A Portela: un oasis de paz que refugió a judíos en su huida del nazismo

Un paseo litoral, que conecta el centro de Redondela con Punta Socorro, ofrece una caminata tan agradable como gratificante, sin aglomeraciones, con vistas a la ensenada de San Simón

Entre sus atractivos, una las primeras fábricas de salazón, uno de los muelles de piedra más antiguos de la ría de Vigo y la casa del "Schindler vigués"

Una agradable caminata bordeando la orilla sur de la ría de Vigo, disfrutando de la brisa marina y de las vistas a la siempre espléndida ensenada de San Simón. El paseo de A Portela, apto para todos los públicos, discurre a la vera del río Alvedosa y se puede iniciar desde detrás de la casa del Concello de Redondela, siguiendo el curso fluvial hasta su desembocadura. Ahí parte una senda de madera que finaliza en Punta Socorro. 

El barrio de A Portela destaca por su carácter marinero y apacible, incluso pintoresco: pequeñas embarcaciones amarradas a tierra frente a una hilera de casas de dos o tres alturas que presumen orgullosas de carácter tradicional.

A Portela: un oasis de paz por el que se huía del nazismo

Ruinas del complejo industrial IME. / Marta G. Brea

La pasarela desemboca en el saliente de Punta Socorro, donde se alza un complejo industrial en ruinas con una esbelta chimenea. Es la antigua Industria Metalífera Española (IME), un complejo levantado en 1921 que fue pionero en el uso de la electricidad en la metalurgia. Tras la Segunda Guerra Mundial se empleó para la producción y recuperación de estaño y plomo a partir de mineral y chatarra. Cerró en 1957 y sucumbió al abandono: en los años noventa, parte de la fábrica fue demolida.

La ruta se puede continuar tomando el estrecho Camino da Portela, que finaliza en el histórico “peirao dos carabineiros”

A Portela: un oasis de paz por el que se huía del nazismo

Ruinas de la fábrica de salón con el "peirao dos carabineiros" al fondo, con su vano para el paso de carros. / Marta G. Brea

Es uno de los muelles de piedra más antiguos que se conservan en la ría de Vigo. En su construcción, en la segunda mitad del siglo XVIII, participaron emprendedores catalanes que instalaron en el lugar una fábrica de salazón, de las primeras en Galicia. Estuvo operativa entre 1728 y la primera mitad del siglo XX, dedicándose a la sardina, el bacalao y, posteriormente, al mejillón. 

El “peirao” cuenta con un aspecto peculiar, con un vano que permitía el paso de los carros que, tiempo ha, transitaban por el camino litoral que unía Redondela con Vigo. 

Su nombre hace referencia al puesto militar en el que se controlaban las mercancías que entraban a través del embarcadero con destino al mercado redondelano. 

A Portela: un oasis de paz por el que se huía del nazismo

La casa del "Schindler vigués". / Marta G. Brea

El refugio del "Schindler vigués": vía de salida de cientos judíos huidos de la Alemania nazi

En la Baixada ao Peirao pasa prácticamente desapercibida una casa que, desde la clandestinidad, ocultó a centenares de judíos que intentaban escapar del nazismo. El médico vigués Eduardo Martínez Alonso la convirtió en refugio y vía de escape para aquellos que tras cruzar la frontera con España acababan presos en el campo de concentración de Miranda de Ebro. Él creó la “ruta gallega” de evacuación que los llevaba a Valença do Minho por Tui y Guillarei. 

Como doctor de la Embajada Británica en Madrid, Martínez Alonso acudía los fines de semana al presidio para comprobar el estado de salud de los extranjeros retenidos. Elaboraba informes médicos falsos en los que certificaba alguna enfermedad grave y recomendaba su evacuación para evitar contagios. Tras dotarles de identidades falsas, eran traslados ocultos en coches hasta su casa de A Portela, y desde ahí, cruzaban la frontera con Portugal. 

El “Schindler vigués” dirigió personalmente esta ruta hasta 1942, cuando se vio obligado a exiliarse a Londres al estar la Gestapo tras sus pasos. Sin embargo, incluso desde allí, continuó al frente de las evacuaciones con las que salvó la vida de varios cientos de personas.