Un maltratador controlaba el dinero, la ropa y las redes de su pareja e infundió “terror” a los hijos

La relación duró catorce años, en los que el agresor la vejó, insultó, amenazó y golpeó | Los dos menores sufrieron “gritos constantes”, intimidaciones, empujones y bofetadas

La pareja residía en O Barco de Valdeorras. |   // IÑAKI OSORIO

La pareja residía en O Barco de Valdeorras. | // IÑAKI OSORIO / J. Fraiz

Javier Fraiz

Javier Fraiz

Un agresor machista convirtió la violencia en norma. Su pareja vivió un infierno durante los catorce años que duró la relación. Los hijos menores también sufrieron. Ella padeció “una situación de miedo y angustia”. El maltratador infundió “un clima de terror” que afectó al “normal desarrollo” de los niños. Son los hechos probados de una sentencia que condena al agresor, un ourensano de 54 años.

En el momento del juicio, el encausado reconoció los hechos y mostró su conformidad a un acuerdo entre la Fiscalía, la acusación particular y la defensa que impone 2 años de prisión por un delito de maltrato habitual, así como 31 días de trabajos en beneficio de la comunidad por un segundo delito de maltrato. La condena, firme como todas las de conformidad, prohíbe al acusado acercarse o comunicarse por cualquier medio con su expareja durante 7 años, con una distancia de al menos 300 metros. Tampoco podrá aproximarse a los hijos en 3 años.

Debe pagar 2.500 euros a la mujer por los daños psicológicos que le causó. El acuerdo de conformidad le permite evitar el ingreso en prisión, con la condición de que abone la indemnización –podrá hacerlo en cuotas de 100 euros al mes– y, además, no cometa ningún delito en los próximos dos años. Tampoco tendrá derecho a poseer o llevar armas durante tres años.

“De la cárcel se sale, del cementerio no”; entre sus amenazas

A mediados de 2020 se terminó la relación, en la que tuvieron dos hijos en común. “De manera continuada y reiterada” –recogen los hechos probados de la sentencia–, el agresor machista vejó, insultó, amenazó y golpeó a la mujer en el domicilio y fuera de él, y en presencia de los dos hijos menores de edad. Además de ser violento era celoso. Controlaba el dinero que la víctima tenía para el día a día, así como la ropa que podía ponerse y el uso que hacía de las redes sociales. La víctima sufrió menosprecios, insultos y amenazas, como los siguientes: “De la cárcel se sale, del cementerio no”; “si denuncias vas a tener consecuencias”; “si no fuera por mí, vivirías bajo un puente”.

A sus hijos, menores: “Os voy a partir las piernas”

Durante este tiempo, los dos hijos menores del maltratador y la víctima “sufrieron de manera permanente los gritos constantes y amenazas de su padre”, añaden los hechos probados de la sentencia. “Os voy a partir las piernas”; “vais a dejarme en paz de una puta vez” son algunas de las expresiones humillantes e intimidatorias que recibieron los dos niños. Además, el agresor también les daba empujones, bofetadas y collejas de forma habitual, “creando con ello un clima de terror que afectaba a su normal desarrollo”, afirma la resolución, dictada por el juzgado de lo Penal Número 2 de Ourense.

La magistrada del Penal 2 de Ourense, durante un juicio.

La magistrada del Penal 2 de Ourense, durante un juicio. / C. PETEIRO

En los hechos relatados con anterioridad se fundamenta la condena por el delito de maltrato habitual. El encausado también es autor de un segundo delito de maltrato, por una agresión a su expareja en el mes de enero de 2019. La sentencia indica, sobre este suceso, que en una ocasión en que el agresor y la víctima se encontraban en casa de los padres de ella, se produjo una discusión durante la que el maltratador dio varios golpes en el rostro a la perjudicada. Ella no fue al médico ni tampoco denunció, debido al temor que sentía.

Situación de “miedo y angustia”

El encausado sumió a la víctima en una “situación de miedo y angustia”. La mujer presentó una denuncia en una ocasión, pero nunca la ratificó en el juzgado. Hubo varios incidentes a lo largo de la relación por los que la Guardia Civil tuvo que acudir al domicilio.

Como consecuencia de estos hechos, tanto la mujer como los dos niños sufrieron “un deterioro de la autoestima y el sentido de la autonomía” –indica la sentencia–, así como sentimiento de culpa, un elevado nivel de ansiedad, “impotencia en la situación sufrida e incapacidad de reacción”. También padece una tendencia a encontrarse en un estado depresivo, así como “sentimiento de desamparo y pérdida de confianza”, además de indefensión y un mecanismo de negación, minimización y racionalización, según detalla la resolución judicial.

La perjudicada está sometida a tratamiento. La situación causada por el maltratador ha supuesto un “evidente daño social” a la mujer. Uno de los menores ha necesitado terapia “al objeto de modificar un posible patrón violento de conducta”.

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