IRENE ESCOLAR Y ELENA ANAYA | Actrices

“Es muy interesante que se cuenten historias de mujeres de cierta edad”

Dan vida a una policía y a la única de un grupo de amigas que quiere destapar un secreto en la serie ‘Las largas sombras’

INÉS ÁLVAREZ

A Elena Anaya, que no se prodiga mucho por las series, la hemos visto en Mentiras pasajeras (SkyShowtime). Irene Escolar es una mujer de teatro, pero ha protagonizado la serie Dime quién soy (Movistar+) y participa en Las abogadas, sobre los atentados de Atocha, que estrenará La 1.

Elena Anaya (Palencia, 1975), cuya popularidad le llegó con la película Lucía y el sexo y ganó un premio Goya con La piel que habito, e Irene Escolar (Madrid, 1988), tataranieta, bisnieta, sobrina bisnieta, nieta y sobrina nieta de actores, ganadora de un Goya por Un otoño en Berlín, dan vida a una policía y a la única de un grupo de amigas que quiere destapar un secreto en la serie Las largas sombras, que acaba de estrenar Disney+, donde ponen a prueba su talento interpretativo. Y lo superan con nota.

–’Las largas sombras’ es un thriller, pero prima el viaje emocional.

–Elena Anaya (E. A.): Sí. En primer lugar cuenta una historia sobre seis personajes femeninos de más de 40 años, algo que es maravilloso. Con la excepción de nuestra estupenda comisaria (Irene Escolar), que es la hermana pequeña de alguien que ya no está. Pero es muy interesante que también se cuenten historias de mujeres con una cierta edad, hay que darle un espacio mediático. La complejidad de los personajes es tremenda y yo creo que ahí es donde ha puesto el corazón y el foco Clara Roquet, como gran cineasta que es, queriendo hablar de la complejidad de la amistad femenina y de unos personajes que sufrieron un hecho traumático 25 años atrás y, como el mío, huyen de algo y dejan atrás un pasado. Y piensan que dejarán ese dolor y esa culpa. Pero regresar siempre significa volver a la casilla de salida y sentir cómo esa grieta se va resquebrajando y te encuentras con tu auténtico yo.

–Irene, Paula, su personaje, que es policía, no ha cerrado ese capítulo y la aparición del cadáver de su hermana le hace que se empecine en hallar al culpable.

–Irene Escolar (I. A.): Es como que se vuelve a abrir una herida que nunca se curó y no puede parar. Obsesivamente, quiere llegar a la verdad. Un poco como Rita. Hay una dualidad: la búsqueda de lo que ha ocurrido para poder seguir adelante.

–¿Les gusta que sus personajes sean mujeres tan imperfectas?

–E. A.: Es que son muy reales.

–I. E.: Quizá este era el reto: son mujeres imperfectas y muy reales en cuanto a que son de muchos tipos. Físicamente, incluso. Clara Roquet nos preguntó si nos importaba salir sin maquillaje, con la cara lavada, con una coleta y con lo que sea. Y eso es genial, porque es muy liberador que los espectadores y las espectadoras puedan ver a mujeres reales, que no genere ideales de belleza ni nada. Que se les pueda ver arrugas o el grano que sale. Cosas que hay en la cara de verdad. Porque si no, ya nos volvemos todos locos con ese ideal de belleza de lo que debes ser.

–Paula es el personaje más duro.

–I. E.: Sí. Y por muchas cosas sentía que podía caer mal. No es que me importara no caer bien, pero entendía que en la parte de la investigación los espectadores van con mi personaje y no puedes crear tanta distancia. Pero es muy mental, muy impenetrable emocionalmente. Que tapara la herida que tiene, pero también que apareciera cierta vulnerabilidad que se pudiera percibir.

–Se percibe. Y se comprende.

–E. A.: En el caso de Rita, nadie la conoce. Ni su propia pareja, Ángela. Es una directora de éxito internacional, más de crítica que de taquilla (ríe), que busca la belleza a través del cine, porque en su propia vida jamás lo ha encontrado. Y regresar a ese pueblo significa volver a donde fue ella misma, donde encontró el amor verdadero. De pareja, no de sus padres. Volver es algo muy paralizante y sufre una gran crisis física y mental de decir: o lo averiguo o me voy a morir. Con lo que la gran Rita Montero pues es un ser muy frágil, muy disfuncional, con mucho miedo. Una persona muy solitaria y vulnerable y que de repente se reencuentra con las amigas que saben quién fue y, en concreto, Candela, que la puso en su camino real en la vida. Es muy bonito y muy interesante de interpretar.

–Irene, para Paula será duro descubrir que su hermana no era la persona que creía.

–I. E.: Ese es el viaje de Paula, lo que la lleva a una soledad aún mayor, porque pertenece a una familia naturalmente desestructurada, en la que ella se hace cargo de todo. Con un padre ausente y una madre desequilibrada. El único amor que ha tenido ha sido con su hermana y descubre que no era quien creía que era. Y, a la vez, quiere soltar eso cuando se descubra qué ha pasado.

–Aparecen temas como el bullying, la pederastia, el suicidio, el alcoholismo, el adulterio, el miedo a salir del armario...

–(Ríen) Temas muy ligeritos.

–Rita escondía su amor con una chica. Algo común en otras épocas.

–E. A.: Eso es no atreverse a vivir el amor de tu vida, el incondicional, el primero y único que Rita encontrará. No se atreve no solo por el miedo a sentirse rechazada, sino porque sospecha que fue Candela la autora del crimen y no la puedo volver a mirar a la cara. Por el miedo que le da sentir que lo ha hecho por amor, por salvarla. O sea, se convierte en el amor más absoluto que nadie puede sentir por ella, pero a la vez es el terror máximo. Entonces, Rita desaparece, mete la cabeza dentro de la tierra como los avestruces y huye. Y volver y encontrarse con Candela…