Del triunfo en un torneo nacional de futbolín al afán por impulsar la afición a este deporte en Ourense

Yago Vilas y Marco Foxo ganaron contra participantes de toda España: “Es un juego estratégico y competitivo, que requiere resiliencia mental”

Marco Foxo y Yago Vilas, con sus trofeos de campeones, junto al futbolín en el que entrenan.

Marco Foxo y Yago Vilas, con sus trofeos de campeones, junto al futbolín en el que entrenan. / FERNANDO CASANOVA

Javier Fraiz

Javier Fraiz

Hay paralelismos entre Yago Vilas y Marco Foxo –Ourense, 34 y 33 años– que caracterizan su gusto por el futbolín. A los dos les nació la afición por parte de padre, aprendiendo por observación, cuando eran niños. “Los viernes, después de cenar, mi padre iba a tomar algo y a jugar con sus amigos. Yo los miraba y, desde que tenía 5 años, me quería agarrar a las barras. Empecé en el colegio, donde por suerte teníamos un futbolín. Jugaba en los recreos y después empecé a participar en pequeños torneos en Ourense”, relata Vilas. “Mi padre jugaba en el seminario, en Lugo, y en O Courel había futbolines en algunos bares. Él me transmitió la afición”, añade Foxo.

Los dos ejercen profesiones que requieren de una claridad mental y destreza –Yago es maquinista y Marco, intérprete y profesor de gaita en la Real Banda–. Ambos coinciden sobre qué factores resultan decisivos para mejorar en este deporte de mesa: esfuerzo, constancia, práctica, espíritu de equipo, concentración, coordinación dentro de la pareja, tranquilidad mental... “y la suerte”, nada desdeñable.

"Es importante eliminar el estigma de que se trata de un juego de bar"

“Tiene un gran componente estratégico y hace falta resiliencia mental, para no venirse abajo. El juego psicológico influye mucho. Mantener el máximo nivel durante todo el día de competición es difícil. Supone un esfuerzo físico y mental. Es importante eliminar el estigma de que se trata de un juego de bar. Es muy competitivo”, describe Marco, que ha intensificado la práctica en los últimos dos años. “Es una vía de escape muy sana”, dice.

Entre el 22 y 24 de septiembre compitieron, en Pravia (Asturias), en un campeonato contra parejas de distintas partes de España. Participaron varias decenas. Tras solventar un hándicap que los obligó a ganar cuatro partidas en la ronda final, se alzaron con el triunfo en la categoría máster, la segunda de mayor nivel, el paso previo al profesionalismo en este deporte. Marco y Yago se impusieron en las dos modalidades: la de parado –está permitido manejar la bola entre las figuras de la delantera– y en movimiento, en la que no es posible retener la esfera en la línea de vanguardia, lo que obliga muchas veces a tirar a portería desde la barra media.

Ganar un torneo nacional constituye el mayor logro que han alcanzado en el futbolín, juntos y por separado, por el momento. Medirse a competidores de la categoría profesional se presenta como su nuevo desafío. “Si no te enfrentas a los buenos nunca serás capaz de ganarles. La única forma de intentarlo es jugar”, opina Yago. En diciembre se celebra en Benidorm uno de los campeonatos nacionales más importantes de España, un evento multitudinario que reúne a unas 200 parejas cada día. Foxo y Vilas planean acudir.

Marco y Yago practican casi siempre en el futbolín del bar La Huella, en la zona del campus.

Marco y Yago practican casi siempre en el futbolín del bar La Huella, en la zona del campus. / F. CASANOVA

"El aspecto mental pesó un 100% en este triunfo"

“Llevo siete años jugando en este modelo de futbolín y es la primera vez que me veo con capacidades para jugar contra profesionales, por el simple hecho de haber ganado el torneo”, afirma Yago. “Hace quince días, cuando lo disputamos, yo era el mismo que un mes antes, pero la victoria ha servido de ayuda mental. Refuerza las ganas de seguir jugando”, subraya. “El aspecto mental pesó un 100% en este triunfo. Yo no soy mucho mejor que hace un tiempo, pero he aprendido a no venirme abajo y a no dar una partida por perdida”, completa Foxo.

Muy pocos profesionales pueden llegar a vivir de esto, aún está en crecimiento”, afirma Marco. “Funciona mejor en el resto del mundo que en España. A nivel internacional hay torneos muy importantes, con mucho dinero de por medio”, indica Vilas. “Nuestra victoria ha sido el fruto de frustraciones, viajes, tiempo, dinero... Más que nada, ganas prestigio. Nos llevamos 600 euros; para cubrir gastos del viaje y poco más”, apunta Foxo.

“Es fundamental que en España se cree un ranking estructurado y unificado a nivel nacional, y que las categorías cuenten con una competición reglada”, destaca Marco sobre los pasos que, en su opinión, aún tiene que dar el futbolín en este país.

Intentan, junto a un grupo de amigos, que el Concello apoye la organización de un torneo en Ourense

Tras su victoria, les gustaría aprovechar el tirón para situar a Ourense en el mapa del futbolín, además de impulsar la afición entre los jóvenes de la ciudad. “Creamos un grupo de wasap, éramos 5 y ya somos 50. Nos gustaría poder albergar aquí algún torneo, ojalá el Concello se anime. Traer a 1.000 personas a la ciudad durante tres días sería atractivo. Una persona de nuestro grupo está en negociaciones con el Ayuntamiento”, señalan.

Impulsar una asociación, disponer de un local y crear escuela son otras ideas que barajan. Celebrarían que, a medio plazo, existiese una instalación pública en la que poder aprender y perfeccionar el deporte, aumentando así la cifra de aficionados. En Ourense faltan lugares para jugar al futbolín y, por regla general, las máquinas son antiguas. “Llevan 25 años sin mejorarse, y el juego no tiene nada que ver en cuanto a rebotes, estructura, movimientos de la bola, fluidez o técnica”. Los campeones Yago y Marco pueden practicar en un futbolín con buenas prestaciones en el bar La Huella, en la zona del campus.