Vilamartín de Valdeorras, cuna de injertos de vid en la provincia

Desde principios del siglo pasado muchos vecinos se dedican a crear viveros de injertos y a venderlos por toda Galicia, sobre todo del godello autóctono

Vivero de injertos en Vilamartín de Valdeorras.   | // FDV

Vivero de injertos en Vilamartín de Valdeorras. | // FDV / A.F.

A.F.

Vilamartín de Valdeorras, cuna de viveros y exportación de injertos de vid en la provincia. Los vecinos de esta localidad son “viveristas”, apunta Vicente, miembro de la Asociación de Coveiros,e hijo de un “viverista”. Asegura que este concello sigue ejerciendo esta práctica que viene de principios del siglo pasado “pero ahora se hace con menor intensidad” ya que dice llegan muchos injertos de Italia, Francia y Portugal, y “los traen al por mayor a poco más de un euro”.

Recuerda este vecino de Vilamartín que en esta zona vitivinícola hay las variedades de uva mencía y godello autóctonos, y se mandaban los injertos a Castilla León y resto de la comarca y de Galicia. Asegura que “el godello propio monoparental es de Valdeorras”, por lo que “aquí se hacía el patrón, se injertaba se vendían”. Para ello se necesitan “buenas manos y buen terreno con regadíos”. Explica que la puga se cogía cuando se cortaban los viñedos, se seleccionaban según las variedades, y se injertaban según la planta que se pedía. Ahora también “se injerta albariño para mandar a O Ribeiro”.

En menor o mayor proporción en esta localidad todos injertaban. De noviembre a mayo es cuando se plantaban los injertos y después se venden. En la actualidad se hacen menos injertos a mano y se obtiene más producción con máquinas. Recuerda Vicente que “antes se ataban a mano con rafia y en noviembre ya se vendían los primeros injertos; mucha gente vivía de esto”. De hecho, “mi padre hacía entre 50.000 y 60.000 y los llevaba a las ferias a vender”, pero en la actualidad todo ha cambiado: “ ya no hace falta ir a las ferias, te llaman y te hacen los pedidos”.

La producción actual es más abundante, por encima de 100.000, y apunta que “hay competencia de otros países y los venden entre 1,50 a 2 euros, dependiendo de la calidad. En 1978 cuando mi padre iba a las ferias se vendían a 100 pesetas (0,60 céntimos de euro)”. Apunta que ya no utiliza la rafia y en su lugar “los meten en parafina”.

En la actualidad en Vilamartín se dedican menos vecinos a ello, pero hacen más producción gracias a las máquinas de injertar. Mucha gente aún se dedica a hacerlos y producen entre 200.000 y 300.000, y muchos tienen naves.

Así, Vilamartín destaca por ser tierra de pizarra, vino, e injertos por su tierra pizarrosa y su clima ,y tiene un godello único: “El godello propio es el de Valdeorras”.