceso de documentación para la escritura fueron solo algunos de los temas abordados en la cita, conducida por la periodista Guada Guerra y en la que la autora descartó publicar nuevo título este año, además de reivindicar las buenas historias y el poder vivir de escribir como el verdadero éxito frente a la exposición mediática. 

El evento, al que también asistió el director comercial de Prensa Ibérica en Galicia, Pedro Costa, contó con la intervención de la vicepresidenta segunda de la Deputación de Pontevedra, Luisa Sánchez Méndez, quién dio la bienvenida a la charla y puso en valor la trayectoria de Oruña como “la viguesa más leída y una de las mejores embajadoras de nuestra ciudad”. 

“No hay más que sumergirse en las páginas de tus textos para saber que en cada uno de ellos vacías tu corazón”, se dirigió Sánchez a la autora para despedirse con el compromiso de la Deputación con el impulso a la cultura. 

Anécdotas y reflexiones se fueron sucediendo en la que fue casi una conversación entre amigas entre Oruña y Guerra y durante la que el tiempo se pasó volando mientras nos íbamos acercando más y más a su figura, desde las sensaciones de su salto del derecho a la literatura hasta sus últimos proyectos e incluso el proceso de elaboración de las portadas de sus libros.  

Tras ejercer durante una década como abogada laboralista y mercantil, Oruña se lanzó al sector editorial en 2013 con ‘La mano del arquero’ y ya no dejó de publicar. “En aquel entonces era imposible imaginar nada, ni siquiera soñaba con ser escritora porque eso era para gente como muy lista”, dijo una divertida Oruña en una de las muchas ocasiones en las que despertó las risas de la sala. 

“Me había parecido fácil y como había dejado el bufete internacional porque había sido madre y era incompatible con trabajar 12 horas al día, empecé desde casa como abogada y decidí hacer algo que me pareciese divertido a mí y así, con mi bebé en el regazo, empecé Puerto Escondido”, hizo también un guiño a la conciliación al relatar el modo en el que, tras aquella primera experiencia de autopublicación, empezó la novela protagonizada por Valentina Redondo

Vió la luz en 2015 y pronto se sumaron el resto de títulos de la saga; además de ‘El Bosque de los cuatro vientos’, la obra que anticipó el hallazgo de los anillos mágicos del parador de Santo Estevo y que reivindica, quizás como ninguna otra, la inmensa labor de documentación que distingue a Oruña: “Fue la investigación más emocionante de mi vida”. 

De izq. a dcha.: La periodista Guada Guerra;  la vicepresidenta segunda de la Deputación de Pontevedra, Luisa Sánchez; la escritora María Oruña y el director comercial de Prensa Ibérica Galicia, Pedro Costa durante la charla-coloquio celebrada ayer.

De izq. a dcha.: La periodista Guada Guerra; la vicepresidenta segunda de la Deputación de Pontevedra, Luisa Sánchez; la escritora María Oruña y el director comercial de Prensa Ibérica Galicia, Pedro Costa durante la charla-coloquio celebrada ayer. / Ricardo Grobas

Un género, múltiples crímenes

“Prefiero escribir a ser abogada porque siento que, con lo primero, acompaño a las personas”

En total, siete títulos que ya han sido traducidos a casi una decena de idiomas, con más de 100 ediciones y un millón de lectores, y que dan buena muestra de las inmensas posibilidades de la novela negra, un género que en la pluma de Oruña parece inagotable, tal y como se puso de relieve en la jornada. 

Desde el thriller histórico de ‘Puerto Escondido’ y científico de ‘Un lugar a donde ir’; hasta el corte gótico de ‘Donde fuimos invencibles’ o los clásicos misterios de habitación cerrada de ‘Lo que la marea esconde’; pasando incluso por el domestic noir con ‘El Camino del Fuego’ y el thriller de acción de ‘Los inocentes’

Yo tengo que tener una idea que haga que me valga la pena el esfuerzo que supone para mí sentarme a escribir porque yo vacío cabeza y corazón y es un proceso que me deja extenuada”, expresó para dejar paso a Guada Guerra, quien reivindicó cómo cada una de sus novelas aborda el misterio desde una perspectiva distinta. 

