A Limia teme perder la “gran inversión” en patata de siembra si la lluvia no cesa
Los agricultores fijan en la próxima semana el límite para iniciar la plantación | Necesitan un mes sin precipitaciones para realizar los trabajos en aquellas fincas más afectadas
![Trabajos de recolección de patatas en A Limia. | // FDV](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/61574bb5-792b-42f9-8722-dc65082cf6a3_16-9-discover-aspect-ratio_default_0_x557y1222.jpg)
Trabajos de recolección de patatas en A Limia. | // FDV
A. Ferradas
Con la mirada al cielo y en los partes meteorológicos todos los días, así están los agricultores de A Limia que se dedican al cultivo de patata y cereales. Cada vez más desesperados, ya que las lluvias siguen sin darles tregua para iniciar los trabajos de siembra. Y es que este año, debido a la escasez de la patata de siembra, hicieron mucho acopio, y la pagaron más cara, pero ahora corren el riesgo de perderla ya que cuanto más tiempo se pase sin plantarla, pierde la capacidad de germinar y de producir.
La situación está en su “punto crítico”, apunta el técnico del Inorde, Servando Álvarez, quien advierte que “o para de llover la próxima semana o un alto porcentaje de patata no se va a plantar”. Otros años también hubo que esperar a junio y “no pasó nada”, pero esta vez la preocupación también está en la gran cantidad de patata de siembra adquirida, que supuso una gran inversión económica, ya que a diferencia de 2023, a casi un euro, ahora se pagó a casi tres euros, y no puede estar meses almacenada. Álvarez alerta que “o se planta o se estropea, pierde la esencia, y estamos en ese momento”.
Por ahora, los suelos aún no se han plantado, solo una porción no significativa. En 2023 se hizo a mediados de abril y se terminó con la recolección en el puente de la Hispanidad, en octubre, cuando empezó a llover y “prácticamente no ha parado”. Y si este año se aplaza la siembra a junio el problema es que la recolección sería de finales de octubre a principios de noviembre, y “si se repite el esquema de lluvias del año pasado, no se podrá recoger”.
Así, comenta que “el sector está nervioso, desesperado”. La suerte es que 2023 “fue un año bueno, con precios más o menos decentes, y eso está sosteniendo el mercado”. Tan pronto haya sol “se intentará salir a arar. Hay previsiones de que la próxima semana paren las lluvias, pero se necesita que no llueva durante un mes o más, ya que hay muchos terrenos que necesitan 15 días para que pueda entrar un tractor”.
Asegura que no va a ser un año de producción extraordinaria pero “que por lo menos permita al sector cubrir costes y algo de beneficio”.
Sin cereales
En cuanto al cereal de invierno recuerda que no se sembró, apostando por la siembra de primavera que suele ser en febrero y marzo, pero “estamos esperando a junio”, pero teme que “muchos agricultores se van a centrar en la patata”. Y si se siembra en junio “no le va a dar tiempo de madurar, se enfrentará a altas temperaturas en verano y falta de agua, por lo que la cosecha de cereal se puede dar por perdida en a Limia este año.
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