La mejora de la seguridad en la carretera vieja de Marín, más cerca: adjudican el tramo de Estribela

Infraestruturas selecciona una oferta de algo más de más de 820.000 euros para adoptar medidas de seguridad vial en 500 metros de la PO-546, a la espera de disponer de un proyecto global para todo el vial desde Mollavao

Presentación del proyecto, en julio pasado, con la conselleira Ethel Vázquez, y el alcalde, Miguel Fernández Lores.  // FDV

Presentación del proyecto, en julio pasado, con la conselleira Ethel Vázquez, y el alcalde, Miguel Fernández Lores. // FDV / Nicolás Davila

La red de carreteras autonómicas en Pontevedra cuenta con tramos de alta densidad residencial y de tráfico que generan constantes situaciones de peligro. Es el caso de la PO-308 en Poio, la PO-531 en Campañó y la PO-546 en Estribela. Mientras las dos primeras han sido objeto a lo largo del tiempo de actuaciones de seguridad vial de mayor o menor calado, la tercera –conocida como la carretera vieja de Marín– ha permanecido al margen de estas mejoras pese al riesgo que supone para peatones y ciclistas. Desde que se prohibió el paso a estos usuarios por la autovía de Marín, en julio de 2015, la PO-546 se convirtió en la principal alternativa para estos tránsitos, que conviven con una elevada presencia de camiones.

Las constantes demandas de los vecinos se intensificaron desde mayo de 2021, cuando una mujer de 68 años fallecía al ser arrollada por un vehículo en plena acera. Su nieva de 6 años resultó herida. Tras este accidente mortal reaccionaron las administraciones y la Consellería de Infraestruturas anunció un proyecto de mejora de la seguridad vial en un tramo de 500 metros en Estribela, una de las zonas más conflictivas. Después se decidió ampliar la actuación a la totalidad del vial, desde Mollavao hasta Praceres.

Año y medio después de aquel accidente mortal, Infraestruturas apura el inicio de las obras en Estribela, el proyecto más avanzado, ya que el resto está en fase de diseño. La consellería ha seleccionado ya una oferta de la empresa Oresa, de algo más de 820.000 euros, para actuar entre los kilómetros 4,4 y 4,9. A falta de completar todos los trámites, se confía en que las obras arranquen con el inicio del año 2023, con un plazo de ejecución de doce meses.

Aceras de dos metros

El proyecto en marcha mantiene la circulación en ambos sentidos y se tiene en cuenta el ancho limitado actual de la calzada, que obliga al ensanchamiento de la plataforma mediante la ejecución de estructuras de distinta tipología, según el punto de que se trate. Las aceras se amplían a un mínimo de dos metros, lo que requiere la ejecución de actuaciones complementarias y complejas, debido a la configuración de los bordes de la propia calzada, que registra fuertes pendientes, para lo que se ha previsto una estructura en voladizo, un relleno, un muro de contención y la demolición de varios edificios en ruinas.

En el margen derecho de la calzada, desde el punto kilométrico 4,515 al 4,540, se construirá una estructura en voladizo sobre la propia plataforma de la calzada, y desde el punto kilométrico 4,615 al 4,665 se construirá un muro de contención. Las obras también incluyen la mejora del alumbrado y la creación de tres pasos de peatones elevados, con iluminación específica y sistema inteligente, que detectan al ciudadano en las inmediaciones del paso, activando elementos de señalización. También se mejorarán las paradas de autobús.

El proyecto ensancha las aceras, pero mantiene el tráfico en ambos sentidos

La consellería enmarca esta obra de 500 metros en su plan global para toda la PO-546. Al respecto, recuerda que “en la actualidad, la funcionalidad de la movilidad interurbana para coches se canaliza principalmente a través de las carreteras PO-11 y PO-12, que discurren por la orilla del mar (la conocida como la autovía de Marín). En consecuencia, es posible formular una propuesta de actuación que permita mejorar la funcionalidad de la carretera PO-546, entre Mollavao, en el municipio de Pontevedra, y Marín, orientándola al tránsito de peatones, ciclistas y transporte público”.

La Xunta impulsará dos nuevas actuaciones en esta vía de titularidad autonómica. Por un lado, se propone actuar en el tramo de la PO-546, entre Mollavao y Praceres, acondicionando y ensanchando la plataforma viaria, de forma que durante la mayor parte del recorrido se dispondrá de un espacio peatonal y otro de doble sentido ciclista habilitado en su margen derecha.

En esta intervención, en las zonas con presencia de viviendas, se construirá una acera peatonal en el margen izquierdo de la calzada y se mejorarán todas las paradas de transporte público a lo largo del tramo de actuación. También se renovará el alumbrado y se repondrán los servicios afectados por la ejecución de las obras.

Por otro lado, está prevista la realización de la transformación de la carretera PO-546 también entre Estribela y la calle Concepción Areal. El objetivo es completar los tramos comprendidos entre el final de la primera fase en Estribela y el término municipal de Marín, así como el tramo de vía denominado calle Concepción Arenal en el término que queda por humanizar, entre la rotonda de las Anclas y el parque de Eguren.

Esta intervención contará con fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia del programa Next Generation UE de movilidad sostenible. La consellería estima que el próximo año la Xunta culminará el acondicionamiento y mejora de la seguridad vial en Estribela, con el que comenzará la transformación de la carretera Marín-Pontevedra en un eje de movilidad sostenible. En total, la Xunta invertirá 7 millones de euros para la transformación de la PO-546 entre Mollavao y Praceres, en Estribela (todo ello en Pontevedra) y en parte del término municipal de Marín.

[object Object]

La Consellería de Educación maneja un paquete de diez ofertas para adjudicar uno de sus proyectos más ambiciosos en los próximos años en Pontevedra; la ampliación del CIFP Carlos Oroza para dotar al centro de Formación Profesional de un nuevo edificio de tres plantas y 1.000 metros cuadrados, lo que supondrá nuevos espacios y la creación de cinco aulas nuevas.

El diseño del proyecto tuvo en cuenta que se trata de un centro en el que se imparten trece ciclos formativos de Hostelería y Turismo para 26 grupos y que las diez aulas actuales no son suficientes para la oferta educativa. Una de las dos actuaciones diferenciadas se llevará a cabo en el edificio central actual, donde se adecuarán 550 metros cuadrados en la planta baja con la habilitación de nuevos vestuarios, la demolición de las escaleras de acceso actuales y creando la entrada en un nuevo edificio. Este inmueble, el tercero con el que contará el CIFP Carlos Oroza, tendrá tres alturas y sumará más de 1.000 metros cuadrados al centro. A él se accederá por una plaza adoquinada y contará en la planta baja con un vivero de empresas vinculado al sector hostelero. En la misma se ubicarán también despachos y los servicios administrativos. En la primera planta se crearán tres nuevas aulas: una de Cata y dos de Cocina y Restauración. También se ubicará la dirección del centro.

Por su parte, en el segundo piso se destinará el espacio correspondiente para dos aulas más, para los ciclos de Alojamientos Turísticos y de Guías Turísticos. De este modo, el centro pasará a tener un total de 15 aulas. La estructura del nuevo edificio será prefabricada, de ahí que el estudio de arquitectura cuente con que la construcción se pueda realizar en el menor tiempo posible. Esta actuación llega cuando se cumplen 25 años del centro, por el que han pasado desde su creación alrededor de 5.000 titulados.

Suscríbete para seguir leyendo