“Es inviable para mí ir a libro por año. A nivel profesional, mi reto es que la nueva historia sea mejor que la anterior”

“Lo fácil era seguir tirando de la gallina de los huevos de oro, pero tú quisiste ponerte a prueba”, describió la periodista lo que para Oruña podía ser “muy arriesgado, pero necesario”. “Si yo me aburro o no es un reto para mí, el lector se aburre”, respondió la autora, que añadió: “Recuerdo, con ‘Un lugar a donde ir’, decirle a mi editora: ‘Bueno, al principio va a vender menos, pero no quiero hacer más de lo mismo porque sería un engaño’, y al final salió bien, muy bien y se generó mucha curiosidad con qué pasaría con el siguiente libro”. 

Además, Oruña también quiso hacer hincapié en cómo mucha gente “confunde el éxito con la exposición mediática cuando son dos cosas que no tienen nada que ver”. 

“El éxito es poder vivir de escribir en un país en el que solo un 1% de los escritores puede”, reflexionó: “Lo que hay que codiciar es conseguir buenas historias, porque eso es lo dificil, eso, y contarlas de modo que puedas prender la curiosidad de alguien. Yo a lo que le temo es a que el lector se sienta defraudado, tiene que sentir que ha valido la pena”. 

“A nivel profesional, mi reto es que la nueva historia sea mejor que la anterior”, se despidió en respuesta a las preguntas del público para adelantar que este año no publicará nuevo título. “Es lo único que puedo decir de momento porque para mí es inviable sacar un libro por año”, expresó la autora, a lo que una de las presentes respondió: “Entonces, mañana me voy a por el libro infantil”. Nada mejor para ilustrar lo que despierta Oruña entre sus lectores. 

Su estreno en literatura infantil: “Este libro no lo escribí como autora, sino como madre”

Durante la charla-coloquio, hubo tiempo también para abordar con María Oruña su recentísimo estreno en literatura infantil de la mano de “El tren fantasma”, un libro que la autora dedica a su hijo Alan y resultado de “más de 1.000 noches inventando cuentos juntos como espías, buceadores o incluso astronautas”.

Editado por Anaya en castellano y por Xerais en gallego, y también disponible en catalán, el título llegó a las librerías hace solo unas semanas y ya triunfa de la mano de su protagonista, un niño que vive en el hermoso y pequeño pueblo escocés de St. Abbs y al que, como tantos otros pequeños en otros países, tampoco le gusta irse a la cama. 

Para ayudarlo a dormir, su padre decide leerle un cuento muy especial: es el tren fantasma, que le embarcará en toda una aventura a través de la historia que va a terminar en el medievo, con un montón de líos tremendos y en la que no faltarán las montañas mágicas, las tormentas terribles o las amazonas con espadas… 

De aquellas aventuras que María le contaba a su hijo cuando era pequeño –hoy adolescente– para que se durmiese surge “El tren fantasma”, un cuento “muy casero”, en palabras de Oruña, que reconoce que nunca tuvo “una vocación deliberada como escritora de libros infantiles”, una parte del oficio que no duda en calificar de “muy difícil” y a la que siempre ha tenido “mucho respeto”.

“Este libro no lo escribí como autora;sino como madre”, dijo Oruña, que no descartó escribir nuevas entregas de “El tren fantasma”, aunque no como actividad principal. 

Durante mucho tiempo, esta historia se quedó en un cajón hasta que un día Ledicia Costas y Miguel López (Hematocrítico) leyeron el texto y la animaron a sacar el cuento de su ordenador. 

Fue Hematocrítico quien, con su varita mágica, hizo llegar la aventura de “El tren fantasma” a Anaya, que de inmediato decidió publicarlo con las ilustraciones de la maravillosa Ana Zurita, se recordó en memoria del emblemático autor gallego, que nos dejó el pasado noviembre.